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La fotógrafa de las Farc ahora retrata al Congreso de la República

Alexa Rochi trabaja como fotógrafa en el Congreso de la República y pone su grano de arena en la construcción de la paz.

Por: Olga Viviana Guerrero

Alexa Rochi es una de los tres fotógrafos oficiales del Congreso de la República. Los días en el honorable recinto podrían resultar algo estáticos para una mujer que venía de retratar la guerra, cuando recorría los montes colombianos con su cámara terciada en un hombro y el fusil en el otro. Pero no. Para ella este debate de ideas, de política pura y dura, resulta tan enérgico como retratar batallas y ataques en plena selva colombiana.

Solo tenía 16 años cuando decidió irse a las armas, escapando del acoso sexual de su padre y de la incredulidad de su madre cuando se lo contó. Se fue rumbo al Caguán, el único lugar que conocía, aparte de su Tuluá natal, porque allá había vivido con su familia en un lugar cercano a la zona de distensión durante las negociaciones de paz del gobierno de Andrés Pastrana.

No tardó en ajustarse a la disciplina militar, en parte porque siempre había soñado ser policía, y en parte porque ya había visto, de lejos, cómo funcionaba el campamento.

Alexa trabajó como enfermera hasta que Liliana, una comandante que hacía las veces de reportera, empezó a mostrarle la magia del obturador y los secretos que guardan las imágenes.

Una noche cualquiera le dijeron que preparara su equipo, que debía viajar a La Habana en la mañana. Eran tiempos convulsos, había ganado el “No” en el plebiscito y el ánimo entre los negociadores estaba agitado. Le preguntaron si tenía ropa de civil, y ella respondió que sí, la que había usado para ser maestra de ceremonias de la Décima Conferencia de las Farc.

Y así, sin más, arrancó sin pensar que le aterrorizaba el avión porque nunca se había subido a uno, ni que le emocionaría mucho conocer la emblemática Plaza de la Revolución en Cuba. En cambio, recuerda con detalle la sensación que tuvo al encontrarse de frente con los mismos generales con los que alguna vez se enfrentó en la guerra, y ahora estaban igual de consternados que sus jefes por la posibilidad de ver perdido el trabajo que se había hecho hasta el momento. “Se ha perdido la paz”, era la frase que más se repetía en Cuba en ese momento, según cuenta Alexa.

Una vez firmado el Acuerdo, salió del campamento derecho a Bogotá, una ciudad que indudablemente necesita de cierto entrenamiento. No fue fácil adaptarse pero, a diferencia de muchas de sus camaradas, Alexa llegó con trabajo como reportera en el Nueva Colombia noticias, el noticiero que las Farc creó para difundir información relacionada con el proceso de paz y la implementación del Acuerdo. El proyecto no prosperó por falta de recursos, pero en esos tiempos era presentado, producido y editado por ex combatientes comprometidos con las comunicaciones del partido.

Mientras tanto, Alexa se matriculó en la facultad de Artes Visuales en la UNAD, y más tarde fue contratada como fotógrafa en el Congreso, donde realmente disfruta retratando los debates de la Comisión Primera, porque dice que ahí se discuten los temas más importantes del país. Además, como mujer y ex combatiente, ha puesto su grano de arena en el enfoque de las imágenes que tradicionalmente se toman en el Congreso. Como sucedió una vez, que no lograban la composición en la imagen de una formación militar, y ella tomó la voz de mando, dio la orden y oprimió el obturador. El capitán sorprendido no pudo más que agradecer.

Alexa Rochi tomó su nombre de su compañera Rocío, quien murió víctima de un accidente con explosivos. Ese día también enterró su oficio de enfermera y hoy dice que es muy triste acostumbrarse a la muerte, pero que así es la guerra, donde “ya su contrato claudicó”.

Su corazón sigue siendo rebelde, sin duda. Y ahora clama por los derechos de las mujeres, reclama justicia por los abusos y protesta por los feminicidios cada vez que las feministas salen a manifestarse en las calles de Bogotá. Sus fotos de esas marchas son tan emotivas como las que quedaron de la guerra, y las que ahora toma en el Senado.

El resto de la vida se la pasa con tres gatos y dos perros que adoptó en la ciudad, con la idea clara de que no traerá hijos a este mundo, en este país que, según dice, no tiene nada que ofrecer. En cambio, tal vez sí, adopte muchos gatitos más.

Así va Alexa, apostándole a la paz y registrando la historia con sus fotografías. Ella es la protagonista del próximo episodio del podcast Mujeres de paz, que se publica este miércoles.

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