Después de la firma del acuerdo de paz, el Putumayo se ha volcado a reconocer y a visibilizar las bondades del territorio a través de las iniciativas de turismo de naturaleza, de paisaje y el etnoturismo, lideradas desde las comunidades indígenas, como el caso de Tukunare, en Leguizamo.
Tukunare es una comunidad Murui que se encuentra escondida entre la espesa selva sobre el río Caucaya, columna vertebral del Parque Nacional Natural La Paya, en límites con Perú y Ecuador. Un lugar mágico donde se mezclan el azul del cielo y el verde de la selva, destinado a ser un gran destino en el bajo Putumayo.
La comunidad de Tukunare comparte territorio con la comunidad de Lagarto Cocha (Murui) y Cecilia Cocha del Pueblo Kichwa y el Parque Nacional Natural La Paya.
Años atrás, las comunidades de la cuenca vivían de la extracción de recursos naturales que proveía el territorio, tales como la madera, la pesca ornamental y la cacería, para el comercio local en el casco urbano de Leguízamo. En un proceso de fortalecimiento de la gobernabilidad territorial entre las comunidades y la institucionalidad, han podido dejar atrás estas prácticas y apostarle a otras formas de ingreso sostenibles para el territorio.
“El etnoturismo es una manera de generar ingresos para nuestras familias, se pretende mejorar la calidad de vida cuidando el territorio y nuestra sabiduría”, señala Washington Agga Guimido, líder de la iniciativa.
Desde hace 10 años, algunas familias estuvieron trabajado de manera informal en la atención de turistas extranjeros que buscaban una experiencia diferente, alejados de la tecnología. Gracias a esta afluencia, decidieron organizarse para prestar un mejor servicio ligados a la naturaleza y la medicina tradicional.
“Las actividades van ligadas al fortalecimiento de nuestra cultura, al hacer este trabajo recorremos nuestro territorio y le damos la importancia para cuidarlo. A los visitantes les interesa el conocimiento que tenemos los indígenas sobre la naturaleza”, comenta el líder.
Riqueza natural y cultural del territorio
Dentro de sus servicios, los visitantes pueden disfrutar de la gastronomía propia, donde resalta el pescado asado en hoja, el casabe, el ají negro y la Caguana (bebida a base de frutas de temporadas), la yuca dulce y otras variedades exóticas del territorio.
Así mismo, cuenta con actividades culturales de armonización física y espiritual, baños con cortezas de árboles y la preparación del Mambe (hoja de coca en polvo), que va desde su recolección, tostado de la hoja, pilado y participación de las narraciones y guía del abuelo de la comunidad sobre las vivencias del pueblo Murui en las sesiones de mambeo.
Desde el lugar sagrado Ananeko (maloca), el pueblo Murui comparte la sabiduría entorno a la existencia de cada ser vivo que habita la tierra, y con ello se pretende que los visitantes lleven en su canasto (recipiente), no solo las experiencias vividas, sino la palabra, esa que escucha y enseña, que es consciente de las luchas que se hacen desde los pueblos indígenas.
La nueva experiencia en este destino es la sanación espiritual, un factor diferente a cualquier otro lugar. “Se busca que las personas que visiten nuestra comunidad sanen y equilibren todo su ser. Las personas en las ciudades viven situaciones muy estresantes que desequilibran el pensamiento y nuestras plantas ayudan a eso, a pensar bonito, a encontrarse con orgullo”, señala Washington.
Otras de las experiencias en Tukunare son las rutas que se han construido para el disfrute del misticismo del paisaje inundable amazónico, ideales para el paseo silencioso en canoa sobre el bosque y disfrutar de las misteriosas aguas del río Caucaya, de las ceibas que sobresalen con sus enormes raíces y los delfines rosados que se pasean sobre la laguna de limón cocha.
El camino se hace ideal para percibir los sonidos de los micos, guacamayas y mariposas azules que guían de manera tímida hacia los innumerables caminos inundables del territorio sagrado de la comunidad.
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Destino hacia la formalización
“Nuestra gente está ilusionada, sabe que esta iniciativa va a ser un éxito, y estamos trabajando fuerte para sacarlo adelante. Las personas que nos han visitado han tenido gran satisfacción. Hemos ganado una convocatoria del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y ha sido el gran espaldarazo para formalizar la iniciativa”, comenta Agga.
Las familias han venido trabajando y capacitándose en atención al cliente, gestión administrativa y empresarial. Ya cuenta con registro en cámara de comercio y se encuentran en trámite del registro nacional del turismo.
El destino ecoturístico pretende posicionarse como uno de los lugares ideales para visitar y vivenciar de cerca las sabidurías ancestrales y su relación con la madre tierra.
El propósito va más allá de conquistar únicamente el mercado local y nacional; el destino ecoturístico y cultural Tukunare, aspira a trascender las fronteras internacionales para que la Amazonía tenga la importancia necesaria para su protección y la de sus habitantes.
Para visitar este destino etnoturístico y compartir la cotidianidad de la comunidad, sus saberes y sus paisajes, pueden viajar a Puerto Leguizamo en el bajo Putumayo, bien sea por avión o ruta en lancha desde Puerto Asís y/o Florencia, Caquetá.
En Leguizamo se trasladan por el río Putumayo con desvió hacia el río Caucaya, en un recorrido de media hora se encuentran con la sonrisa de Washington Agga, y las 16 familias que los recibirán con los sabores amazónicos de un pescado asado en hoja y alguna bebida tradicional de frutas de temporadas.
Todos invitados a este destino mágico en el sur del Departamento del Putumayo.