Por: Humberto Carrillo Mindiola.
En medio de la pandemia de Covid-19, un paseo nostálgico nos lleva en recuerdos a la Plaza Alfonso López, en el centro histórico de Valledupar, donde confluyen los barrios tradicionales El Cañaguate y El Cerezo.
Allí nació el Festival de la Leyenda Vallenata y se coronaron reyes del acordeón como Wilber Mendoza, quien recuerda: “La plaza me enguayaba tanto, porque ahí fue donde mi padre Colacho Mendoza se coronó rey por primera vez”.
También reyes de la canción inédita como Ivo Díaz recuerda que “en las casas alrededor de la plaza parrandeaba con mi padre Leandro Díaz y con Colacho, fui testigo de ese cariño”.
En la Plaza Alfonso López, adultos y jóvenes se reunían para disfrutar una parranda vallenata, para conversar de política y otros temas parroquiales bajo el famoso palo de mango.
Ahora eso no se puede hacer, primero por los trabajos que realizan en las redes subterráneas de las calles adyacentes, y segundo por las medidas que prohíben las aglomeraciones de personas.
Eso es lo que produce la nostalgia que siente el compositor Jesús Suárez: “nostalgia, palabra embrujadora, sentimiento sublime que engarza un recuerdo y un deseo que no se puede realizar, como caminar entre las palomas en la Plaza Alfonso López hacia el palo e’ mango”.
Esa sensación es la que convierte en versos el poeta José Atuesta Mindiola: “Me toco y no me siento, me busco y estoy ausente. Ahora añora mi mente un lejano pensamiento. Ayer caminaba contento por mi ciudad y sus calles. Y los hermosos detalles de la plaza Alfonso López, hoy la nostalgia va al galope y muy triste se ve el valle”.
Es el vacío que afecta al popular Panao vallenato: “Compadre, hay un vacío, da melancolía cuando uno llega a la plaza y ve eso vacío, se nos vienen tantos recuerdos, eso pasaba full de gente, y las tertulias espontáneas que se formaban debajo el palo e´ mango, y el vendedor del café, el del jugo de naranja, y el cariño de la gente. El calor humano de la gente de uno, primo, eso hace falta, extraño eso, porque imagínate, ahora que llegue diciembre, dándonos el feliz año por las redes sociales, eso no aguanta”.
La plaza Alfonso López es y seguirá siendo el centro de la nostalgia en el viejo Valledupar, ese lugar que aún sobrevive en la memoria de propios y turistas, que sueñan volver a visitar cuando pase la pandemia.