Pasar al contenido principal
CERRAR

Jovita Feijoó, la reina eterna de Cali

Contamos la historia de Jovita Feijoó, un personaje popular de la cultura caleña que con el tiempo se convirtió en leyenda.
¿Quién es Jovita Feijoó? | personajes de Cali
Foto: Diego Montoya
Ana María Lara y Laura Ramírez León

En nuestra Colombia, excolonia española, como en muchas otras, el deseo de la figura del rey o de la reina está en el inconsciente colectivo de muchos republicanos. Pero resulta que tenemos en Cali una “reina eterna”, un personaje que traspasa todos los límites del entendimiento: Jovita Feijoo, celebrada aún hoy, a más de 110 años de su nacimiento.

Oriunda del Bolo Alizal, corregimiento de Palmira (Valle del Cauca), Jovita nació el 6 de junio de 1910 en medio de una familia pobre y fue la última de cuatro hermanas. Alcanzó a estudiar primaria en Palmira antes de trasladarse a Cali en busca de un mejor futuro. Tras ser abandonadas por el padre, Pacífico Becerra, Joaquina Feijoó y sus hijas sobrevivieron lavando ropa ajena.

Fuente: Archivo Personal de Javier Tafur.

Allí, en pleno corazón del Valle del Cauca, Jovita que ya tenía en la cabeza ilusiones y sueños de libertad, se enamoró de las hermosas prendas de sus patronas: vestidos, guantes, zapatos, bolsos, tocados, adornos de todas clases, flores y maquillaje. Soñaba con ser cantante, así que decidió participar en el concurso de canto del programa ‘La hora de los aficionados’, en Radio Higeronia, emisora que emitía sus señales justo desde la Plaza de Caycedo en Cali. Debutó con ‘La palmirana’, canción que si bien no le mereció elogios, le dejó abiertas las puertas de la emisora.

Esta historia, que ha sido transmitida a voces entre muchas generaciones de caleños, cuenta que ese día a Jovita no le fue nada bien. Al entonar ‘La palmirana’, el locutor soltó al aire un sonido que era como un aullido de perros que sonaba a rechifla, a burla. Una broma que guardaba el hombre para cantantes desafinados. Enseguida el carácter de Jovita Feijoó se hizo evidente, ese que sobresaltaba cada vez que le herían lo más grande que tenía: su vanidad.

Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garces Borrero.

Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garces Borrero.

Para liberarse de su mirada de ojos verdes hecha fuego, el locutor la proclamó entonces la ‘Reina de la simpatía’. Jovita se puso feliz y la noticia se divulgó por radio en todo Cali. Ese fue el comienzo de su leyenda y tal vez de su locura. Desde entonces, Jovita volvió, una y otra vez, hasta hacerse famosa.

Con el paso de los años, así mismo se expandió el reconocimiento de Jovita por toda la ciudad, no había lugar por el cual transitara sin que alguien la llamara ´su majestad´. Desde entonces esta trigueña de ojos verdes, nómada, se paseó por la ciudad, elegante y estrambóticamente ataviada, con las prendas elegantes que le regalaban damas acomodadas, reivindicando los colores y la seducción femenina.

Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garces Borrero.

Se bañaba en el río Cali y montaba en los buses sin pagar nunca el valor del pasaje. Participaba en los eventos públicos, encabezando los desfiles de la Feria de Cali, muchas veces mandando besos al público desde el carro de los bomberos y haciendo el saque de honor en los clásicos de fútbol entre el América y el Deportivo Cali, al tiempo que era aplaudida cuando tomaba su puesto en las corridas en la Plaza de Cañaveral. Llegó a ser tal su popularidad que era recibida en el Club Colombia y el Club Campestre por la crema de la sociedad caleña.

Jovita Feijoó se autoproclamó reina de reinas y la ciudad aceptó a su reina, una soberana sin una tuerca, decían algunos. Era, como muchos la consideraban, un personaje pintoresco.

Su reconocimiento llegó a crecer tanto que incluso en las visitas de los presidentes de la época como Eduardo Santos, Rojas Pinilla, Carlos Lleras Restrepo, ella era la primera en tener una foto junto a ellos, eso sí, después de haberles manifestado las quejas que tenía el pueblo caleño, ese mismo que le había dado fuerza a su autoproclamación de reina de la ciudad.

Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garces Borrero.

