Una de las formas de violencia familiar más silenciadas es la que se produce en contra del adulto mayor que, en su mayoría, es propiciada por los mismos hijos o nietos. Manifestaciones como el abuso físico, sexual, económico y psicológico son algunas de las más frecuentes formas de violencia denunciadas en Colombia, sin embargo, expertos creen que hay una alta tasa de casos que no se denuncian porque se desconocen los canales para ello y que dichos comportamientos son considerados maltrato y un delito.
En Contacto Directo, Maritza Vergara, abogada experta en Derecho de Familia y protección de los derechos del adulto mayor, explicó que este segmento de la población en Colombia está contemplada desde los 60 años y que cada vez hay más longevidad teniendo en cuenta que, según cifras del DANE, cerca de 22 mil de personas tienen más de 100 años.
“Una persona de 60 años goza de todas sus capacidades mentales aun, el problema radica cuando el adulto mayor ya no tiene esta posibilidad. En consulta veo constantemente el atropello contra estas personas, aun cuando los agresores saben que sus víctimas pueden tomar sus propias decisiones. Casi siempre son abusos económicos (especialmente para los pensionados) que deben contribuir con los gastos de los hijos y nietos y también se evidencia una fuerte violencia psicológica”, dijo.
Según Vergara, los adultos mayores con pérdida de memoria son los más vulnerables a diferentes tipos de maltratos y la Ley 850 del 2017 es una de las políticas más eficaces del Estado que busca exponer las obligaciones de las personas que están en el entorno del adulto mayor. Además, se conforman grupos de enlace con el Ministerio de Salud, las secretarías de desarrollo social y las comisarías de familia para fortalecer la protección a esta población.
“Si hay cosas por hacer, si hay dónde denunciar. El ICBF no solo vela por los niños, niñas y adolescentes sino por la familia en pleno, así que podemos acudir a este tipo de entes a denunciar ese maltrato que es casi imperceptible”, indicó Vergara al explicar que ese maltrato está también relacionado a la indiferencia y/o abandono contra el adulto mayor.
“Ahora para nuestros adolescentes sus abuelos se vuelven un estorbo en la mayoría de casos, y esto se agrava porque las enfermedades mentales se acrecientan cada vez más”.
¿Qué se entiende por maltrato?
El maltrato va mucho más allá de un golpe o una agresión física. De acuerdo con Vergara, desde un insulto hasta un abuso económico es una manifestación de violencia que debe ser denunciada y castigada; lo más grave es que en la mayoría de casos son los hijos los principales agresores.
“Hay que denunciar el abuso económico y la violencia psicológica que también se refleja en el abandono, esto tiene prisión de cuatro a ocho años”.
Vergara explicó que el abandono puede manifestarse en situaciones donde la falta de alimentación, higiene, vestuario, controles médicos o cuidados es constante. “Eso se llama descuido, negligencia y abandono y eso se puede denunciar”.
¿Cómo denunciar?
“Las comisarías de familia son las entidades que se encargan de dirimir todos estos conflictos; están capacitados para recibir las denuncias de este tipo de violencias”.
En Bogotá la línea 3808400 está habilitada para acercar a los usuarios a la comisaría de familia más cercana a su residencia; también las oficinas regionales de la Defensoría del Pueblo y de la Fiscalía General de la Nación están disponibles para recibir este tipo de denuncias.
“A través de las comisarías de familia podrán ser atendidos por un grupo de apoyo donde encontrarán nutricionistas, psicólogos, trabajadores sociales, entre otros profesionales que pueden orientar en este tipo de situaciones”.
Vergara explicó que muchas veces los hospitales se convierten en el primer punto de alarma cuando llegan adultos mayores con signos de violencia o de abandono, tales como morados o incluso lesiones propias de una caída en la calle por estar solos o por el desarrollo de actividades que sus cuerpos no pueden resistir.
“Son muchos los signos de alerta que las autoridades conocen porque el adulto mayor por sí solo no denuncia ya que está sometido a sus cuidadores. Muchas veces esos signos de alerta se presentan cuando hay comportamientos diferentes en ellos, eso puede ser un mensaje de problemas como depresión que también deben ser atendidos”, indicó.
La experta consideró que las entidades del Estado se quedan cortas por más normativas y redes de apoyo que se establezcan, porque quien conoce de cerca la realidad del adulto mayor es su círculo más cercano y en sus manos está el ser sensibles a su protección y necesaria inclusión en la sociedad y en los hogares.
“En la familia todos tienen el mismo grado de responsabilidad. En Colombia hay mucho adulto mayor solo y por eso el Estado echa mano de quienes están alrededor de esta persona: hermanos, sobrinos, nietos, etc. Todo ese colectivo está en la obligación de cuidarlo sin importar si están lejos; esa falta de responsabilidad es sancionable”, puntualizó al recordar que ya no aplica la ley de interdicción y que los cuidadores no pueden tomarse atribuciones por fuera de este consentimiento normativo.