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Radio educativa en Colombia: experiencias que construyen país

Un recorrido por la radio colombiana como medio útil para cumplir propósitos educativos.

Por: Ana María Lara

“Educar” es un concepto amplio y comprende varios significados que podrían ir desde “domesticar” hasta dar las herramientas para la construcción de sujetos libres. Detrás de la educación hay intenciones y, en consecuencia, contenidos, formas de transmitir y públicos o destinatarios diversos.

En 1996, la Unesco publicó “Los cuatro pilares de la educación”, escrito por Jacques Delors. Ese documento buscaba establecer y sintetizar unos principios que permitieran darle a la educación un papel transformador, necesario para enfrentar los complejos escenarios que se veían venir con la llegada del nuevo milenio. Entre otros elementos, Delors indica la importancia de una educación que dure toda la vida, en un doble sentido: que sirva para afrontar los desafíos que tiene el individuo a lo largo de su existencia, pero también que se desarrolle de manera continua en las distintas etapas de su ciclo vital. Con ello, Delors llamó la atención sobre la importancia de considerar la educación como un campo dinámico, que busca tener cada vez más un mayor alcance. Los pilares de la educación están en aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser.

Desde que la radio llegó a Colombia, empezó a considerarse un medio útil para cumplir propósitos educativos. Algunas experiencias de radio educativa tuvieron un largo aliento, como ocurrió con Radio Sutatenza y el ‘Bachillerato por Radio’. En los años 90, con el despertar de radios alternativas y comunitarias, ocurrieron múltiples experiencias locales y regionales. Así mismo, en más de 80 años de vida radial, espacios y franjas específicas han buscado transmitir conocimientos en áreas puntuales.

La cobertura, la flexibilidad de los formatos y del lenguaje, la posibilidad de recoger múltiples voces con una tecnología asequible y de construir universos sonoros con recursos mucho menos onerosos que los de la televisión o el cine, facilitan la producción radial y hacen posible que cuando esta tiene propósitos educativos genere un gran impacto, si se trabaja de manera sostenida.

Radio Sutatenza empezó en 1947 por iniciativa del sacerdote José Joaquín Salcedo, quien como párroco de Sutatenza (Boyacá) se propuso educar al campesinado. Salcedo conoció de cerca cómo era la vida rural, sus conflictos y tensiones y puso a funcionar un proyecto para mejorar la vida de sus habitantes. La idea que sustentaba ese proyecto era que todo cambio social tiene que ir precedido de un cambio mental. Poco a poco se conformó una infraestructura técnica y un equipo humano, y empezó a ponerse en marcha la producción y realización de contenidos que unían la educación básica y la formación integral.

Estos se organizaron en cinco nociones o núcleos: Alfabeto (lectura y escritura), Número (cuentas básicas y planeación), Economía y trabajo, Salud y Espiritualidad. La estrategia educativa articulaba otros medios y recursos a la radio: cartillas, periódicos y el acompañamiento de auxiliares radiofónicos. Esa emisora, que nació como una experiencia local, alcanzó un cubrimiento nacional e incluso se escuchó en otros países. Se le considera un fenómeno mundial. Y aunque en 1994, tras la muerte de Salcedo, Radio Sutatenza dejó de existir, en 2012 el proyecto retomó su rumbo con las escuelas digitales campesinas.

De otra parte, a principios de la década de 1970, se puso en marcha un ambicioso proyecto que buscó aliviar los problemas de cobertura en la educación secundaria en Colombia: el Bachillerato por radio. El programa tuvo un alcance significativo; tanto solo para 1977, el número de alumnos inscritos en primero de bachillerato era de 6.050. Con ello, la Radio Nacional de Colombia, partícipe de parte del proceso, asumió una responsabilidad social que le implicó poner en marcha una infraestructura: se formaron guionistas y locutores que lograron transmitir los contenidos con voces, música y sonidos.

Al Bachillerato por Radio que se le dio gran impulso estatal en los años setenta y parte de los ochenta. A finales de los años 80, este programa empezó a decaer. Se cuestionaba su eficacia, se cuestionaban sus contenidos, aun por adaptarse a un contexto cada vez más globalizado. La llegada a su final ocurrió en 2004. Además de ese programa, la Radio Nacional de Colombia tuvo desde sus orígenes algunos espacios de corte educativo informal, muchas veces en alianza con otras instituciones. El “Inglés por radio” la “Revista Pombo”, o las conferencias de educación y puericultura hicieron parte de este tipo de programación. Hoy lo cultural como su principio misional lleva consigo lo educativo.

De otra parte, en los años 90 empezaron a surgir otro tipo de experiencias de radio que también tuvieron intereses educativos, aunque menos institucionalizados y menos anclados a procesos de educación formal. Iniciativas populares, comunitarias y ciudadanas, muchas de ellas en busca de salidas al conflicto sociopolítico, o a las problemáticas de la convivencia cotidiana y la exclusión, fueron abriendo el compás y la concepción de lo educativo en la radio.

Se destacan muchas experiencias como la de Custodia Estéreo, en Puerto Inírida, que empezó incorporando tanto a miembros de la comunidad escolar como a organizaciones y actores locales en la producción de contenidos orientados a reflejar y pensar las problemáticas de su contexto inmediato, a la promoción comunitaria, al fortalecimiento de valores y la divulgación cultural. Otros casos han ocurrido en el Magdalena medio, en zonas de frontera, en territorios indígenas y en escenarios donde la complejidad del conflicto toca distintas esferas de la vida colectiva. El papel de muchas de las emisoras comunitarias, escolares y de interés público puede también entenderse como educativo, en tanto buscan, entre otros objetivos, contribuir a la formación de ciudadanía.

Hoy sigue siendo válido el uso de los medios como recurso formativo, ya no solo para la educación formal sino para múltiples tipos de educación: social, en valores, no formal, informal, o para acompañar la educación semipresencial, remota y virtual. No es equivocado decir que el uso de la radio con fines educativos continúa teniendo un protagonismo notable, tanto más en el contexto de aislamiento que vivimos desde la llegada de la pandemia de Covid-19. Es así como la radio ha ido respondiendo desde su propia dinámica a aquellos principios que quedaron explícitos en el llamado que hizo la Unesco en 1996 a través del documento elaborado por Delors.

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