En Putumayo, existen más de 100 asociaciones cuyas líneas productivas representan el 60% de la economía de la región, asegura Alexander Luna, asesor regional de proyectos.
La diversidad climática y topográfica de la Amazonía colombiana, permiten que los 13 municipios del departamento de Putumayo incursionen en 15 líneas productivas.
A lo anterior, se suma que el 60% de la economía de la región corresponde a emprendimientos rurales cuya producción está ligada a la siembra de fríjol, lulo, aguacate, leche, uchuva, pimienta, caña panelera y chontaduro. Así mismo guarda una intrínseca relación con la cría de especies menores, la explotación de ganado, de carne y leche; según el asesor de proyectos agropecuarios de la gobernación de Putumayo, Alexander Luna.
Indica, el también agrónomo, Luna que existen estudios de desarrollo agropecuario que muestran en cada municipio de la región por lo menos 10 asociaciones comunitarias de cuyas parcelas cosechan exóticas frutas que se venden en el extranjero, siendo la uchuva una de ellas, y que representa el 5% de la economía regional; a la semana se cosechan 5 toneladas y actualmente se exportan a España y Holanda.
El lulo constituye el 10% de la economía y cada semana se comercializan 15 toneladas de la fruta en el Valle del Cauca. El plátano tiene su mercado en Huila y Nariño y semanalmente se envían a esas regiones 20 toneladas del producto, el cual representa el 3% de la economía.
La pimienta negra es otro alimento que impulsa a los emprendimientos de la Amazonía y de acuerdo con el ingeniero agrónomo, esa línea productiva representa el 5% de la economía. De ese alimento se producen 2 toneladas mensuales y sus canales de comercialización están centrados en la ciudad de Bogotá.
El cultivo de cacao representa el 20% de la producción agropecuaria y las 5 toneladas anuales de almendra que se producen; se comercializan en la casa Luker y en la Compañía Nacional de Chocolates.
El fríjol es otro apetecido alimento que brota de las parcelas amazónicas, representa el 10% de la economía regional y las 2.000 toneladas anuales de las variedades cargamanto y bolón negro que se cosechan se comercializan en los departamentos de: Valle del Cauca, Antioquía y en la ciudad de Bogotá.
Otro producto agropecuario que beneficia a las asociaciones rurales es el aguacate, cuya producción representa el 10% de la economía local y mensualmente se envían 10 toneladas de ese alimento a los Estados Unidos.
El sur de la Amazonía colombiana es la única región del país en la que los humedales del bajo Putumayo garantizan el crecimiento de la palma de canangucha, cuyos frutos se cosechan una vez al año.
Para Gustavo Martínez, profesional agroforestal de la Secretaría Municipal de Agricultura, el municipio de Leguízamo no solo es violencia, como ha sido conocido por su historia de conflicto armado, sino diversidad agrícola razón por la cual del 100% de las familias indígenas, el 40% se dedica a la siembra de canangucha.
Es tan alto el rendimiento productivo de ese producto que por hectárea, el pueblo indígena Murui Muina obtiene más de 9 toneladas anuales del fruto amazónico de las cuales alrededor de 3 toneladas se destinan para la obtención de pulpa y el 3% para la extracción de aceites que se destinan para la preparación de sus productos tradicionales.
Necesidades
Aunque el líder social y asesor de proyectos agropecuarios, Alexander Luna, destaca el aporte que las asociaciones productivas rurales le hacen a la economía regional, advierte que los emprendedores carecen de apoyo para el óptimo desarrollo de sus labores agropecuarias.
“El 100% de las asociaciones no puede generar valor agregado en sus cosechas porque produce en bruto y carece de tecnología para su transformación. Si por un lado los agricultores sufren por los altos costos en los abonos y fertilizantes, entre otros insumos agropecuarios; los ganaderos no se quedan atrás”.
Seguido hizo referencia al escaso o en ocasiones nulo apoyo gubernamental para el impulso microempresarial y recordó lo sucedido en los años 90 cuando en el departamento de Putumayo se producían 65 mil litros diarios de leche y ahora los ganaderos escasamente obtienen 22 mil.
“Ese bajón se debe al desestimulo estatal, a la fluctuación de precios y a la escasez de pasto, cuyo alimento suele faltar por el exceso de humedad. En la última década, una o 2 organizaciones rurales suelen desaparecer por la falta de apoyo gubernamental”, manifestó.
A la vez afirmó que, aunque son asociaciones legalmente constituidas, se han disuelto por la supuesta indiferencia económica estatal.
“Para superar las barreras productivas, económicas y de comercialización a las asociaciones rurales de la Amazonía colombiana, la única tarea que les queda es agremiarse, formular proyectos y gestionarlos ante las entidades gubernamentales. De esa manera romperían las cadenas que las atan y a futuro montarían microempresas que a partir de la industrialización les garantizarán competir en los mercados locales, regionales y nacionales”.
“Esa será la puerta para acabar con la pobreza rural, generar empleo y transformar los productos que se cosechan en las parcelas del campo colombiano”, dijo el ingeniero agrónomo.
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