El inicio de un nuevo año marca el planteamiento de nuevas expectativas, nuevos proyectos y metas por cumplir. Este, está marcado por rituales, agüeros y celebraciones en todos los lugares del mundo, variando según sus creencias o formas culturales. En Colombia, específicamente en el departamento del Putumayo, el año nuevo se recibe con el perdón y la reconciliación con el prójimo.
Desde hace décadas, los indígenas Kamëntsá e Inga celebran la bienvenida al año con uno de los carnavales más coloridos del país. Entre máscaras, bailes al son de tambores, rituales y demás, las calles de Sibundoy son el epicentro de la paz y el perdón entre estas comunidades.
También conocido como la Fiesta del Maíz o el Día Grande fue declarado Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Nación en 2013. En el programa La Señal de la Mañana conversamos con el taita Juan Bautista Agreda Chindoy para conocer más acerca de esta celebración ancestral y de la cosmovisión de los pueblos indígenas del Valle del Sibundoy.
“El Bëtsknaté es el Carnaval del Perdón, que viene desde nuestros mayores en tiempos ancestrales, es muy antiguo. Hoy en día tiene un realce muy importante porque a través del Ministerio de Cultura es reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, mediante la resolución 3471 de 2013 y a partir de ahí tenemos la oportunidad de participar debido al apoyo del Estado”, cuenta el taita.
Cuenta la leyenda que Betiyeguagua, el Hijo Árbol, fue castigado por la Madre Tierra tras secar por completo la laguna del Valle de Sibundoy y en su reprimenda fue enviado al Cerro de Patascoy. A su regreso trajo consigo saberes relacionados al baile, el canto y los vestuarios coloridos. El día de su retorno al Valle marca el inicio de la fiesta del Carnaval del Perdón.
“Las fechas de la celebración siempre van a variar porque se realiza el lunes anterior al Miércoles de Ceniza, la costumbre ha seguido porque sigue el lineamiento de la colonización, pero así se ha hecho siempre”, comentó Agreda Chindoy.
El Carnaval del Perdón inicia con el ‘Matachín’, un personaje de mascara roja y atuendo de plumas de colores. Además, los trajes típicos, la música tradicional y las flores son los llamativos de esta fiesta.
“El carnaval es algo muy importante para nosotros porque es el día en el cual nos perdonamos. Se hace un ritual muy bonito, primero dentro de la familia y luego en la sociedad frente a todas las dificultades que hemos tenido. Con base en eso hacemos esta celebración, nos limpiamos espiritualmente y nos sentimos en paz”, señaló el líder indígena.
El Valle de Sibundoy está ubicado en el macizo colombiano, al suroccidente del departamento del Putumayo, un territorio quizá poco conocido por los habitantes del interior del país, pero que alberga tradiciones únicas en el continente, una lengua indígena que no se práctica en otro lugar del planeta y que, a pesar de la expansión tecnológica, lucha por sobrevivir y ser aprendida por las nuevas generaciones.
“Nuestra especialidad es la lengua, porque es única. Muchos han investigado sobre la lengua y en ninguna parte la hablan como otras lenguas, por ejemplo, el quechua lo hablan hasta en Zulia, Argentina y en varias partes de Suramérica, pero el Kamëntsá no”, enfatizó el taita.
La medicina tradicional y la conexión con la madre tierra es otro de las aristas que trae consigo esta particularidad celebración. En las diferentes actividades que se desarrollan, propios y visitantes comparten y aprenden de la importancia del cuidado y la preservación del medio ambiente, algo relevante, particularmente en épocas donde el cambio climático y los incendios forestales han hecho estragos en diferentes partes del planeta.
Con el Carnaval del Perdón y otros proyectos turísticos, se busca impulsar a Putumayo como un atractivo turístico del país, no solo en las fechas de celebraciones sino en todo el trascurrir del año. Un departamento que ofrece enseñanzas ancestrales, paraísos y vistas de paisajes inéditos que aún esperan por ser observados.