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Samuelito Martínez: juglar de la estirpe negra de El Paso, Cesar

El paseo ‘La Loma’, de la autoría de Samuelito, ha sido interpretado por innumerables agrupaciones del Caribe colombiano, del país y fuera de él.
Samuelito Martínez: juglar de la estirpe negra de El Paso, Cesar
FAMILIA MARTÍNEZ.
Andrés Llamas

Samuel Antonio Martínez Muñoz nació hace aproximadamente 102 años en el Magdalena Grande, en el municipio de El Paso del Adelantado. Creció entre los pastizales, gallinas, siembras, ganado y cultivos de esa zona, que en la actualidad pertenece al Cesar, departamento que se gestó entre acordeones, piquerias y parrandas.

El maestro compositor Tomás Darío Gutiérrez, autor de ‘Voz de acordeones’ y ‘Campana’, asegura que por fortuna el paseo ‘La Loma’ salvó a Samuelito del olvido, pues la dimensión de su figura musical y cultural es de gran tamaño.

“Como se dice en el argot de los galleros, Samuelito está enrazado como no tienes idea, más de lo que la gente cree, porque todos sabemos que Samuelito es hijo del gran Pedro Nolasco Martínez, la primera persona de quien supo Colombia que había enfrentado y vencido al diablo, antes que Francisco ‘el Hombre’. Además, Samuelito es hijo de Felipina Santiaga Muñoz Vásquez, hija de uno de los más grandes juglares de la primera generación, del siglo XIX: Goyo Muñoz, de Becerril del Campo. 

Su hijo menor, Jaime Martínez, quien siguió los pasos de su padre con el acordeón en el pecho, dice que Samuelito hace parte de una notable estirpe negra de El Paso, aunque su juventud y desarrollo musical lo alcanzó en el corregimiento de La Loma, en donde murió ciego a los 82 años. 

“La humildad de mi padre fue su grandeza y mayor virtud. Esa fue quizá la razón por la que su nombre no es tan sonoro como lo fue el de otros juglares tan grandes como él lo fue. Su magia musical era un don, él nunca entendió que la música tendría ese valor que tendría hoy. Eso fue un entretenimiento para parrandear con sus amigos”, dijo Jaime, hijo de Samuelito con Felipa Benicia Castro Rodríguez.

El Festival de Canciones de La Loma de Calenturas, que este año celebra su edición número 32, lleva el nombre de este gran juglar, quien hace décadas fue conocido por todo el país gracias a la serie documental Yuruparí de Gloria Triana. Señal Memoria y Proimágenes restauraron el documento y en el capítulo ‘El último juglar y el nuevo rey’ aparece una legendaria parranda entre Alejo y Nafer Durán, y Samuel Martínez, en las calles de este municipio del Cesar. En ese entonces la ganadería, la pesca y la agricultura eran primer renglón de la economía y la explotación de carbón térmico apenas se abría paso. 

Un gran compositor

Samuel Martínez fue reconocido por su mordacidad en el verso vallenato. Enfrentó y derrotó a otros grandes en piquería en el corredor minero, en la depresión Momposina y el valle del río Cesar. El merengue ‘Potrerillo’ también es de su autoría, ‘La morenita’, ‘La vecina’, ‘El tigre Chiriguaná, entre otras, firmadas con su nombre, y un sinnúmero de obras que él escribió y musicalizó, pero que aparecen firmadas por otros juglares. 

“Él compartía parrandas con Alejo Durán, Luis Enrique Martínez, Abel Antonio Villa, entre otros. Algunos de ellos eran más sagaces y grababan las canciones completas de él, letra y melodía, pero eran otros tiempos”, agregó el hijo del juglar.
Tomás Darío Gutiérrez, que también es historiador y escritor, no duda en afirmar: “De hecho, aunque Alejo Durán ha sido siempre mi ídolo, 4 de sus más grandes canciones no son de él, son de Samuel Martínez”.


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Eran otros tiempos. En una parranda se intercambiaban vivencias, se compartían noticias, se discutía sobre el amor y el despecho, el bien encarnado en la familia y la fe en Dios, y el mal, representado por el mismísimo diablo, a quien solo vencieron tres maestros del acordeón del Caribe colombiano. El padre de Samuelito fue el primero. 
 

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