El congresista Mauricio Toro denunció que, en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, en medio del primer debate que busca prohibir las terapias de conversión contra la población LGBTI, fue presentada una recusación en su contra por el activista cristiano Jonathan Steven Silva Mocetón.
“Que un señor que se llama Jonathan Silva, abiertamente homofóbico, haya recusado a un congresista por defender a la comunidad por la cual se hizo elegir. Es decir, él dice que yo no puedo presentar proyectos para proteger los derechos de la comunidad LGBTI, porque hago parte de la comunidad diversa”, expresó el congresista en Señal de la Mañana de Radio Nacional de Colombia.
Toro puso como ejemplos que su caso es como si el representante de las negritudes o una congresista por ser mujer no pudieran presentar proyectos a favor de estas poblaciones por pertenecer a ellas, “eso se cae de toda lógica”, expresó.
“Es un ataque homofóbico, pero gravísimo, pero además respaldado por dos representantes de la Comisión 7.ª, Ángela Sánchez y Carlos Acosta, que lo llevaron y lo apoyaron en esto. Por lo tanto, pues es completamente ridículo que pretendan silenciar la voz de un congresista de la República que defiende a una población por el hecho de atender a esa población y ser de orientación sexual diversa”, indicó el representante a la Cámara por Alianza Verde.
Por este hecho la votación y la discusión del proyecto de ley tuvo que ser suspendida, debido a que el debate no puede realizar hasta que la Comisión de Ética, que tiene tres días para resolver la recusación, se pronuncie si existe o no algún impedimento sobre el congresista Toro. “Yo lo que quiero prohibir es el delito de la tortura en contra de la población LGBTI, que es lo que se hacen con las mal llamadas terapias de conversión”, dijo.
“En enero, la Fiscalía General de la Nación desmanteló un sitio de torturas donde tenían a personas esposadas, desnudas, las estaban bañando con agua fría, las habían violado, les habían echado ácido hasta que no dijeran que eran heterosexuales (…) Esto es tortura y ese delito se tiene que agravar cuando es hacia la comunidad LGBTI (…) Cualquier persona que quiera ir a una iglesia a orar, que quiera apoyo psicológico, eso lo podrá hacer sin problema. Lo que estoy diciendo es que nadie, ni una iglesia, ni un pastor, ni un psicólogo, ni un no profesional en la salud puede someter a tortura física y psicológica a una persona con tal de cambiarle su orientación”, expresó el representante.
Según Toro, detrás de las llamadas terapias de conversión podrían existir intereses económicos: “el señor Silva no sé y no me consta, pero debe hacer parte de algunas de esas iglesias que promueven esas terapias, donde se les volvió un negocio coger a familias incautas, decirles que van a ‘curar’ a sus hijos o hijas y llevarlos cobrándoles a ese tipo de torturas y la familia luego se da cuenta de que su hijo o hija se suicidó”, concluyó, afirmando que una de cada cuatro personas que es sometida a terapia de conversión se suicida.
“El poder del evangelio sirve”
Por su parte, el activista cristiano Jonathan Silva, autor de una recusación, rechazó las acusaciones de homofobia en su contra durante una entrevista a medios nacionales, afirmando que pertenecer a la población LGBTI sí hace la diferencia frente al debate de las iniciativas presentadas en la Cámara de Representantes, sin embargo aseguró que la recusación contra Mauricio Toro no es por su orientación sexual, sino por su activismo.
“Aquí siempre se juzga al neoconservador de homofóbico. Es un peligro realmente para la sociedad donde se dice que se impide todo esfuerzo por ayudar a aquellas personas que siendo homosexuales o transexuales buscan ayuda espiritual (…) Un homosexual o un transexual puede cambiar a través del poder del evangelio. No los torturamos, ellos libremente lo hacen. Hay un caso nacional que fue Nerú, pero la sociedad diversa, las organizaciones LGBTI y Angélica Lozano lo trató de traidor. El poder del evangelio sirve", agregó el congresista en entrevista con Blu Radio.