Una frase que se hizo muy famosa en los años sesenta en nuestro país y que últimamente ha perdido vigencia es "¿Quién pidió pollo?". En aquella época, este dicho se refería a que comer pollo era un lujo.
En la actualidad, el pollo asado se ha convertido en uno de los platos preferidos por los colombianos. Según cifras de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi), en promedio cada colombiano puede consumir 36 kilos de pollo en un año.
"Lo que pasa es que antes no había tantos asaderos como ahora. Solamente existía uno en el barrio Santa Fe. Hoy en día, encuentras tres asaderos en una misma cuadra. Yo vengo aquí desde que tenía 5 años, cuando mi padre me traía a celebrar mis cumpleaños", señala Juan Carlos Celis mientras saborea su presa preferida, pierna - pernil.
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Asaderos de pollos emblemáticos en Bogotá
La Surtidora de Aves
La proliferación de asaderos de pollo en Bogotá se debe en gran parte a varios españoles que emigraron a Colombia debido a la Guerra Civil española. Uno de ellos fue Manuel Cimadevilla, quien llegó a Bogotá en los años 30.
Después de haber intentado con varios negocios, como una panadería, Cimadevilla montó en Chapinero, en 1952, la "Surtidora de Aves", que poco a poco se fue volviendo famosa por la venta de pollo crudo.
En 1960, abrieron una sucursal en el barrio Santa Fe, calle 22 con carrera 14, que en aquel tiempo era una zona residencial. En ese lugar, empezaron a vender pollo asado, el cual era adobado con una "secreta preparación" que le daba un sabor exquisito y lo dejaba tostado.
El sitio se volvió famoso, tanto así que al frente pusieron un asadero que imitaba al original. Hasta llegaron a ponerle un nombre similar.
Ante esa situación, don Manuel recurrió a la justicia colombiana, la cual consideró que no había competencia desleal, porque al haberle puesto al negocio "Surtidora de Aves", era casi tan inadecuado como usar "Surtidora de pan".
Ante ese fallo, la única solución de los pioneros de este tipo de asaderos fue cambiarle la razón social. "En ese tiempo, cuando uno veía a muchos taxistas en algún restaurante era porque la comida era buena. Así conocí este sitio. Venía mucha gente. Ahora vivo en Facatativá y cada vez que vengo a hacer diligencias con mi esposa, aprovechamos para comer pollo asado. Sale muy económico porque usted come guacamole, papas saladas, proteína, arroz y agüita para cuidarse. Mientras que usted va a un restaurante a comer otro plato y sale asustado” (risas), señala Néstor Gómez.
Semáforo en Rojo, en el barrio Ricaurte
Otro español que ayudó a que el pollo asado se difundiera fue don Constantino Castrillo, quien llegó a la capital del país en 1963. En el popular barrio el Ricaurte, el asturiano fundó en 1965 el asadero "Semáforo en rojo". El nombre hacía alusión a la película colombiana dirigida por Julián Soler, en donde aparece el barrio en algunas escenas de la cinta.
El negocio aún funciona frente al parque principal del barrio. Todavía sigue vendiendo pollos de gran tamaño, los cuales están preparados con una fórmula que Castrillo había heredado de su padre, que era muy aficionado a los asados.
Don Roque en el barrio Las Cruces
Otro sitio emblemático es el asadero "Don Roque" en el barrio Las Cruces. El negocio lleva más de 30 años en este sector y fue comprado por el español Marino Herrera a otro compatriota de apellido Roque.
Don Marino le dejó el mismo nombre de su anterior dueño, pero junto a su esposa le pusieron su receta tradicional, la cual hace que los grandes pollos tengan un sabor especial.
"Nosotros manejamos un pollo grande (4 libras). Al mes vendemos unos dos mil pollos. La clientela es muy variada. La gente sale satisfecha porque el pollo, que tiene un sabor especial, viene acompañado de una gran ración de arroz, papa en cascara y una ensalada de habichuela, con cebolla y mayonesa que gusta mucho. Los fines de semana y festivos las personas hacen fila, hasta de una cuadra, para comer nuestro pollo", asegura Marco Cuadrado, administrador del asadero de pollos "Don Roque".
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Auge de los asaderos en Colombia
En los años setenta empiezan a surgir negocios colombianos de este tipo. La mayoría de estas empresas todavía permanecen y se han extendido por todo el país. También se da una proliferación de asaderos de pollos en los barrios populares, masificando el consumo de esta ave de corral.
"Cuando tenía unos 10 años, recuerdo que mi papá llegaba de noche con algunos traguitos en la cabeza y nos traía pollo asado. Eso para nosotros era un festín. Ahora uno puede comer pollo cualquier día. A veces venimos con mi esposa y mis hijos. Otras veces lo pedimos a domicilio cuando no queremos cocinar. También cuando hay un trasteo o estamos pintando la casa. Eso sí, acompañado con papita salada, ají y un refajito" (risas), dice Oswaldo González,
Aparte de nuestros platos típicos, como la bandeja paisa, el ajiaco, el sancocho y la lechona, el pollo asado ha ido ganando un espacio muy amplio en el menú de los colombianos. Esto se debe también, en gran parte, al surgimiento del servicio a domicilio. Un estudio elaborado en 2007 confirmó que el pollo asado es la comida preferida de los colombianos, seguido de las hamburguesas y la pizza.
Una presa preferida por muchos colombianos es el ala, porque dicen que allí se concentra todo el sabor. A otros les fascina la pierna y el pernil. Los que quieren cuidar su silueta escogen la pechuga.
Día Internacional de las Alitas de Pollo
Hoy se celebra el "Día Internacional de las Alitas de Pollo". Esta fecha cuenta que nació en un restaurante en Nueva York debido a un error en un pedido de entrega. Teressa Bellissimo preparó un plato con alitas de pollo fritas, cubiertas con una salsa picante. Se hizo tan popular este plato que el alcalde de la
ciudad de Búffalo (Estados Unidos) declaró el 29 de julio de 1977 como ese día.
Nuestros hermanos del Perú no se quedan atrás en su gusto por este sabroso pollo asado. El país inca celebra cada 16 de julio "El día del pollo a la brasa".