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Los colectivos coreográficos de Pasto, una filosofía de vida

La imponente Cordillera de los Andes, además de ser un accidente geográfico, es el cordón que entrelaza la cultura de los países suramericanos. Música, danza, colores, gastronomía y características físicas, así como lenguas ancestrales, se funden en un recorrido a través de kilómetros hasta llegar a Nariño, donde la filosofía andina y latinoamericana se manifiesta en expresiones raizales de compromiso y de amor por la tierra y sus cuatro elementos.

La imponente Cordillera de los Andes, además de ser un accidente geográfico, es el cordón que entrelaza la cultura de los países suramericanos. Música, danza, colores, gastronomía y características físicas, así como lenguas ancestrales, se funden en un recorrido a través de kilómetros hasta llegar a Nariño, donde la filosofía andina y latinoamericana se manifiesta en expresiones raizales de compromiso y de amor por la tierra y sus cuatro elementos. Así surge la idea de unir a seres humanos: hombres, mujeres y niños en un colectivo que con movimientos corporales, interpretación de instrumentos musicales y zancos, rinden honor a la Pacha Mama.

El Colectivo coreográfico Indoamericanto, en el año 1992, dio inicio a un sueño que logra convertirse en una de las estampas protagonistas del Carnaval de Negros y Blancos, pero que encierra una mística especial: la responsabilidad de cada persona con su entorno natural.

“El concepto está muy ligado con la cosmovisión, se convierte en un espacio espiritual”: Ronald Pasichaná, comunicador social, coordinador área plástica de la Fundación Cultural Indoamericanto.

Un compromiso de investigación sobre ritmos, sonidos, colores, incluso texturas y nuevas formas de visibilizar las creaciones nariñenses, da paso a otras agrupaciones que le añaden ingredientes originales a esta manifestación de arte. Se involucran ya todos los sentidos. Es la propuesta de Sur Tierra que con su puesta en escena traspasa fronteras y llega a Michoacán México, para representar no solo a Pasto, sino al país entero.

“Un señor se acercó y nos dijo gracias por permitirme conocer Colombia, por fin entendí lo que es Pasto, ¡imagínense!:” Leonardo Yepes, maestro en música. Director de Sur Tierra.

También los municipios gestan iniciativas, tal vez no tan numerosas debido a su población, pero sí incluyentes y representativas. Es el caso de Proyección Folclórica Dancemos de Samaniego Nariño, un grupo de niños liderados por adultos mayores que con cumbia, sonsureño y currulao, dejaron en alto el nombre de Colombia en tierras bolivianas.

“No querían que partiéramos, nos gritaban: Colombia, amamos a Colombia, amamos a su país”: Harold Jimmy Eraso, coordinador Proyección Folclórica Dancemos.

Los Colectivos coreográficos se reúnen una vez por semana los doce meses del año para el montaje de una coreografía, el ensamblaje musical y el diseño del vestuario con el que maravillan cada tres de enero a los espectadores que se agolpan en la tradicional senda del carnaval de Negros y Blancos. Este mismo trabajo los hace merecedores de invitaciones a diferentes encuentros y festivales a nivel nacional e internacional, en donde gracias a su talento dejan una huella nariñense impregnada en las memorias de quienes los observan.

“La labor social de los colectivos coreográficos es proporcionarle al joven, al adulto un quehacer cultural”: Willingnton Burbano, director Fundación Cultural Ayawasca Colectivo Coreográfico.

En ese encuentro periódico con la danza, la música y la cultura latinoamericana en donde se forjan también entrañables relaciones de amistad y de amor, al son de quenas, zampoñas, bombos y rondadores, con los pregones en la lengua madre quechua, los gritos de ánimo, los saltos y vueltas, los sentimientos afloran y se constituyen en familias de artistas que perpetuarán esta tradición en el tiempo.

“Gracias a Indoamericanto tengo a mi familia, amigos más cercanos, allá me conquistaron” Lorena Salazar, danzante Sur Tierra.

Los ritos ancestrales, la siembra, la cosecha, las fiestas de la fertilidad y el costumbrismo se plasman en las obras de cada uno de estos grupos. Nos recuerdan que no estamos solos en el universo que un Inti (sol) y una Quilla (luna) e infinidad de elementos naturales viven y conviven con nosotros y ese encuentro fraternal nos une en un bello territorio llamado Latinoamérica.

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