Por: Natalia Cabrera.
Hace 38 años la Costa Pacífica nariñense vivió una de las tragedias más devastadoras. El tsunami de 1979 que borró del mapa varias poblaciones, entre ellas la hermosa isla de Bocagrande, que en ese tiempo era el sector turístico por excelencia de Tumaco.
En ese lugar Wilson Walter Cuero hizo sus ‘pinitos’ como lanchero. “En ese entonces el turismo en Tumaco no tenía fama, la parte que tenía fama en ese entonces era Bocagrande el viejo, ya después que el mar se empieza a llevar a Bocagrande el viejo y se abre el turismo en Tumaco en El Morro”, contó Wilson.
A fuerza de emprendimiento descubrieron que las playas de El Morro tenían el mismo potencial turístico que la antigua Bocagrande. Así El Quesillo, una montaña que emerge del mar a pocos metros de la playa se convirtió en el paisaje natural más fotografiado y visitado.
Allí, donde la tierra se resiste a abandonar su dominio, la serenidad natural es alterada por el mar: propios y turistas descansan arrullados por las aves.
Los lancheros en la Perla del Pacífico son los transportadores de turistas hacia las diferentes islas por eso siempre tienen historias agradables que contarles y reciben a cambio la amabilidad de las gentes. “La historia es real, nosotros estamos en un sector de la Costa Pacífica, uno de los mejores sectores de Colombia y el mundo, tanto así que ellos nos dicen ustedes tienen una playa muy hermosa, ustedes no tienen que envidiarle a ninguna otra playa”, afirmó Cuero.
En sus 25 años de experiencia cruzando el mar Pacífico y los ríos cercanos, Wilson ha escuchado como los colombianos y algunos extranjeros poco a poco cambian su percepción del Pacífico.
Tumaco es conocido como la Perla del Pacífico, debido al hallazgo de una perla preciosa catalogada como la más grande encontrada en el mundo. Y desde el año 1513 hasta la fecha, todavía tiene muchos tesoros por descubrir.
Las playas de Cabo Manglares, del Gallo, La Barra, El Morro, el Bajito Tuma, Punta Cascajal y la nueva y hermosa isla de Bocagrande, esta última ubicada 20 minutos en lancha liviana desde Tumaco, denominada románticamente la isla de la fantasía, son el conjunto perfecto de: la otra cara de un Tumaco que espera ser descubierto ante los ojos del mundo.