En los manglares del Pacífico colombiano, entre el barro y las raíces de los árboles, se encuentra un tesoro gastronómico y cultural: la piangua, un molusco que ha sido fuente de alimento, ingresos y tradición para las comunidades afrodescendientes e indígenas de la región.
Este bivalvo vive en los ecosistemas de manglares de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Chocó. Su recolección, conocida como "piangüeo" es una actividad ancestral que requiere destreza y conocimiento del entorno, transmitido de generación en generación.
A pesar de su importancia cultural y económica, la piangua enfrenta amenazas como la degradación de los manglares y la sobreexplotación. Según líderes comunitarios, la disminución en su población podría afectar gravemente a las familias que dependen de esta actividad para su sustento.
Por ello, han surgido iniciativas en favor de la recolección sostenible, como establecer épocas de veda, delimitar áreas protegidas y promover prácticas que garanticen la regeneración natural de la especie.
Además, organizaciones ambientales trabajan de la mano con las comunidades para conservar los manglares, considerados "los pulmones del Pacífico" por su capacidad de absorber carbono y proteger las costas frente al cambio climático.
Más que un recurso, un símbolo de identidad
La piangua no es solo un molusco; es un emblema de la conexión entre las comunidades y su entorno. Protegerla implica no solo preservar un alimento tradicional, sino también salvaguardar una cultura rica y una economía que depende directamente de la salud de los manglares.
En un contexto donde las conversaciones sobre sostenibilidad son cada vez más urgentes, la piangua se posiciona como un ejemplo de cómo el equilibrio entre naturaleza y tradición puede asegurar un futuro próspero para las comunidades del Pacífico.