En tierra de gaiteros, desde hace varios años vive feliz y contento el acordeonero Carmelo Torres, heredero del sabor cadencioso de la cumbia sabanera.
En el departamento de Bolívar, en las estribaciones del Cerro de Maco -la elevación más prominente de la región de los Montes de María- se encuentra San Jacinto, pequeña población donde cada año, con motivo de las fiestas patronales, se celebra el Festival Autóctono de Gaitas. Allí, en tierra de gaiteros, desde hace varios años vive feliz y contento el acordeonero Carmelo Torres, heredero del sabor cadencioso de la cumbia sabanera aprendida por vía directa a través de Andrés Landero y Adolfo Pacheco.
Carmelo Torres nació el 13 de marzo de 1951 en Canutal, corregimiento de la población de Ovejas, Sucre. Al cumplir un año, sus padres se mudaron al Plato, Magdalena, donde vivió hasta los diez. Aunque la música estuvo presente desde niño –su padre, además de sembrador de tabaco era intérprete de la gaita corta- fue en la adolescencia cuando el acordeón apareció en su vida de la mano de Julio de la Ossa, un acordeonero legendario de la región. Eso fue en Fundación, lugar que dejó muy pronto para irse a San Jacinto, Bolívar, pueblo del que se hizo hijo adoptivo y donde conoció finalmente a Andrés Landero, el acordeonero que le enseñó los secretos más profundos de la cumbia sabanera.
Aparte de apariciones estelares en grabaciones de Sones de Guariamaco y los Gaiteros de San Jacinto, Carmelo Torres ha sido ajeno al asunto de los discos. Salvo uno de escasa circulación editado por Sonidos Enraizados y Fairtunes hace algunos años, Torres nunca había sacado un disco oficial a su nombre. En 2013 se reunió en Bogotá junto a integrantes de Los Toscos, Frente Cumbiero y Los Pirañas para un concierto en Matik Matik. Ese fue el preámbulo de la memorable presentación en el cierre del Distritofónico en octubre de 2014.
Justo ese mes, con la complicidad de Los Toscos -un colectivo creativo liderado por Santiago Botero, Kike Mendoza y Benjamín Calais- Torres descargó en los estudios Audiovisión viejas canciones de Landero, Toño Fernández, Santander Torres y Adolfo Pacheco. El resultado fue Carmelo Torres y Los Toscos, un disco en el que convergen dos universos de la cumbia que, a primera vista, serían irreconciliables: la cumbia sabanera en su estado más puro y la cumbia cachaca experimental. A la postre, el disco fue uno de los batazos de sabor más contundentes del año 2015 y la consolidación de un grupo que nos muestra los nuevos horizontes de la cumbia.