A Jovita no había familia caleña que no la apreciara ni tampoco dama de la alta sociedad que no hubiera tenido con ella algún detalle como regalarle vestidos y joyas. Era en esencia una gitana, no permanecía mucho tiempo establecida en un mismo domicilio, además de que solo acudía a él en las noches, ya que siempre vivía muy ocupada y tenía citas a toda hora: con el padre Hurtado Gálviz, con José Pardo Llada o con Fernell Franco.

Cuentan, quienes aún recuerdan su historia, que su amor por la ciudad era tan fuerte que hasta el final de sus tiempos colaboró con la Cruz Roja, se hacía presente en las Juntas de Acción comunal y en las obras de caridad de la Iglesia, esa que la ayudó a ella en sus últimos años de vida a través de la cofradía del Sagrado Corazón.

Pero a esta reina de sueños e ilusiones sí le llegó el día de su coronación. En 1968 los estudiantes de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad del Valle debían nominar a una de sus compañeras, para participar en el reinado universitario anual organizado por el plantel administrativo de la institución. Sin embargo, debido a que en la facultad no había inscrita ninguna mujer, a dos de los estudiantes se le ocurrió nominar a Jovita Feijoó, quien para la época ya era conocida como la ‘Reina eterna de Cali´.

Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garces Borrero.

A pesar de que Jovita no logró ser coronada como la Reina de la Universidad del Valle, pues el triunfo se lo llevó la estudiante representante de la Facultad de Arquitectura, el sábado 27 de abril de 1968, Jovita Feijoó fue coronada como ‘Reina de la simpatía’ y siguió con su triunfo de ser la reina de la Facultad de Ingeniería Mecánica.

"Aquí en El País estuvo la reina de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad del Valle con el alegre séquito del estudiantado. Informó que estaba redactando su primer decreto real, que abogaría para que la ayudara el gobierno, para ella a su vez colaborar en la solución de los problemas de los estudiantes. Afirmó que librará campañas para que se le dote a esa Facultad de una cafetería lujosa y de los laboratorios indispensables". Jovita Feijoó, reina por obra y gracia. Diario el País de Cali. Miércoles 1 de mayo de 1968. Cali, Colombia.

 Archivos de prensa de la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero.

Luego del reinado Jovita tenía una nueva corona, pero casa propia no, una situación que a diario agobiaba su mente, una de sus preocupaciones más sentidas. A principios de 1970 el periodista cubano José Pardo Llada organizó una colecta con el fin de recaudar fondos para la compra de una casa para Feijoó, un evento local que demostró el cariño que la población había desarrollado por su “reina”. Al finalizar la colecta logró recaudar $4.593 pesos.

Jovita lograba lo que quería, hasta su casa, estuvo a punto de lograrlo gracias a Pardo Llada. Sin embargo, un infarto fulminante que sufrió mientras se bañaba en la mañana del 15 de julio de 1970, le gastó el corazón y sus ilusiones, acabó con su vida. Su sepelio paralizó a la ciudad de Cali. Fue llevada a una funeraria en la Avenida Vásquez Cobo con un vestido blanco impecable como el que llevaba el día de su primera coronación. Desde allí cientos de personas acompañaron su féretro hasta el Cementerio Central de Cali. Ese día los caleños despidieron a su soberana, Jovita Feijoó, la ‘Reina eterna de Cali’.

Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garces Borrero.

Hoy, Jovita sigue presente en la memoria colectiva de la ciudad a través de la literatura: el poeta Javier Tafur González narra su vida en la novela ‘Biografía de ilusiones’, la pintura en el museo del teatro La Concha del barrio San Antonio, las fotografías de Fernell Franco y la estatua esculpida por Diego Pombo en la Calle 5.

“Jovita puede ser vista por mucho en la actualidad como un Prometeo sin cadenas o como el Quijote femenino. Hay seres que cumplen con los formalismos, que le tienen miedo al ridículo, Jovita no. Ella pasó al imaginario venciendo esos temores y encarnando el delirio que a muchos les da miedo expresar. Por eso era admirada, por eso aún se le recuerda”, cuenta Javier Tafur.

Leyenda urbana como ejemplo estelar de libertad, de transgresión, de optimismo a pesar de la pobreza, con su locura creativa, Jovita Feijoó simboliza a su manera el sentido de la estética, el amor por la fiesta y el hedonismo propios de la idiosincrasia caleña.

ETIQUETAS