En diciembre de 2020, Tatiana Nevo escribió en su cuenta de Twitter que su mayor miedo era perder a su hijo y a su abuela. Más de un año después, ese temor estuvo a punto de volverse realidad. Colprensa conversó con ella.
Tatiana Nevo ha sido colaboradora de agencias como EFE y AFP. Ha sido fotoperiodista, investigadora, emprendedora y, con mucho orgullo, también mamá de Ahuvi. Una buena madre. Pero, según su expareja, solo es una persona con problemas mentales.
Su papel estuvo cruelmente en tela de juicio el año pasado, cuando, luego de un complejo historial de violencia física y psicológica, decidió separarse de Auvia Nevu, su anterior pareja, quien le hizo incluso cambiar de apellido. Si uno busca su nombre en el historial de la rama judicial, encontrará que el sistema la llama Tatiana Nevo, antes Tatiana Álvarez Ramírez. El hombre luego quiso amedrentarla más.
“Cuando yo le pedí la separación al papá de mi niño, empezó a hacer muchas cosas en venganza hacia mí. Una de esas fue coger al niño y llevarlo ilegalmente de Bogotá a Leticia”, le cuenta Tatiana a Colprensa. Eso ocurrió en febrero de 2022, y desde entonces Ahuvi permaneció irregularmente ocho meses con su padre, su captor.
“Me dijo que venía a visitar al niño y llevarlo a montar caballo. Se fue con él, quedó de traérmelo en la noche, desapareció y apagó el celular. A los cinco días me envió un correo diciéndome que estaba con el niño en Leticia, ‘donde debía estar’”.
Lo que siguió fue un revictimizante proceso legal que tuvo que zanjar la Corte Suprema de Justicia, luego de una tutela, con una sentencia de la Sala Civil del 15 de febrero de este año. El Alto Tribunal reconoció que las instancias en las que Tatiana participó, principalmente el juez promiscuo de familia de Leticia, el único de ese tipo en la capital del Amazonas, no aplicó enfoque de género para evaluar las pruebas que debían presentarse al decidir quién se quedaba con la custodia de Ahuvi, el pequeño a quien Tatiana aún llama "mi bebito".
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La Corte señaló, confirmando una providencia del Tribunal Superior de Cundinamarca, que el juez de familia no hizo nada frente a interrogatorios no ponderados, señalamientos estigmatizantes sobre la salud mental de Tatiana y otras valoraciones que daban cuenta de un largo ciclo de violencia dentro de su hogar, del que ella decidió huir.
“Arbitrariamente, un juez de familia, el único juez de familia que tiene Leticia, le dio la custodia sin siquiera haber audiencias ni nada”, dice Tatiana. Su hijo está corriendo con sus abuelos, mientras al fondo se oyen los ladridos de una perrita que el pequeño decidió adoptar. “Este juez de familia es muy amigo de él. Ya le había entregado a otro niño del que ni siquiera él era el papá”.
El juez, Jairo Enrique Pinzón Molano, había decretado que el descrito por Tatiana como un israelí adinerado era quien debía tener al niño de un año y medio, mientras ella, su madre, quien lo mantuvo cerca de su pecho hasta febrero del año pasado, solo podía visitarlo según un régimen. "A mi bebito le ha afectado mucho", dice, mientras explica que Auvia "siempre ha sido así, siempre nos ha manipulado emocional y psicológicamente".
“Yo no entendía qué me estaba pasando, cómo era posible que me estuvieran quitando a mi hijo”, cuenta Tatiana alzando parcialmente la voz, como si la indignación aún fuese palpable. “Prácticamente lo secuestró”, concluye.
"Actualmente tenemos medida de protección. Nos hemos mudado de ciudad tres veces, porque el padre de mi hijo se presenta a todos los lugares donde he trabajado y vivido", narra Tatiana Nevo, quien también aclara que, incluso desde antes de llevarse irregularmente a Ahuvi, ha denunciado en la Fiscalía a Auvia Nevu sin obtener hasta ahora ningún resultado. "Hay mucha violencia de él hacia nosotros al no haber obtenido a mi bebé".
En paralelo a todo el proceso que cursaba, pasaban los meses y Tatiana, narra, “estaba mal, desmoralizada y vuelta nada”. En medio de sus proyectos laborales y personales, que tenían como obstáculo el hostigamiento constante de parte de su expareja, empezó a leer y encontró que en México se estaba hablando de violencia vicaria y se estaba legislando al respecto.
