Francia ha sido un país de revoluciones: la de 1789 que sepultó la monarquía de derecho divino; la de 1848, que obligó el rey Luis Felipe I a abdicar; la Comuna de Paris, en 1870 y la famosa Revolución de Mayo, de 1968. Sin embargo, no tuvo muchos gobiernos de izquierda en el siglo XX, con excepción del Frente Popular y, luego con la llegada al poder de Mitterand (1916-1996), en 1981.
Con mayo del 68 se transformaron los cimientos de la Quinta República, llegaba al final el liderazgo del carismático general Charles de Gaulle quien había sido su impulsor, a través de la Constitución de 1958. Esa constitución se mantiene, con importantes enmiendas que se han ido realizando hasta el presente.
Para el 68, los estudiantes y obreros querían cambiar la sociedad. La década de los años setenta fue de gran ebullición política a nivel nacional y, en 1981, se dio la elección de François Mitterand, primer presidente de izquierda en la Quinta República, quien inició con un mandato de siete años, que se renovó en 1988 por otros siete, siendo el presidente que más duró en el poder en el siglo XX (1981 - 1995).
Nacido en una familia conservadora y católica, realizó estudios de derecho y de literatura. Durante la Segunda Guerra Mundial fue hecho prisionero por los alemanes, logrando evadirse en 1941. Luego, vino una etapa muy discutida por cuanto Mitterand se involucra con la extrema derecha francesa, llegando a ser contratista del mariscal Pétain, que había pactado con los nazis, aunque Mitterand se defendió alegando que había logrado la liberación de numerosos presos.
Finalmente se deslindó de la derecha y durante la IV República (1946 – 1958) fue varias veces ministro. Cuando llegó la V República (1958 hasta el presente) con el retorno al poder del general de Gaulle, líder de la Resistencia en la Segunda guerra, y quien dio fin a la guerra de Independencia de Argelia, Mitterand se mantuvo en la oposición y fue reorganizando la izquierda, consolidando el Partido Socialista para la conquista del poder con un proyecto de sociedad más moderna, descentralizada e igualitaria.
Su primer mandato fue marcado por una avanzada política social: aumento del salario mínimo, quinta semana de vacaciones para los trabajadores, jubilación a los 60 años, semana de 39 horas de trabajo, impuestos a las grandes fortunas. Así mismo, promovió la estatización de algunos bancos.
Mitterand logró la abolición de la pena de muerte; también promovió la regularización de los inmigrantes indocumentados. En el campo de las relaciones internacionales, fue una pieza clave en la consolidación de la Unión Europea; junto al canciller alemán H. Kohl impulsó el Tratado de Maastricht, que promovió, entre otros aspectos, el libre mercado y la cooperación entre países europeos, una moneda única y una ciudadanía europea que permite a los ciudadanos la libre circulación y residencia en cualquiera de los países de la Unión.
En las elecciones legislativas de 1986, triunfó la oposición y Mitterand tuvo que gobernar con un primer ministro de derecha en lo que se llamó “gobierno de cohabitación”. En efecto, en la constitución francesa vigente, el presidente está obligado a escoger un primer ministro en el partido que tiene la mayoría en el Parlamento, dándose así un gobierno derecha-izquierda o viceversa, donde la política interior está en manos del primer ministro y la política exterior en manos del presidente.
Durante estos años se empañó la imagen del presidente por varios escándalos: el suicidio de uno de sus ministros, en 1993 (Pierre Eugène Bérégovoy); una bomba puesta en un barco de Greenpeace que protestaba contra los ensayos nucleares de Francia en el Pacífico; además, su acompañamiento a Estados Unidos en la guerra del Golfo contra Irak en 1990, fueron restándole popularidad. A final, llegó su declive por un agresivo cáncer.
De los periodos presidenciales de Mitterand resaltan las llamadas grandes obras arquitectónicas que el presidente, ferviente aficionado a las artes, emprendió en París, creando la Ópera de la Bastilla, el gran Arco de la Defensa, la ampliación del museo del Louvre y su pirámide de vidrio, y la nueva Biblioteca Nacional. En este periodo, redujo el servicio militar a 10 meses y creó el RMI (ingreso mínimo para las personas desvalidas).
Terminó su mandato en 1995 ya muy enfermó, y falleció en 1996 dejando una imagen controvertida, pero con la gratitud de una buena parte de los sectores populares de Francia y el aura de uno de los presidentes más importantes de la Quinta República.