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Johari Gautier, el autor francés que busca a Macondo a través de su obra

El periodista nacido en la capital de Francia, con ancestros españoles y caribeños, ha publicado su octavo libro con crónicas, ensayos y semblanzas de personajes que han marcado la ciudad de Valledupar a lo largo de la historia.
Johari Gautier busca a Macondo en su nueva obra
Foto: Humberto Carrillo
Humberto Enrique Carrillo Mindiola

Johari Gautier Carmona (París, 1979) es máster en Periodismo y Comunicación Digital (Universidad Autónoma de Barcelona) y es autor de los libros ‘Cuentos históricos del pueblo africano’ (Ediciones Almuzara 2010), ‘África: cambio climático y resiliencia’ (Ediciones Universidad Autónoma de Barcelona 2022) y ‘El hechizo del tren’ (Ediciones UAB 2023). 

El amor por una mujer vallenata le hizo cruzar el océano Atlántico y radicarse en Valledupar en 2011; hoy es su esposa y tienen dos hijos. En la capital del Cesar fundó el periódico digital PanoramaCultural.com.co iniciando una reconocida actividad de divulgación de las expresiones culturales del llamado ‘País Vallenato’. Su octavo libro es “De Valledupar a Macondo: los caminos del realismo mágico”. 


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“Esta obra representa un periodo de trabajo de doce años. Es decir, el tiempo en el que he estado aquí escribiendo, trabajando como periodista cultural en Valledupar y el tiempo que lleva activo el periódico Panorama Cultural”, afirma el autor.

¿Esa experiencia le permite afirmar que los caminos del realismo mágico comienzan en Valledupar y conducen a Macondo? 

Bueno, yo creo que el debate está abierto todavía, después de muchos años, sobre dónde se encuentra Macondo. Puede que sea el pueblo donde nació Gabriel García Márquez o simplemente puede ser un estado de ánimo, pero también muchos reclaman que es Valledupar.

¿Ha encontrado los caminos del realismo mágico en Valledupar?

Yo lo he vivido como si Macondo fuera Valledupar. Así lo he vivido desde que llegué porque además de ser un buen lector de la obra de Gabo, también he sentido estando aquí situaciones macondianas y hay en todo el sentido de la palabra situaciones que te hacen sonreír a pesar de que a veces puedan ser difíciles, situaciones que no dejan de chocar con lo que es la persona, con lo que es el sitio, el lugar en sí. Y bueno, Valledupar es un buen vividero, por eso, porque está el elemento Macondo en él. 

¿A pesar de vivir todas esas situaciones, aún sigue sorprendiéndose?

A diario, cada minuto. Yo creo que hay situaciones, hay noticias que nos sorprenden, a veces más buenas que otras o más trágicas que otras. El tema es que sí hay que seguir teniendo los ojos abiertos, queriendo contar los hechos de forma ponderada y no encerrarnos detrás de un prejuicio. Así, ese es el esfuerzo realmente que he tratado de hacer en cada uno de estos escritos.

¿Siendo esta su octava obra publicada, la primera en Colombia y en América, qué la hace diferente de las anteriores?

Las demás han sido publicadas entre España y Francia. Esta es mi primera obra que es en realidad puramente periodística, porque es una recopilación de textos, de documentos ya publicados. Y bueno, ahí estoy tocando la profesión en sí de periodista más allá del narrador y del cuento y la novela.

¿Qué expectativa tiene cuando esta obra llegue a los lectores, especialmente sus amigos, su familia en Europa? 

Bueno, yo quiero pintar con esta obra un momento de mi vida, ¿sí? Pero también un período importante de Valledupar. Quiero que la gente se lleve esos años en que Valledupar, en la década del 2010, se ha desarrollado mucho más en la cuestión de vivienda, en lo comercial, en cuestiones también de paz. Se han hecho muchas cosas importantísimas en este periodo. Y bueno, aquí se quieren recoger todas esas problemáticas de esa década. También está la cuestión de la pandemia del Covid que aparece en este libro, como se ha vivido aquí en Valledupar, que ha sido también una cosa macondiana, pero una tragedia universal, pero vivida al estilo macondiano.

¿Cómo analiza la experiencia de su portal periodístico? 

Creo que ha sido una de las iniciativas más importantes en este tipo de periodismo cultural a través de la web desde Valledupar para el mundo. Se ha hecho un trabajo enorme en periodismo cultural, en el sentido de que, y yo lo vi así desde un principio, había que hablar de cultura porque es el punto fuerte de este lugar. Es una riqueza innegable, visible inmediatamente, pero también es una forma de crear nexos, vínculos con el territorio en sí.

¿Es decir, falta más diálogo entre Valledupar y las otras regiones del país?

Así es, creo que Valledupar, por su riqueza, tiene que mantener diálogos y vínculos con el resto del Caribe y no encerrarse en su lugar con la riqueza de su folclor. Así que una de las cosas bellas que ha pasado con Panorama Cultural es que somos muy leídos a nivel regional, participan muchos columnistas de la región, de Sincelejo, Montería, Riohacha, Barranquilla. Eso le da vida y mucha riqueza en ese aspecto del diálogo, porque a veces se habla mucho de lo mismo, del folclore vallenato o sabanero, desde según qué perspectiva se vea y el enfoque es muy importante, porque ahí vemos que no es cuestión de que choquen las perspectivas, sino que se complementen.

¿Cuáles son sus sueños en materia literaria?

Mis sueños son realmente seguir escribiendo y retratar un poco las etapas en las que vivo. Yo creo que este ciclo era importante fijarlo en un libro, en este marco, que son unos años dedicados al periodismo cultural en Valledupar. Tengo muchas obras en mente. El tren es una pasión que he desarrollado en los últimos años, pero que viene de mucho atrás, tengo el deseo de hablar mucho de la historia del tren, pero desde América. 

¿Ha intentado al menos componer unos versos, unas rimas, cantar con el alma, tocar caja, guacharaca y acordeón?

No, no, no me atrevo. Una vez en familia me atreví a lanzarme en una piquería que no llegó muy lejos, pero por lo menos sacamos unas buenas carcajadas. Digamos que esa parte de la espontaneidad en una parranda me parece lo más bello; lo que mejor se me da es disfrutar de las parrandas. 
 

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