Casa Museo La Vorágine, un espacio para preservar el legado de José Eustasio Rivera
“Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar, y me lo ganó la violencia”, esta no es una frase cualquiera es el inicio de una de las novelas más representativas de la literatura colombiana: ¡La Vorágine, de José Eustasio Rivera!
La vorágine es una obra que viaja a través del dolor resguardado en medio del ferviente verde del sur colombiano a inicios del siglo XX. En sus páginas se denuncia la explotación de los caucheros y a la vez se describe de manera única, una selva inhóspita.
Para poder llegar a esta historia clave en la historia de la literatura colombiana, tenemos que hablar de Orocué, Casanare. Un lugar poco conocido pero que es la cuna de ‘La vorágine’. Este municipio de los llanos orientales está ubicado a cinco horas por tierra de Yopal. Si la llegada se hace por un medio fluvial son dos horas, partiendo antes del amanecer en yate desde Puerto Gaitán, Meta.
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Allí entre las tradiciones del Llano y la Orinoquía, se encuentra la casa Amézquita, una edificación que a simple vista puede pasar desapercibida, pero que entre sus paredes guarda el legado de uno de los escritores más importantes de la literatura colombiana: José Eustasio Rivera.
Allí en la casa Amézquita, ubicada en Orocué, Rivera vivió de desde 1918 hasta 1920 más o menos, fecha en que el escritor es contratado para resolver un litigio en los hatos de Mata de Palma y Mata de Vaquero, motivo por el cual llega a Orocué y permanece este tiempo, durante el cual se hospeda en esta casa y empieza a escribir su insigne novela “La vorágine”.
Esta casa, data de 1898 y fue construida por Teodoro Amézquita y cuidada durante 92 años por una de sus hijas Isabel Amézquita, más conocida como “Chavita”. Además, guarda las tradiciones y formas del Llano y de una familia sencilla Llanera.
Es así como la Casa Museo La Vorágine abre sus puertas el 31 de enero del 2018 para preservar las tradiciones de esta región del territorio colombiano y salvaguardar el legado de uno de los escritores más importantes de nuestras letras.
Casa Museo La Vorágine, tras el legado de José Eustasio Rivera
En la Casa Museo La Vorágine podrás conocer aspectos importantes sobre la vida y obra del abogado, poeta y escritor, José Eustasio Rivera, conocer la historia de Orocué y aspectos importantes de la vida del Llano y la Orinoquia.
“La ambientación y recreación de espacios como la cocina, el costurero, el comedor, la oficina y el cuarto buscan mostrar la cotidianidad de la vida familiar en Orocué hacia finales del siglo XIX”, expresa en su página web la Casa Museo La Vorágine.
Salón José Eustasio Rivera
Uno de los espacios que se pueden visitar dentro de la Casa Museo es el Salón José Eustasio Rivera, espacio donde están exhibidos los objetos y el mobiliario de la época en que el poeta y abogado habitó en la casa de la familia Amézquita.
Salón Isabel Amézquita “Chavita”
En este espacio se recrea la habitación de la guardiana de los relatos e historias del paso de Rivera por Orocué. Chavita Amézquita cuidó la casa durante 92 años.
Salón de la memoria
El Salón de la memoria reconstruye a partir de los objetos la historia de Orocué. En este espacio se exhiben diferentes objetos para preservar este legado.
Un patrimonio de la nación
El 21 de octubre del 2020, el presidente de Colombia en ese año, Iván Duque, sancionó la ley 2059 mediante la cual se declara al municipio casanareño de Orocué, como patrimonio histórico y cultural de la nación, exaltando su condición de cuna de la obra literaria ‘La vorágine’.
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Con esa ley, el Gobierno Nacional autorizó la inversión en obras de utilidad pública e interés social e histórico tan importantes como la restauración y adecuación de la Casa Amézquita para convertirla en Casa Museo Cuna de La Vorágine y centro de memoria histórica, y la construcción de la Biblioteca Municipal José Eustasio Rivera, con una subdirección especializada en la obra literaria.
“Mi abuelo Teodoro Amézquita le ofreció la oficina para que llevará el proceso y en ese lugar Rivera se inspiró para escribir su emblemática obra, por eso a Orocué se le conoce como “La cuna de la Vorágine”. Esta casa guarda una gran historia que fue conservada por una de sus hijas, Isabel Amézquita (Chavita). Ahí nosotros nos criamos y crecimos escuchando la historia y no podíamos dejarla perder, por eso ahora es la Casa museo La Vorágine”, señaló en su momento a los micrófonos de Radio Nacional Carmen Julia Mejía Amézquita, representante legal y socia creadora de la fundación Isana.
Gracias a este espacio en Orocué, el legado del autor de la historia de amor entre Arturo Cova y Alicia, seguirá presente en la memoria de los colombianos, a propósito de la conmemoración de los 100 años de la primera edición de ‘La vorágine’.
