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Comunidades campesinas le apuestan al turismo de paz, en la zona PDET del Distrito de Santa Marta

Con más de 14 experiencias ecológicas y agrícolas en el corregimiento de Bonda, se busca reconstruir el tejido social de esta región, que ha sido y continúa siendo afectada por el conflicto armado en la Sierra Nevada.
Sitios para conocer en Santa Marta: turismo con comunidades campesinas
Foto de: Adriana Bernal
Diana Janine Camacho Julio

Santa Marta, que lleva el legado de ser la primera ciudad de Colombia y una de las más antiguas de Suramérica, narra sus 499 años de historia a través de sus calles, callejones, casas coloniales y sitios turísticos en los que se destacan sus playas, ríos, la bahía más linda del continente y el gran potencial de su zona rural.  

El Distrito de Santa Marta está dividido en nueve comunas en la zona urbana y en cuatro corregimientos en la zona rural: Guachaca, Taganga, Minca y Bonda.

Bonda es una pequeña aldea de origen indígena situada en inmediaciones del río Manzanares, un destino natural apreciado por turistas y residentes locales, ubicado a 50 minutos del centro histórico de Santa Marta, en donde el principal atractivo es el afluente. Este tiene varias ensenadas y en cada una hay un espacio diferente y más interesante cada vez.

Un poco más allá de la entrada principal se encuentran cascadas que, en tiempo de lluvia, tienen gran afluencia.

En Bonda hay variedad de restaurantes y alojamiento; en este corregimiento se encuentran las piedras de Donama, famosas por los grabados jeroglíficos hechos por las tribus hace muchos años y de los cuales no se tiene interpretación.

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Foto de: Adriana Bernal 

"Kasogui" 

Aquí se encuentra el corredor de experiencias turísticas Kasogui, que incluye mas de 14 experiencias que ofrecen productos y servicios basados en la agricultura, en procesos y derivados del café, cacao, apicultura y la elaboración de artesanías típicas de la región.

Además, se implementan acciones de conservación como la reforestación, sistema de monitoreo de fauna y la creación de viveros, liderados por campesinos de la zona quienes le apuestan a proyectos turísticos que permitan a visitantes conocer la riquezas de sus territorios y que protegen como guardianes de paz.

“Nos motiva poder utilizar de manera responsable los atractivos naturales, al tiempo que ofrecemos los productos y servicios que creamos para brindar experiencias significativas; poder hacerlo como verdaderos anfitriones de nuestro territorio, de manera autónoma, generando una cohesión social en donde lo más importante es ver como se vincula la comunidad", indicó Adriana Bernal Polo, anfitriona y vocera turística.

Agregó que "nosotros como campesinos hemos encontrado en nuestro corregimiento una manera de mejorar nuestras condiciones de vida que nos hace felices, mientras compartimos con quienes nos visitan las maravillas que ofrece nuestra zona rural”.

En esta ruta, los campesinos contribuyen a la construcción de paz al encontrar en el agroturismo una opción viable, que involucra a los jóvenes en la búsqueda de alternativas para generar ingresos y desvía su interés de actividades ilegales para obtener recursos.

De igual forma, crean conciencia en la comunidad sobre la importancia de permanecer en sus unidades productivas, trabajando por un campo sostenible donde se siga reconociendo que el campesino ejerce un aporte importante en el campo y la ciudad.

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Foto de: Adriana Bernal 

Para ellos lo más significativo es poder generar un impacto positivo en los habitantes de la zona, con el turismo rural comunitario que ha fortalecido la colectividad y el trabajo en equipo, influyendo de manera directa en la reactivación de la economía, conservación de la cultura y tradición, así como el reconocimiento de su identidad ancestral.

Con la meta de convertirse en un destacado corredor turístico, reconocido por la calidad de cada recorrido, se espera que los indicadores reflejen la eficiencia de los emprendimientos que han encontrado en este rincón de la Sierra Nevada de Santa Marta una oportunidad para generar empleo. Esto, a su vez, impacta positivamente la economía local y promueve la conservación ambiental mediante el turismo regenerativo.

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