En las calles de Quibdó, departamento del Chocó, se formó hace más de seis años una agrupación que concentra los sueños de un joven músico, su compañera y al menos ocho amigos en común que ven en la música su medio de expresión, su forma de explicarle a sus pares que los sonidos africanos están en cada uno de los ritmos con los que crecieron y los que escucharon en su rebeldía adolescente, los que se cantan para arrullar bebés, para enterrar a sus muertos, para celebrar y agradecer y que estos se conectan con el jazz, el blues, el rock y otros ritmos negros: La JazzChiriMusic.
El grupo, creado en 2014 por Yeison Moreno, guitarrista, compositor, multiinstrumentista y gestor cultural, quien al lado de Janeth Teherán unen su vida y sus gustos musicales, con sus discursos activistas de territorio, género y raza y construyen este proyecto arriesgado y sabroso desde 2018, con el río Atrato como testigo y fiscal.
Juntos fueron descubriendo que los sonidos del jazz no son lejanos a los de la chirimía, que el góspel, los alabaos y arrullos son primos cercanos, y que el rock and roll del que se apropiaron los blancos, es tan suyo como la memoria afrodiaspórica, por eso, mezclan sus sonidos folclóricos con rap y jazz y en cada canción cuentan historias locales que se vuelven universales.
La Jazz ChiriMusic nos recibió en la Fundación Muntú Bantú de Quibdó, con dos voces masculinas y dos femeninas, disparando rimas, coros, ritmos y sonrisas, con batería, guitarra, bajo, bombardino, trompeta, trombón, bombo y cununos, con una energía que abarcaba varias cuadras a la redonda al interpretar: ‘Levantapolvo’, la canción que grabamos en sesión en vivo para el proyecto eMerge: emergentes en escena, una suerte de chirimía al estilo big band jazzero, una experiencia para repetir.