Tres mujeres campesinas de diferentes veredas del municipio Cajamarca (Tolima) encontraron una forma de emprender y darle un valor agregado al cultivo artesanal orgánico de hierbas aromáticas. Esto como una gran apuesta después de decirle un no rotundo a los proyectos mineros en esa región, a través de consulta previa del 26 de marzo de 2017.
Fueron más de 6 mil campesinos que le hicieron un pare a las prácticas mineras que se ejecutaban en este territorio al norte del Tolima. Desde ese día nacieron 19 emprendimientos con la ayuda del Colectivo Socioambiental Juvenil de Cajamarca (Cosajuca) y con recursos de la Embajada de Suecia.
La plantación y transformación de especies aromáticas de manera artesanal se constituyó en una forma de hacerle ver al país que en esta zona sí existen otras alternativas de conservar el suelo y erradicar la minería, una actividad que consideran una amenaza para las cuencas hídricas y el bienestar de la región.
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“Tocaba decirle a Colombia y al mundo que Cajamarca tiene un gran potencial productivo y no minero. De esta manera, el Fondo Sueco nos apoyó para sacar adelante 19 proyectos productivos que sirvieran para que nosotros tuviéramos una estabilidad económica. Fue así que fuimos ganadoras con este proyecto de aromáticas, que fue catalogado como innovador y sobre todo desarrollado por mujeres cabeza de familia”, cuenta Olga Perdomo, representante del emprendimiento ‘Aromas ancestrales’.
Esta es una sociedad conformada por Olga Perdomo, Eufrasina Monroy e Inés Pinzón, quienes adaptaron un pequeño lote casero en la vereda El Recreo Bajo, en el municipio de Cajamarca, con el propósito de sembrar plantas de pronto alivio.
En su cultivo tienen hierbas como orozuz, diente de león, albahaca, hierbabuena, limoncillo, menta, cidrón, anís, hinojo, poleo, entre otras que se destacan por su aroma y propiedades curativas, según los saberes tradicionales.
¿Pero por qué emprender con las aromáticas? Ellas resaltan que estas hierbas plantas ayudan a disminuir el avance de enfermedades intestinales en la sangre y el hígado, además de tratar dolencias que se adquieren por malos hábitos en la dieta alimenticia. Además, se pueden cultivar fácilmente y desde el solar de una vivienda.
El proceso de transformación arranca desde el sembrado de las semillas de cada una de las especies cuidadas y abonadas adecuadamente para su recolección, tiempo exacto en el que se aprovecha todo su follaje (solo hojas), para su proceso de limpieza, deshidratación y secado natural, conservando todas sus propiedades.
Finalmente, el molino martillo es el encargado de hacerlas polvo, el cual se mezcla en una taza de agua caliente y azúcar al gusto, para disfrutar con menos de un gramo, una de las bebidas más tradicionales en el mundo después del café.
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“Por eso el nombre de aromas ancestrales, porque nuestros antepasados les tenían un valor y amor grandísimo a las plantas, ya que les servían demasiado cuando la ciencia no estaba tan adelantada para ayudar a su familia de las enfermedades más comunes de la época”, afirma Perdomo.
En bolsitas de tela quirúrgica, elaboradas por sus propias manos y cosidas a máquina, empacan menos de un gramo de estas aromáticas que se han convertido en la sensación de propios y visitantes de este municipio tolimense. Estas hierbas aromáticas se pueden consumir frescas o secas para obtener más aroma; en bebida o mezclándolas con los alimentos, como los tubérculos, las pastas, los huevos, la carne blanca o roja; e inclusive hasta con las frutas, elaborando cocteles sencillos.
Doña Olga, Eufrasina e Inés son mujeres enamoradas del campo, de sus ‘Aromas Ancestrales’, que al mismo tiempo se convierten en bebidas tradicionales en Colombia desde la época de la Colonia. Ellas esperan que su emprendimiento coja fuerza y cuente con más apoyo para hacerlo más rentable y expandirlo a otras regiones.