Por estos días, en el mercado público de Barranquilla, en el centro histórico de la ciudad, los puestos de venta de pescado lucen más cargados que de costumbre gracias a la subienda de bocachico que se registra en gran parte del Caribe. Contrario a lo que puede pensarse, los comerciantes no han podido sacar provecho debido a que los clientes llegan a cuentagotas, por lo cual las ventas se mantienen bajas.
Según Luis Miguel Cervantes, vendedor del sector, la explicación es que hasta hace pocas semanas el producto estaba escaso y registraba un precio por fuera del alcance de los compradores habituales. “Hace un mes, una caja de pescado de 25 kilos costaba entre 360.000 y 380.000 pesos. Con la subienda el precio está a la mitad, bajísimo”, explica.
Sin embargo, de momento el balance entre oferta y demanda es bastante desigual. La subienda de bocachico no ha traído consigo a los consumidores habituales que cada año aprovechan estas fechas para abastecerse. La razón que esgrime Cervantes es que “mucha gente no sabe que la mano de pescado (que consiste en cuatro unidades) pasó de 40.000 pesos a conseguirse incluso a 5.000 pesos”.
Si bien el bocachico es la especie que más abunda, también ha subido la oferta de mojarras y bagres provenientes de Córdoba, Sucre y Bolívar.
En cuanto al fenómeno de la subienda, Cervantes argumenta que se da entre noviembre y enero, coincidiendo con la época en que las fuertes brisas azotan al Caribe y alejan la lluvia. Como consecuencia, baja el nivel de los ríos y a los peces se les dificulta esconderse de las redes, convirtiéndose en presas fáciles de los pescadores.
Para incentivar las ventas, los comerciantes han desplegado una campaña de comunicación, basada en las redes sociales, haciendo énfasis en las bondades nutritivas del pescado con relación al precio asequible que hay en esta temporada.