Bajo la dirección musical de la maestra Divarius- personaje excéntrico, filántropa animalista de tiempo completo, dedicada a proyectos de inclusión y rehabilitación socio-humano-animal, un grupo de 18 animales- juguetes de plástico, entre ellos cinco cerdos, una foca, un perro, una vaca, una cabra, un pollo, un pato, y una oveja, descubren a través de la música el verdadero talento que da sentido a sus vidas.
“Yo la presento como una banda de reinserción e inclusión zoo-cial, donde todos estos animales que tienen una vida muy corta, que la gente no los quiere por el ruido que hacen, o que son maltratados, olvidados o están en situación de riesgo, encuentran en la banda animal un motivo para vivir y estar en un lugar privilegiado al convertirse en estrellas musicales”, señala Paula Malik, payasa, malabarista y creadora del espectáculo.
El concierto de la ‘Band’AnimaL’ es una puesta en escena dividida en números o etapas en la que participan en unas, la maestra Divarius y los integrantes animales, en otras donde se involucra el público, que debe adivinar las canciones o tocar con los animales, mientras la maestra toca el acordeón, y durante el cual interpretan obras musicales que van desde Carmina Burana hasta canciones de Julio Jaramillo.
“Hay una parte en la que yo(la maestra Divarius) canto y voy hilando con historias de los animales sobre su vida, sus situaciones de exclusión, de peligro, o abandono que sufren. Son historias inventadas que hablan de temas sociales y políticos que podemos ver en estos días en el mundo como la homofobia, el narcotráfico, pero de una manera ligera, llevando al público por un camino del absurdo y la sorpresa, invitando al juego, a la imaginación, a ver el mundo desde otro ángulo: el de la risa”, afirma Malik.
El origen de la curiosa banda se da hace unos años luego de una estadía de Paula en Bogotá, cuando vivía en un vecindario bastante ruidoso, lo que unido al “bullicio” de su mente, de sus pensamientos, le hizo reflexionar y pensar en transformar ese entorno que parecía feo en algo estético, en crear algo bonito a partir de la aparente inutilidad, y a partir de allí crear nuevas historias.
“Así hice una especie de metáfora a partir de estos juguetes que se regalan a los niños, pero que luego nos arrepentimos de regalarles por “feos”, o que se dejan a los perros para que los muerdan y que suenan “horrible”, pero que son perfectos para crear. Esos muñecos de plástico me permitieron empezar a investigar y explorar esos sonidos en los que encontraba cosas musicalmente, y así con el apoyo de un amigo que es músico, empezamos a concretar la musicalidad, a darle forma para lanzarlo en el 2018”, explica la artista.
Desde entonces, la ‘Band’AnimaL’ ha realizado conciertos en Colombia, España, Francia y Portugal. En Colombia, se presentó recientemente en la Universidad Externado de Colombia y en Villa de Leyva, y tiene programadas presentaciones en el Teatro El Ensueño, de Ciudad Bolívar, en Bogotá el 25 de septiembre, y durante octubre en escenarios móviles de Idartes en la capital colombiana, Comfama en Medellín, Comfandi en Cali y en el Festival de Teatro de Santa Fe de Antioquia.
Payasa y malabarista
Paula Malik, la bogotana creadora de este espectáculo disruptivo y quien se define como mujer, madre, malabarista, maestra, improvisadora, payasa, es también abogada de la Universidad Externado de Colombia, profesión que decidió dejar de lado para dedicarse de lleno a la creación artística, y pionera del malabarismo y una de las primeras payasas del país.
“Cuando era adolescente vivía en España, donde conocí la Asociación de Malabaristas de Madrid, oficio que empecé a practicar allí, luego volví a Colombia a estudiar Derecho en 1997, carrera que alternaba con el malabar, un arte que en ese momento no había salido de las carpas de los circos en el país, que causó sensación, y que representó que me consideraran la primera malabarista colombiana”, señala Paula.
Luego de graduarse y ejercer como abogada por dos años en la Universidad Nacional, Malik decidió “que no iba a trabajar en algo que no me gustaba, y dejé el derecho para dedicarme completamente al malabar y a ser payasa”, dice. En Colombia, conoció a Ku Klux Klown, grupo pionero del clown que dirigían Jorge Mario Escobar y Fernando Rojas, con el cual pudo desarrollarse más y del cual surgió ‘Clementina, la eterna enamorada’, su primera obra.
Alternando sus presentaciones artísticas, Malik ha seguido dictando talleres en universidades de Bogotá, “una experiencia que ha sido maravillosa desde muchos puntos de vista: desde lo profesional, me ha retado a descubrir y redescubrir el camino de la enseñanza; me ha permitido interactuar desde el juego y me ha regalado la relación y amistad con los estudiantes, que en muchos casos aún conservo y que considero un gran tesoro”, apunta.
Su rol de payasa ha sido un camino de autoconocimiento para reencontrarse consigo misma y un sendero de sanación y reinterpretación del mundo. “La payasa interpreta varios personajes que hacen parte de mí, de mi compleja personalidad, de la mujer que necesita ser atendida o escuchada, que puede ser desde la jefa, la envidiosa, la inocente, la que no entiende nada, la que busca el amor. Ha sido, al mismo tiempo, la que me ha permitido explorar las emociones y encontrar un punto de unión y conexión con el público”, asegura.
Su puesta en escena ha estado dirigida especialmente a profundizar en las emociones humanas, a través de montajes escénicos y procesos de socialización, así como a interactuar en espacios no convencionales. “Siempre he estado en la búsqueda de hacer catarsis sobre cosas con las que no estoy de acuerdo, a veces son posiciones sociales, esos roles de género establecidos, los cuestiono y cosas que siento que la sociedad asume de una manera, pero yo insisto en verlas desde otro punto de vista, y es la payasa y la risa las que me ayudan a hacer esas transformaciones”, asevera.
Aquí puedes ver apartes del espectáculo de la 'Band'AnimaL