Por: Sally Flores. Radio Nacional de Colombia San Andrés.
Desde la llegada del dancehall a San Andrés en la década de los 80, la música urbana fue tomando su propio tinte, al ir mezclando estos sonidos procedentes de Jamaica, con los de otros géneros afro y caribeños.
“Desde muy pequeño entré en contacto con el dancehall, porque era la música que escuchaban mis padres junto a otros géneros caribeños. Este es un ritmo que conserva la dulzura del reggae, pero tiene un vaivén propio”, es lo que afirma Relys Arigan, conocido artísticamente como Zambo.
El artista, quien hoy hace parte de Hety and Zambo, agrupación considerada como una de las más importantes del dancehall alternativo en Colombia y Latinoamérica, aprendió a moverse al ritmo de estos sonidos desde su infancia. “Mi padre me decía que lo fundamental era sentir el golpe de la canción y llevar un conteo mental”.
El dancehall es un género urbano, que debe su nombre a las salas de baile en Jamaica que iniciaron en diferentes barrios de Kingston durante la década de los 40, y que comenzó a darse a conocer alrededor del mundo hacia finales de 1970. Es un ritmo que desde sus inicios ha sido relacionado con letras fuertes y que derivó en cierto tipo de baile, que ha sido censurado por muchos.
“Estos movimientos forman parte de la cultura jamaiquina y van más allá de lo erótico. El baile del dancehall ha evolucionado y hoy día alrededor del mundo, existen más de 40 mil bailarines que realizan montajes coreográficos de manera profesional”, dice Obert Pomare, artista conocido como Obie P y quien también ha sido cautivado por estos sonidos.
“Esta música se introdujo a San Andrés, por intermedio de los isleños que compraban los LP’s en barcos”, dice Obie, quien comenzó a entrar en contacto con esta música durante los ochenta, cuando tenía 11 años de edad. Los sonidos enérgicos del dancehall lo atraparon a tal punto, que desde muy temprano decidió que éste sería el vehículo para transmitir sus letras al público.
Así como Obie P y Zambo, muchos artistas y productores de San Andrés se dejaron seducir por el dancehall. Con los años, esta música se comenzó a fusionar con otros géneros, hasta crear un sonido propio.
Para el productor Wayne Hooker, conocido como Dj Wahm, el dancehall que se produce en san Andrés se diferencia del jamaiquino, pues conserva el sonido característico de los años noventa, pero fusionado con otros géneros. “De lo que se trata es hacer que suene diferente, tomando también elementos del calipso, zouk, reggaetón y zoukus”.
Este sonido particular originado en San Andrés, gracias a las fusiones de música afro y caribeña, ha sido identificado por muchos artistas y productores locales como Mode UP, aunque para otros, más que un ritmo, ésta es una tendencia.
“Más que un género musical, es un movimiento que aún no se define como ritmo, ya que estos sonidos se fundamentan en el dancehall, y los productores que son identificados como creadores de Mode Up, anteriormente hacían mucho regaaeton”, dice Zambo.
Obie P se refiere al Mode Up como una cultura o un modo de vida, en donde la música tiene un estilo propio. “Lo que se hace en San Andrés no fue inventado en la isla, pero si tiene un sabor característico”, afirma.
Hacia la década del 2.000, y antes de concebir el término Mode Up, géneros como el rap, el reggaetón y el hiphop fueron parte del panorama musical urbano en San Andrés. Para Zambo, artistas de la isla como Rayo & Toby, se encuentran en la lista de mejores exponentes de esas corrientes musicales, su estilo es conocido como sexy trip.
“El hip hop, aunque ya no se produce como antes, ha sido muy bien representado por Jiggy Drama, quien marcó la historia de ese género en Colombia”, añade Zambo.
Actualmente, en al ámbito musical hay poca expresión a través de ritmos como el Rap, a excepción de algunos jóvenes que tímidamente defienden el género y que tienen como referencia a artistas como Jiggy Drama, es el caso de Nicolás Duque. “Hago parte de un grupo, generalmente improvisamos, no salimos a mostrarlo, pero compartimos entre nosotros, somos 8 amigos”, manifiesta.
Nicolás, reconoce que el género no es fuerte en la isla, pero, sin embargo, no desaprovecha oportunidad para escribir, cantar y crear junto a sus amigos, aun cuando no cuenten con la aprobación de otros. “Nos ha pasado que hay personas que no les gusta, estamos en un ambiente caribeño y eso hay que entenderlo”.
La música urbana, también ha llegada a permear otras manifestaciones artísticas en la isla. Lingich Dance Crew, es un grupo de baile que se ha ido tomando las calles y eventos locales al aire libre. Daniela Ramos, es una joven que desde pequeña se vio inclinada hacia el Hip Hop y hace parte de este colectivo de jóvenes, ella inició bailando sola en su casa.
“En la isla mezclamos estilos de baile, a los más jóvenes les interesa mucho la música africana y el dancehall, estos ritmos tienen sus pasos básicos y los fusionamos con estilos como el hip hop”, dice Daniela.
Hoy día, tanto en la producción musical como en el baile, el género del dancehall ya sea en su forma pura o a través de las fusiones, se mantiene en las islas, como uno de los sonidos urbanos con los que los sanadresanos se sienten mayormente identificados.