En el departamento del Chocó son las mujeres las que despiden a las almas. Con sus cantos, que suenan a oraciones y plegarias, le dan el último adiós a los que se parten de este mundo. Las mujeres son compañía espiritual para el difunto que se va hacía la nada y también para la familia que se queda en tierra con todo. Con el dolor y la ausencia de una perdida.
A estos rituales mortuorios se les conoce en las comunidades afro del Pacífico Colombiano como los gualíes, alabaos y levantamientos de tumba, prácticas de fueron declaradas en 2014 como Patrimonio Inmaterial de la Nación. Es así como Radio Nacional de Colombia inicia una nueva travesía que nos llevará al corazón del Chocó para conocer los secretos y saberes que hay dentro de esta gran cultura afro. Del 8 al 14 de octubre la travesía pasará por Quibdó, Atrato, Certeguí y Andagoya. En cada lugar de parada, habrá una historia por contar: Las parteras, lo místico, el viche, la vida, la muerte, las cantadoras y mucho más.
Los gualíes son cantos para acompañar a los niños que fallecen. Dice la tradición que cuando un niño muere los ángeles lo reciben en el cielo libre de todo pecado. Su partida es una ceremonia alegre, por eso entonan cantos donde suenan romances, bailes, arrullos, rondas, rimas para ayudarlo a despedirse de este mundo material.
Por su parte, los alabaos son para los adultos, su canto es triste, suele ser a capela, y busca ayudar a asegurar el paso del difunto a la eternidad. Son cantos a varias voces, se realizan durante el velorio y el novenario, hacen alusión a los santos y en ellos también se habla sobre las características del difunto. Es un canto muy humano porque denota el dolor, el miedo es un canto religioso, de ritual, dirigido a Dios a través de las voces humanas.
La comunidad, con esta práctica ancestral que está más viva que nunca, busca aliviar el gran dolor que deja la muerte. Es un ritual que une a los que se quedan en la tierra con los que trascienden, reafirmando el valor de la cultura afro en el Medio San Juan.
El velorio hace parte de este místico ritual. A las ocho de la noche se reza el primer rosario. A las doce el siguiente y a las cinco de la mañana el último. La comunidad pasa en vela y a lo largo del velorio se reparte comida y bebida, a la par que suenan los alabaos. Durante la vigilia, en medio de lágrimas y congojas, el rezo del rosario y los cantos, se van entrelazando.
Finalmente, el levantamiento de tumbas es la despedida definitiva. Se inicia con una novena que dura nueve días y termina con el entierro. Se dice que en el campo las personas se reúnen al atardecer, sobre las seis, durante los primeros ocho días, hacen los rezos especiales y acompañan al muerto un rato más, antes de volver a sus casas. El día nueve es el más importante y el de mayor afluencia porque es el adiós definitivo.
Con los alabaos, los rezos y la compañía, el alma ya está lista para cruzar al otro lado.
Siga nuestra travesía:
Marte 8 de octubre: Quibdó
Miércoles 9 de octubre: Atrato
Jueves 10 de octubre: Certeguí
Viernes 11 de octubre: Andagoya, Chocó
Sábado 12 de octubre: Andagoya, transmisión del Encuentro de Alabaos (8:00 pm)