Juyá es una palabra en wayuunaiki que traducida al español significa lluvia, pero para el pueblo wayuu va mucho más allá de un fenómeno natural, Juyá es un Dios, es su padre y para ellos representa la vida.
Según la cosmovisión de este pueblo indígena, cuando llega la lluvia, Juyá fecunda a Mma, que significa ‘madre tierra’, y cuando esto sucede, surge todo lo que les permite vivir, el agua y con ello, sus alimentos.
“Es un símbolo para nosotros, como una deidad de nuestra cosmogonía, es nuestro padre, quien nos da la vida”, relató el sabedor wayuu Rafael López.
Cuando llueve, los wayuu se alegran y no por lo que significa materialmente para la tierra, para ellos lo más importante es lo que representa en el plano espiritual.
“Cuando no tenemos a Juyá en nuestra vida todo se nos vuelve un caos, por eso, siempre pedimos que ese padre nos haga la visita, porque esa bendición nos mantiene a lo largo de nuestra historia como pueblo wayuu”, destacó.
Con rituales y actos tradicionales piden a Juyá su visita
La zona media y alta de La Guajira es un territorio árido y las lluvias son escasas. Sin embargo, los indígenas wayuu suelen llamar a Juyá a través de diversos rituales y tradiciones.
Una de ellas es el toque de la kasha (el tambor wayuu), el jayeechi (canto) y el baile de la Yonna (su danza tradicional).
“Con ello decimos ‘Juyá te estamos esperando para que traigas tu bendición a nuestro territorio porque necesitamos de tu presencia’”, explicó el sabedor wayuu, Rafael López.
También le ofrecen sus comidas y bebidas tradicionales para invitarlo a que visite sus territorios y fecunde a la madre tierra para que haya vida.
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“Mucha lluvia nunca es suficiente”
Cuando las lluvias azotan al departamento de La Guajira y causan estragos en las comunidades indígenas, los wayuu no reniegan de Juyá, lo toman como especie de un reparo espiritual.
“Simplemente agradecemos porque está limpiando las impurezas que podamos tener, está limpiando nuestras almas y nuestro territorio, agradecemos que lave todas nuestras penas y dificultades”, expresó López.
Además, contó que, incluso cuando las lluvias provocan la muerte de sus animales, no lo ven como un mal, sino que asumen que ese es el “precio” que tienen que pagar por la venida de Juyá.
Es por eso que, si bien se hacen rituales y tradiciones para que llueva, es decir, para recibir la visita de Juyá, estos no aplican para pedirle que se vaya, sino que lo dejan a su voluntad.
El cambio climático:
Los wayuu no han sido ajenos, por supuesto, al cambio climático y sus comunidades también se han visto afectadas por estos fenómenos naturales, pero no los ven como un castigo de su padre Juyá, sino como una obediencia de su Dios a las consecuencias que conllevan los actos de la humanidad.
“Si en una parte de nuestro territorio a Juyá le toca hacer limpieza, él lo hace para que la gente reflexione sobre su proceder y para que corrijan sus actos porque a él no le agradan. Él es justo y para nosotros es el mejor padre”, señaló.
Lo cierto es que, durante siglos la lluvia ha tenido múltiples significados mitológicos y culturales para los seres humanos y esto es lo que representa para el pueblo wayuu, la oportunidad de seguir persistiendo y conservando su pueblo, sus creencias y tradiciones.