Proyecto de ley contra la violencia vicaria en Colombia
Tatiana cuenta que empezó a “empaparse” con el tema. Y no era para menos, pues no se entendió como una víctima, sino como alguien que podía, y puede, levantar la voz para que otras mujeres puedan ser protegidas.
Eso es lo que busca el proyecto de ley 052 de 2023 de Cámara, del que es autora, que podrá avanzar en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes luego de que el 6 de septiembre se radicó una ponencia positiva.
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“Una amiga me agregó a un grupo de WhatsApp y conocí otras mamás a las que les estaba pasando lo mismo”, recuerda Tatiana: “Para mí fue impresionante; eran como ochenta mujeres a las que, arbitrariamente, por no querer estar con el padre, el papá les quitaba a los niños ilegalmente”.
Ese grupo de mujeres, aunque es ilustrativo, se queda corto frente a la cantidad inmensa de víctimas de ese tipo de agresión.
En el Código Penal existe un delito relacionado con la violencia vicaria, que es el del artículo 230A, que contempla el ejercicio arbitrario de la custodia de hijo menor de edad. Según datos del Sistema Penal Acusatorio, actualmente hay más de 14.3 mil procesos abiertos frente a ese crimen.
El sustraer a un hijo del seno familiar como forma de humillar a la madre es una muestra de violencia vicaria. La Corte Constitucional, en una sentencia de tutela de este año, definió ese tipo de violencia así:
“Cualquier acción u omisión que genere daño físico, psicológico, emocional, sexual, patrimonial o de cualquier índole a familiares, dependientes o personas afectivamente significativas para la mujer con el objetivo de causarle daño”. Es decir, “Se trata de una violencia indirecta que tiene como fin afligir a una persona instrumentalizando a un tercero, especialmente a un niño”, y es tan grave “que se ha convertido en la antesala de un feminicidio.”
Entonces, aunque el secuestro de un menor, como el que vivió Tatiana, es una forma de violencia vicaria, no es la única. La peor es el homicidio, como le ocurrió a Gabriel Esteban Cubillos, quien fue asesinado por su padre en Melgar, Tolima, solo para dañar irreparablemente a su madre como represalia por su separación.
Para entender mejor el fenómeno, se necesita abordarlo integralmente como una fatal forma de violencia de género. El proyecto de ley del que Tatiana es autora busca que el DANE pueda crear un registro, que se imparta pedagogía al respecto en instituciones estatales y que el 11 de mayo pueda conmemorarse como un día contra la violencia vicaria, a favor de las víctimas y en protección de todas las madres.
Tatiana describe a la violencia vicaria como “la más terrible que pueda existir”. En medio de su perplejidad decidió crear un primer borrador de la iniciativa, y encontró una red de apoyo que no solo se quedó en el grupo de una red social, sino que ascendió entre mujeres que la resguardaron y llegó al Capitolio.
Cuando le contó su idea al grupo, ellas le indicaron que ya había alguien que tenía el mismo plan: su coequipera Ximena Ordóñez, otra víctima que se convirtió en promotora por su propia historia, a quien Tatiana invitó a participar.
Tatiana llegó donde el entonces senador Gustavo Bolívar con un primer borrador. Según cuenta, al congresista le gustó y puso a su disposición dos miembros de su UTL que luego la pusieron en contacto con la representante a la Cámara Alexandra Vásquez Ochoa, también del Pacto Histórico.
Vásquez fue quien finalmente presentó el texto en mayo de este año junto a Tatiana y Ximena, entre muchas otra mujeres. Dentro del admirable grupo, Tatiana destaca a Valentina Camargo, una de las abogadas de la UTL de Bolívar que la acompañó todo el trayecto.
La iniciativa ha logrado un respaldo multipartidista que conserva tanto optimismo como la misma Tatiana. El proyecto fue radicado con firmas que incluyen a miembros de Cambio Radical, y la ponencia positiva fue hecha por la representante del Partido Conservador Delcy Isaza.
"Esta no es una ley de una, es una ley de todas para todas", exclamó Tatiana.
Tatiana fue invitada al Congreso a hablar del proyecto en noviembre de 2022, pocos días antes de recuperar totalmente a su hijo Ahuvi, para exponer su propia historia, esa que defendió en tribunales y redes y que ratifica su impulso por seguir luchando.
Actualmente, Tatiana Nevo busca consolidar su propia fundación contra la violencia vicaria y, además, trabaja en la primera versión de TEDxAmazonas. Sigue llevando consigo la cámara de fotografías con la que ha retratado el Amazonas, y puede cuidar a su hijo mientras, escondida, lo cría para aprender a sembrar plantas.