El cáncer de ovario es la octava razón de muerte en mujeres a nivel global, puesto que cerca del 80% de los casos se diagnostican de forma tardía. De acuerdo con la Coalición Mundial de Cáncer de Ovario, la tasa de probabilidad de sobrevivir cinco años después del diagnóstico es de 45%, sin embargo, identificado en un estado temprano, la probabilidad aumenta al 94%.
En el programa Contacto Directo, de Radio Nacional de Colombia, el doctor David Viveros, ginecólogo oncólogo, aseguró que este tipo de cáncer tiene una incidencia de nueve casos por cada 100 mil pacientes al año en Colombia, y cerca del 45 o 50 por ciento de los casos fallecen.
“Hay varios tipos de tumores, sin embargo, el más frecuente y el más letal es el que se conoce como ‘ceroso de alto grado’ que representa el 80% de todos los casos de cáncer. Este tipo de tumor presenta altas alteraciones genéticas (cerca del 50% de las pacientes lo tienen) y esto explica el desarrollo del tumor. Hay otros factores asociados como la edad porque la mayoría de estos tumores se diagnostica después de 50 años”, explicó.
Hasta la fecha no existe ningún examen médico que haga la detección temprana del cáncer de ovario; ni la citología, ni exámenes de sangre; nada. Según Viveros, “hay muchos estudios que han tratado de identificar estados tempranos a través de imágenes diagnósticas o ejercicios de tamización, pero por ahora, nadie lo ha logrado demostrar. Solo una ecografía, tomografías o resonancias son el método que más nos ayuda a diagnosticar enfermedades en pacientes con síntomas, especialmente en estados tempranos”.
Posibles síntomas y/o factores de riesgo
Viveros insistió en que la mejor alternativa de prevención y detección es la revisión de antecedentes familiares, especialmente, en aquellos parientes de primer grado. No obstante, si se habla de síntomas, pidió prestar atención a anomalías como:
- Dolores abdominales
- Dolores pélvicos constantes
- Sangrados anormales
- Cambios en patrones intestinales
- Deseos de orinar frecuentes
- No haber tenido embarazos
- Primera menstruación a temprana edad
- Menopausia tardía
- Pacientes con endometriosis
- Obesidad
“Desafortunadamente los síntomas de esta enfermedad son muy inespecíficos y muchas veces esos síntomas se pasan desapercibidos en la consulta, pero la recomendación es que, ante síntomas persistentes, se consulte con ginecología”, puntualizó.
“Los antecedentes familiares de cánceres, tanto de seno como de ovario, son importantes y por eso todas las pacientes deben conocer las condiciones de salud de sus abuelas, madres, tías y hermanas”.
No tener un embarazo es un factor de riesgo
Aquellas mujeres que nunca han tenido un embarazo están dentro de las pacientes con posibles factores de riesgo. Según Viveros, la razón es porque “sabemos ahora que la mayoría de los tumores de los ovarios se originan en una estructura cercana que es la trompa uterina. Las pacientes que tienen a lo largo de su vida menstruaciones en las que cada mes un óvulo sale, no tienen una pausa para ese ovario; pausa que daría un embarazo o una intervención farmacológica como los anticonceptivos orales. Ellas tendrán un riesgo mayor de cáncer de ovario ya que esa persistencia en la función del ovario aumentará la posibilidad de una lesión que se convertirá en un cáncer”.
Tratamiento
El tratamiento para las pacientes diagnosticadas con cáncer de ovario suele ser invasivo, doloroso y en muchos casos, habrá reincidencia de tumores malignos después de estas intervenciones.
“La cirugía es el pilar del tratamiento, así lo ha sido durante mucho tiempo y lo sigue siendo actualmente. Dependiendo del tipo de tumor hay cirugías un poco más grandes para lograr manejarlo. Los tumores frecuentes requieren de un tratamiento adicional con quimioterapias. Ahora tenemos terapias nuevas que funcionan con pacientes que tienen alteraciones genéticas (cerca del 40% de pacientes) y son unos tratamientos que se dan como terapia de mantenimiento por varios años y que disminuyen de forma considerable la reaparición de la enfermedad”.
Viveros pidió "tener muy presente los antecedentes familiares; conocer qué enfermedades tienen o tuvieron familiares de primer grado de consanguinidad, porque esto nos ayudará a orientar el tratamiento y diagnóstico. También es importante no pasar por alto síntomas que mencionamos cuando son persistentes y hacer una consulta oportuna al médico para hacer los estudios necesarios”.