Palmor, municipio de Ciénaga, Magdalena, se encuentra ubicado en la Sierra Nevada de Santa Marta, a una altura de 960 metros sobre el nivel del mar, con una población de cuatro mil habitantes: un pueblito que tiene muchas leyendas e historias que contar.
Su clima es cálido y acoge diversidad de culturas, ya que se pobló por las migraciones de distintos Departamentos de Colombia. Su economía se basa en el café y pancoger (tomate, miel de abeja, yuca, plátano, mora, lulo). Pero desde hace varios años vienen desarrollando una estrategia para impulsar el turismo ecológico y quitarse el estigma de ‘zona roja’.
“Hemos querido cambiar la historia, ese nombre negativo que tiene, y que ahora sea visitado. Muchas veces la gente no llega hasta acá porque es peligroso, han sucedido muchas cosas, pero aquí estamos mostrando la otra cara, tenemos mucho potencial y grandes cosas por mostrar”, aseguró Jorge Valera, guía de turismo profesional y líder de la comunidad.
Impulsar este destino es pensar en su gente bulliciosa, noble y trabajadora. La capital del café de la Sierra nos adentra a conocer la cultura y la magia de la naturaleza.
Para esta comunidad la violencia se ha convertido en sinónimo de resiliencia y progreso porque su tarea ha sido dar a conocer su territorio y mostrarles a los turistas nacionales y extranjeros como es el día a día del campesino de la Sierra.
“Aquí todos pueden ver de cerca el trabajo del campesino mientras conocen y disfrutan de los diferentes recorridos”, comentó Jorge, quien manifiesta que el turismo es de experiencias y eso es lo que ellos ofrecen en cada uno de los tours que ofertan.
La comunidad de Palmor se han convertido en una tierra innovadora, competitiva y sostenible, uno de sus principales atractivos es el recorrido por las fincas cafeteras.
Aquí el turista tiene la posibilidad de sembrar una mata de café, molerlo y tomarse el delicioso café de la Sierra Nevada de Santa Marta en el mismo proceso.
“Les explicamos cómo se recolecta el café, visitamos diferentes máquinas que se utilizan para despulpar y secar, posteriormente pasamos a maquilarlo que es trillarlo, tostarlo y molerlo (…) aquí pueden ver lo que somos nosotros los campesinos” dijo.
Después de tomarse la tacita de café se llega hasta las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, allá al norte de este territorio nos encontramos con la comunidad indígena kogui, quienes comparten de su cultura con cada visitante.
“Aquí llega mucho extranjero; sobre todo francés, ellos son los más interesados por conocer esa cultura afondo, suben para tener la posibilidad de conversar e interactuar con los hermanos mayores, jugamos con los niños y hasta en su lengua nativa nos hablan y se aprende una que otra palabra”
Entre las palabras que se aprenden durante la visita en este pueblo indígena están: muñzek gue, buenos días; niumalda zegajalda gue, buenas tardes; Saki maldoxe, ¿cómo estás?; Nasewa, esposa; Naskua, hijo; Niuwizhiñ, mañana; Kagi, tierra; Ni, agua y senllarle, gracias.
El pueblo kogui viven en bohíos hechos con choza circular de hojas de palma y se dedican a la agricultura de subsistencia. Visten túnicas blancas hechas por ellos mismos con su mochila tejido con fibras naturales.
Los excursionistas reciben detalladamente la ilustración de cada una de las herramientas que la comunidad kogui utiliza, tienen la clase de cómo hacer una mochila y la explicación de la misma, ya que las artesanías es una de sus principales fuentes de ingreso y es un elemento que los representa, debido a que cada una de ellas tiene un significado y cuentan una historia.
Siguiendo en el recorrido llegamos al ‘corazón del mundo’, nos encontramos con la apicultura que es otro de los atractivos, rodeados de miles de abejas se puede descubrir este maravilloso universo y la importancia para el planeta.
Te puede interesar:
“Le enseñamos al cliente que son las abejas para el ser humano, conocen como están conformadas las abejas dentro de la colmena, además, tienen la posibilidad de colocarse el uniforme especial, y acompañado de un experto entran a observar miles de abejas, que van caminando por todo el cuerpo, lo único que le recomendamos es a no tener miedo”, añadió Jorge Valera.
Otro de los encantos de Palmor es visitar los trapiches y disfrutar del paso a paso para obtener una deliciosa panela.
“El campesino es el encargado de comentar cómo es la transformación de la caña de azúcar hasta obtener una exquisita panela”, expresó.
¿Cómo se llega?
Si la Sierra Nevada quieres visitar, un vehículo 4x4 te transportará desde Santa Marta hasta el corregimiento, un recorrido de aproximadamente dos horas y media, durante el viaje vas pasando por diferentes municipios del norte del departamento de Magdalena, como Ciénaga, la Zona Bananera con su majestuosidad de plataneras, al llegar te esperarán con una taza de café, e inicia una caminata en la que vas a descubrir a Palmor, un rinconcito cerca al cielo.