La Leyenda del Dorado, esa que cuenta que un cacique se bañaba en polvo de oro en la laguna de La Guatavita y dejaba en ella cientos de artículos del precioso metal, bien podría tener un símil en Cauca. Guardadas las proporciones, obviamente.
La historia de hoy proviene de una vereda en El Tambo, Cauca, una enclavada entre colinas y paisajes tranquilos sólo alterados por el trinar de los pájaros, los bramidos de las vacas o los gritos de los campesinos en sus faenas agrícolas.
En medio de esa vida rural, la magia se cuela por entre hojas y cafetales, por entre caminos y senderos del pasado, rumbo a las historias de antaño que, aún hoy, cobran vida entre los residentes de la vereda La Laguna, el epicentro de este relato de fantasías y aventuras perennes.
Cuenta Deyanira Domínguez, una emprendedora y guía turística del pueblo que todo se remonta a la época de la colonia, en tiempos en que los españoles y los esclavistas dominaban estas tierras y explotaban minas de oro al sur de esta localidad. El auge de este metal era el combustible del Imperio Español.
Los cargamentos se transportaban en mulas que venían repletas de lingotes de oro con destino a Popayán, y de ahí, los llevaban hasta el Puerto de Cartagena para embarcarlos hacia España. Los viajes se realizaban por difíciles caminos de herradura por los que sólo cabía un animal a la vez, de manera que largas filas de estos surcaban el entonces indomable Tambo.
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“Los viejos cuentan que aquí nacía un pequeño ojo de agua y por eso los españoles hicieron un puente para cruzar. Un día, una de sus mulas cayó al lodazal y aunque trataron de sacarla, nunca lo pudieron hacer. Venía cargada de oro. Ahí empezó el mito”, relató Deyanira.
La laguna nació para esconder el oro
El relato de la gente es que, desde ese momento, las aguas del riachuelo crecieron a un punto tal, que destruyeron el puente e inundaron buena parte de la zona. “Aumentaron a un nivel descontrolado y empezaron a comerse la montaña, a abrirse paso sin control. Como si la tierra estuviera protegiendo ese oro”, narró Deyanira Domínguez, al explicar que, de un día para otro, el lugar se convirtió en una laguna llena de misterio y energías inexplicables.
“Empezó a lanzar rugidos. A hacer sonidos estruendosos cuando la gente se acercaba para abastecerse de agua. No permitía que nadie se le arrimara a sus orillas porque agitaba sus aguas violentamente, como si tratara de llevarse a las personas. Todos salían corriendo”, anotó la guía turística.
El hecho llevó a que chamanes de la región y curas de la Iglesia Católica hicieran rituales para tratar de apaciguar el extraño suceso. Pero nada funcionó.
“En uno de ellos, una serpiente alada gigante, se apareció y no permitió concluir el ritual, todos quedaron como petrificados”, comentó don Julio Sánchez, un mayor de la vereda que detalló que, entonces, los curas lanzaron cuatro cristos de oro en las esquinas de la laguna para calmarle “el genio y evitar que siguiera comiéndose las colinas”. Según dijo, eso ayudó a que el fenómeno ya no fuera tan recurrente.
El misterio de las aguas de la laguna
Pero Deyanira comentó que, aunque esos rituales ayudaron a calmar al espíritu de la madre tierra, en todo caso, “si la laguna detecta que se acercan con ambición, en busca del mítico oro que allí reposa, o con malas energías, empieza a realizar burbujas. También las sombras de los pinos y los árboles cercanos se extienden como manos, como si quisieran expulsar a la gente. Es un fenómeno asombroso que se reafirma con la energía de este lugar”.
Don Julio coincidió en el mismo relato. Él añadió que otra de las cosas que el mismo ha testificado ocurre durante la temporada de Semana Santa. “Una luz incandescente recorre la laguna de lado a lado, cruza por cada orilla y luego se mueve hacia el centro de la laguna y se desparece. Muchos la hemos visto. Es algo real”, indicó el ciudadano.
Y añadió que “en toda su historia, sólo dos personas se han atrevido a intentar nadar en sus aguas, pero no salieron vivos para contarlo porque sus cuerpos aparecieron flotando, sin saber en detalle qué les ocurrió. La laguna tiene una energía muy fuerte y hay que saber a qué atenerse con ella. Incluso sus aguas tienen dos climas: en un lado son tibias y en el otro extremo son muy frías”, expresó.
Una laguna mágica para visitar
Pese a las historias de misterio, Deyanira y Julio coinciden en que la laguna es un lugar atractivo para la gente.
“Estar cerca de ella es vivir una experiencia inolvidable ya que parece que tuviera vida propia. Eso se siente.
Además, la fauna y la flora, le dan un toque adicional y permite guardar un recuerdo invaluable en la memoria. Aquí hay magia y sólo lo pueden comprobar viniendo a visitarla”.
Por su parte don Julio consideró que la laguna hace parte de la cultura tambeña y es una muestra de los relatos mágicos existentes en la cultura local. “Es nuestra, es de los caucanos y los colombianos. Es un espacio del que nadie se arrepiente visitar. Es una laguna con espíritu propio”, concluyó.
Datos
El Tambo, Cauca: es un municipio colombiano ubicado en el Departamento del Cauca, perteneciente al área metropolitana de Popayán, capital regional de la que dista aproximadamente a 33 km. Cuenta con una población aproximada de 53.769 habitantes. Es un municipio rico en recursos naturales pues de sus montañas nace el agua que abastece a miles de personas en Cauca.