La cabra criolla santandereana, patrimonio gastronómico y cultural de Colombia
La cabra es la principal fuente de ingresos de muchos habitantes de cerca de 22 municipios aledaños al Cañón del Chicamocha, donde otras especies no podrían adaptarse, ni ser productivas.
Habitantes de 22 municipios aledaños al Cañón del Chicamocha, en Santander, subsisten de la capricultura, la principal fuente de ingresos de muchos campesinos de esta zona de la región.
“La cabra ha jugado un papel en el desarrollo de la cultura santandereana como representatividad y como ícono de la especie animal en nuestro departamento, porque es parte de la economía familiar de los pequeños productores”, explica José Orlando Pérez, productor caprino y vocero de Corpoica.
Al ser una región con condiciones geográficas variadas gracias al Cañón del Chicamocha, esta especie caprina ha evolucionado genéticamente para permanecer y sobrevivir en esta zona del departamento y en terrenos un poco agrestes.
José Orlando sostiene que hace más de 500 años llegaron estos animales por los viajes de Colón en la Costa Norte, donde se ubicaron en esta zona. Así se brindaron ventajas de adaptación y producción a los campesinos.
“Trabajamos uniendo retazos de historia donde identificamos que pudo ser en el segundo viaje de este conquistador, ellos traían animales: ovejas y cabras para su consumo en los viajes largos”, indica este productor.
Otro de los aspectos que permite destacar este animal como único en el mundo genético es que Corpoica pudo evidenciar diferencias entre esta y las otras 22 razas de cabras a nivel mundial.
“El tipo de productor ha hecho la cabra, porque ellos son los que la han sabido seleccionar”, señala Pérez, quien comenta que en un censo realizado hay más de 140 mil animales de esta especie en las zonas turísticas de Santander.
“El Cañón, Zapatoca, San Gil, Aratoca, Capitanejo, Molagavita, todas estas zonas donde, si bien son representativos los deportes extremos y platos típicos, el cabrito juega un papel fundamental y a eso queremos llegar a que sea un producto propio de la región, con denominación de origen y que se llame cabrito netamente santandereano, que los productores sean los abanderados de ese proceso” señala.
Uno de los sueños para los productores, la Corporación y la Gobernación es que esta especie pueda ser vendida con el precio de ser la única especie santandereana en el mundo, para seguir aportando a la seguridad alimentaria de la región.