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Mutilación genital femenina en Colombia: causas y consecuencias

En 2007 en Pueblo Rico (Risaralda), se registraron dos casos de niñas que murieron por infecciones a raíz de este procedimiento.

Por: Nazlhy Viviana López

La mutilación genital femenina consiste en cualquier procedimiento que se realice a una mujer o a una niña con el objeto de alterar, extirpar y lesionar, parcial o totalmente sus órganos genitales por razones culturales, como un rito de transición hacia la vida adulta y un prerrequisito matrimonial, religiosas, o de otro tipo, pero no médicas.

Colombia es el único país de América Latina que ha reconocido que la mutilación genital femenina aún se practica en algunas comunidades indígenas, después de ser detectada en el año 2007 cuando fallecieron dos niñas por este procedimiento.

En 2007 en el municipio de Pueblo Rico, Risaralda, se registraron dos casos de niñas que murieron por infecciones en su zona genital, después de ser sometidas a una práctica ancestral conocida entre los emberas, uno de los pueblos indígenas con mayor presencia en Colombia, como el “corte de callo”, lo que atrajo la atención del Gobierno a ésta práctica transmitida de generación en generación, como una tradición llamada ‘curación’, que es realizada en la mayoría de los casos, por las parteras y las matronas.

“En las comunidades Embera Chamí de Colombia hay una práctica que es la ablación de clítoris, que está justificada a través de un mito de la cosmogonía, pero no es una práctica de todas las comunidades indígenas Embera que hay en la región, que se extienden desde Panamá hasta Colombia y que ocupan más territorios. En las comunidades indígenas había una especie de patriarcado que se fue recrudeciendo con la conquista y con la mezcla de las culturas indígenas con las coloniales, específicamente la española, así que, puede ser una práctica que se aprendió en tiempos de la conquista y no necesariamente es una práctica originaria embera”, aclara el Colectivo Feminista Viejas Verdes.

“La mutilación femenina se refiere a cualquier tipo de procedimiento que evite que el clítoris cumpla su función de dar placer. La ablación femenina se refiere cuando por medio de calor realizan una quemadura en el clítoris. La circuncisión es cuando realizan el retiro del capuchón del clítoris dejándolo expuesto la mayoría de las veces, generando dolores crónicos y al tener relaciones sexuales mucho dolor y no placer”, explica la ginecóloga Catalina Agudelo.

Esta práctica constituye una norma social profundamente arraigada en algunas comunidades. Las razones para ejecutarla varían; en determinados casos se considera un rito de transición hacia la madurez, en otras se concibe como una forma de controlar la sexualidad de la mujer, debido a la creencia de que garantiza el futuro matrimonial y el honor de las familias, además de considerar que supuestamente aumenta la fertilidad y hace el parto más seguro.

Foto: YouTube FPNU

Estos procedimientos tienen consecuencias físicas y psicológicas a largo plazo: dolor crónico intenso, hemorragias prolongadas, problemas urinarios, problemas menstruales, infertilidad, complicaciones al dar a luz, depresión, ansiedad y puede aumentar el riesgo de transmisión del VIH, entre otras.

“Una de las consecuencias más graves, dependiendo de la práctica que realicen, es que la paciente se puede infectar muy fácil, pues la zona genital generalmente está colonizada con muchas bacterias, y en las heridas encuentran un medio de cultivo en el que van a crecer mucho más rápido, causando una posible sepsis que se disemina por todo el cuerpo y es muy difícil de controlar, causando la muerte de muchas mujeres o niñas”, señala Agudelo.

Según explica la Organización Mundial de la Salud - OMS, este procedimiento es reconocido internacionalmente como una violación a los derechos humanos de las mujeres y niñas, pues vulnera los derechos a la salud, la seguridad, la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, el derecho a la vida, y cuando es practicada en niñas, viola los derechos del niño.

“La ablación de clítoris, si es violatoria de derechos humanos, para empezar porque muchas niñas cuando son bebés y les practican estos procedimientos mueren. Por otro lado porque el derecho al placer de las mujeres es parte de los derechos humanos, del libre desarrollo de la personalidad, y de la autonomía sobre el cuerpo, ninguna mutilación sobre el cuerpo humano se puede hacer por terceros y sin que esa persona pueda tener una decisión, como es el caso de las niñas cuando son bebés, ellas no tienen voz y voto sobre si quieren acogerse o no a esa tradición y crecer sin poder sentir el placer sexual, atentando a su salud sexual y reproductiva”, señala el Colectivo Feminista Viejas Verdes.

Las comunidades que practican la mutilación genital femenina, ablación o la circuncisión femenina, lo hacen veladamente por lo que no existen estadísticas confiables. La información al respecto en Colombia es inexacta o desactualizada, no existen registros precisos sobre el número de niñas y mujeres afectadas, ni precisión sobre los lugares donde se realiza.

Sin embargo, se han logrado avances. El Fondo de Población de las Naciones Unidas en Colombia - FPNU, las organizaciones indígenas y las comunidades han tenido un rol protagónico empoderando a las mujeres indígenas, para ser líderes que promuevan el diálogo y la educación acerca de las consecuencias de la mutilación genital femenina y la transformación de los imaginarios frente a las niñas su cuerpo y su sexualidad; desde entonces, varias comunidades han abandonado estas prácticas, aunque en ciertas zonas del país se siguen reportando casos periódicos en los centros de salud.

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