Flor Rojas Molina es una mujer de 56 años nacida y criada en Piojó - Atlántico. Ama caminar por diferentes lugares desde muy niña y hace algún tiempo se dedicó al ecoturismo para mostrar las bellezas naturales que posee este municipio ubicado en la zona más alta del departamento.
Cuenta Flor, con emoción, que sus abuelos maternos tenían fincas lejos del pueblo y su mamá. a la que considera su caminante ejemplo, los motivaba para llegar hasta allá.
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“Mi mamá decía vámonos este fin de semana para Guacarivana que queda cerca del área protegida forestal El Palomar y caminábamos nosotros de aquí allá que son unos 11 kilómetros”, dice Flor.
El ecoturismo para Flor comenzó de manera orgánica con sus vecinos y familiares, su conocimiento sobre senderismo fue lo que la llevó a hacer estos recorridos guiados.
“Su rol de liderazgo se manifiesta en distintas dimensiones de la vida cultural de Piojó. Flor es la que decora la iglesia y al santo en las fiestas patronales, asesora y acompaña a la reina del carnaval de Piojó, Flor es la de las cocinas tradicionales y también se dedica a la caminería”, dice Jennifer Marsiglia, amiga de Flor.
Flor Rojas es la pionera del ecoturismo en Piojó. Ella ha dedicado gran parte de su tiempo a esta actividad, que hoy en día, ha motivado otras iniciativas turísticas en el municipio.
“Yo era la que les decía, vámonos para Los Charcones, llevamos una olla, hacemos sancocho. La pasamos rico allá y nos venimos por la tarde. Nos llevábamos para cocinar hasta el tanque de agua y los hombres nos ayudaban a cargar el caldero y las ollas”, nos narra Flor sentada en el balcón de su casa.
En Piojó las temperaturas oscilan entre los 18 y 30 grados centígrados, lo que lo hace una zona agradable para caminar casi que a cualquier hora del día. Sus calles son angostas y su gente es muy agradable.
Mientras seguimos hablando con Flor, los vecinos pasan por la calle saludándola amablemente y con una sonrisa en su rostro.
Ecoturismo, gastronomía y cultura piojonera
Las caminatas por los senderos en las zonas verdes de Piojó inician a las 8:00 a.m. y finalizan alrededor de las 3:00 p.m. dependiendo del recorrido y los kilómetros del mismo.
En los caminos hay puntos de hidratación en el que se le ofrece al turista chicha de millo o agua de maíz, que son bebidas típicas del municipio. Tampoco puede faltar el agua de panela con limón. Las frutas y también productos elaborados en Piojó como las arepas hechas de yuca.
“Es que uno con una arepita de yuca aguanta bastante el trayecto. Eso es una buena gasolina para el cuerpo, eso lo estamos haciendo tipo 10 a 11 de la mañana, después finalizamos con un buen sancocho o una buena comida, que ya esto se hace internamente en el pueblo”, explica Flor.
Para las caminatas es importante el ritmo que tenga cada uno. Son más exigentes aquellos que la practican habitualmente. Pero quienes son citadinos o se trata de una familia que quiere compartir y conectarse con la naturaleza, los recorridos son más cortos entre cuatro o cinco kilómetros que sean suaves.
“Aquí en el municipio de Piojó nosotros contamos con una altura máxima de 523 metros sobre el nivel del mar, ahí tenemos el cerro de La Vieja que es un sitio muy hermoso rodeado de árboles. Tenemos unos paisajes hermosos, las especies tanto de flora y fauna que se dejan ver en los recorridos es un espectáculo”, manifiesta Flor con emoción.
Algo cambió para Flor
Hace un tiempo, Flor fue víctima de un accidente de tránsito en Piojó. El incidente la mantiene en silla de ruedas mientras concluye su recuperación. Esta situación frenó un poco su pasión más grande: caminar. Sin embargo, no ha sido un impedimento para seguir adelante con sus sueños.
“Me ha servido bastante mi estado de ánimo. Siempre he sido una persona muy alegre. Me he sentido frustrada por lo activa que soy. Yo me pongo a pilar el arroz, hago chicha, arepas. Por ahora no tengo visionado de qué voy a hacer, porque yo digo si Dios permitió que me pasara esto sabiendo Él cómo soy, es por algo”, expresa con voz entrecortada.
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Agrega que quiere quemar este tiempo en su proceso de rehabilitación y ya más adelante ver si puede volver al ‘monte’ como ella lo llama porque ese es su gran sueño. Se ha dedicado a capacitarse de manera virtual, a aprender más sobre ecoturismo.
“Lo mío no es trabajar por plata, lo mío es mostrar a Piojó, mostrar la riqueza que tenemos y que el municipio se empodere de lo que tenemos en materia de ecoturismo y que sea una forma de que la gente salga adelante”, puntualiza Flor Rojas Molina.