A finales de la década del 70, azuzado por una sobrina que solía, en palabras propias, “hacerle bullying” por una decepción amorosa, el compositor antioqueño Mario de Jesús Mosquera Mejía escribió uno de los grandes himnos de la música guasca y carrilera en el país.
“Ella insistía sobre qué le iba a escribir a esa persona. Entonces yo improvisé varios versos, uno de los cuales decía: ‘desde el día en que te juites, jarretona…’ Eso se quedó guardado y, por ahí a los ocho o diez años, la encontré en un casete y decidí desempolvarla”, recuerda el músico.
La primera versión de “La jarretona”, llamada originalmente “El culiseco” y registrada en 1984, corrió por cuenta del llamado Grupo Fredonia, dirigido por un hermano del compositor. Entre ambos pagaron la grabación y no pasó mucho tiempo antes de convertirse en uno de los himnos absolutos del despecho en Colombia, justo en momentos en que otro clásico, “La cuchilla” de Jaime Rincón Parra, se tomaba todas las emisoras en las voces de las Hermanitas Calle. Al incluirla en su repertorio, ellas también contribuyeron al éxito de “La jarretona” y de su muy graciosa letra de desengaño.
En su libro “Clavelitos con amor, la música cantinera: cultura y estética popular”, el investigador Carlos Humberto Illera Montoya escribió lo siguiente acerca de Mosquera Mejía, mejor conocido en el ambiente parrandero paisa por su seudónimo, Mario Tierra:
“En las cafeterías de su tierra, entre peones de cosecha como él, aprendió el cáustico sentido del humor y la picaresca que lo acompaña desde siempre y cuyo más inmediato reflejo está en su nombre artístico. Son muchos los aportes de Mario Tierra a la música cantinera, especialmente a la del tipo que identifico como ‘pa’ mamar gallo’”.
Mario Tierra nació en Fredonia, Antioquia, el 19 de septiembre de 1944, y desde pequeño dice haberse inspirado en los paisajes de su tierra, en palabras del artista:
“Como nací en el campo, la observancia (sic) del paisaje, del sol, de la flor, etcétera, parece que quedó copiada en mí, y en mi adolescencia, cuando me fui para Medellín, empecé a escribirle a la nostalgia. Los primeros poemas que escribí fueron precisamente para la novia que tuve, que más tarde fue mi esposa y que me dio tres maravillosos hijos”.
Esa cercanía al costumbrismo marcó el interés poético de un hombre que llegó apenas a segundo grado de escuela y que muy temprano se dio a buscarse la suerte en la capital antioqueña, donde se integró de inmediato a las tertulias literarias del momento, incluida la del Instituto Obrero Tomás Villarraga, dice:
“Yo allá llegaba como Pedro por su casa, preguntaba, estudiaba –recuerda–… Nunca olvido al poeta Arturo Santa Londoño, siempre al pie mío explicándome cómo debía ir cada frase, sugiriéndome libros e involucrándome en la literatura en general. Me siento muy afortunado por eso”.
El inicio de Mario Tierra en la escritura se lo debe a los libros, como menciona: “Mi poesía es muy vivencial, pero tiene un vestido de figuras literarias y metáforas que le dan connotaciones tal vez muy humildes, pero bonitas y literariamente bien construidas, modestia aparte”.
Así fue como lanzó un primer poemario llamado “Falda arriba”, patrocinado por Alberto Gallego Estrada, y luego vendría “Del alma de mis montañas”.
“Me cansé de hacerles copia de los libros a la gente. Fueron poemarios muy exitosos, mandados a publicar con la plata del mercado”, recuerda. Fueron los tiempos en que fungió además como secretario de la llamada Tertulia Cultural del Cuarto Piso.
Así, Mario Tierra se define como poeta antes que cualquier otra cosa. Temas suyos como "El culebrero” y “La cantaleta montañera” son pruebas de esa vena creativa.
“Ya lo otro, digamos que la trova, el humor y la música, han sido más bien cosas del entretenimiento, ganas de elogiar a la vida”, explica a Radio Nacional el artista antioqueño.
Entre otros éxitos impuestos por Mario Tierra figuran “Maldición guasca”, cantado por Las Aves de Oriente; “Totiao de la risa”, “Oigan a mi mamá”, “El boquipulido”, “El quebrón”, “No me falles corazón”, paseaito popularizado por Jairo Paternina con el Combo de las Estrellas; “La tusa de yo”, “Los rateros”, “El cachetón”, “El mamoncillo”, “El espanto de Tierradentro”, “El testamento del borracho” y “La suegra”.
Mario Tierra es, además, cofundador de la Asociación de Trovadores Colombianos (Astrocol) y ha sido merecedor de premios como el Rey de la Trova Romántica en 1987, más otros 40 trofeos de diferentes certámenes.
En la década del 80, el cantautor impuso éxitos parranderos con su propia agrupación, Mazamorra Estéreo, y los últimos tiempos, con el humor que lo caracteriza, ha grabado sencillos con la agrupación Sanchocho Son de Armenia, incluyendo cumbias y un nuevo ritmo que él ha llamado “parranguetón”, con el que espera conquistar los escenarios decembrinos.
El 19 de septiembre llega a sus 80 años de vida el músico antioqueño Mario Tierra, un baluarte de la parranda paisa y el despecho. Por eso es nuestro Artista de la Semana.