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Las historias de ‘Adonay’, ‘Yo conozco a Claudia’ y ‘La Pata pelá’, por Julio Erazo

Recordamos una entrevista realizada al maestro Julio Erazo en el 2017, donde contó las anécdotas que rodearon a sus clásicos musicales.
¿Por qué se casó 'Adonay'? La historia por su compositor Julio Erazo
Foto: archivo Radio Nacional
Miguel Ángel Cortés

El amor y las historias con tintes costumbristas son los protagonistas de los versos del gran Julio Erazo. Rosalba Veleño, un noviazgo de juventud, una creciente que inundó el pueblo de Buenavista en el Magdalena y un desamor que dejó la famosa Adonay, hacen parte de tres historias reales que se transformaron en clásicos de nuestros sonidos.

Su vida reúne los matices del Caribe. Julio Erazo nació en Barranquilla, creció en Guamal (Magdalena), pero en Buenavista, a pocos kilómetros, tuvo origen su leyenda musical. Allí, en las noches, junto al Magdalena, iluminado con mechones o linternas de petróleo, dio a luz a letras y sonidos prolíficos que aún siguen latentes en la memoria musical de Colombia.

En entrevista con este músico y compositor, exploramos más allá de esas anécdotas que construyeron épocas doradas para los ritmos tropicales en el país.

¿Cuáles son sus recuerdos escribiendo sus primeras canciones?

Comencé allí en un pueblito que queda a la orilla del Brazo de Mompox, que se llama Buenavista, mientras era maestro de escuela. Ahí comencé a componer mis cancioncitas porque tenía una guitarra que le había heredado a mi papá y entonces andaba por ahí con los amigos parrandeando. No había luz eléctrica, había que estarse iluminando con mechones o con linternas de petróleo y así sucesivamente. Estaba yo con unas ganas de irme de ahí, pero como estaba de maestro de escuela yo tenía que cumplir allá con mi cuestión.

La primera canción que compuse estando allá fue ‘La pulla guamalera’, pero después le compuse a una muchacha que conocí yo, muy bonita de cara y de muy buena estatura, se llamaba Rosalba Veleño, a ella le compuse una cancioncita que se llamaba ‘Rosalbita’, por allá en 1949.

¿Cómo fue la experiencia de pertenecer a Los Corraleros de Majagual, una de las agrupaciones más emblemáticas de la música colombiana?

Me acuerdo yo una vez que estaba en un programa de aficionados en el El Banco (Magdalena) con la emisora Ecos de El Banco. Ahí me encontré con Antonio Fuentes, dueño de Discos Fuentes. Estábamos ahí parrandeando y entonces comenzó él a preguntarme cuando había empezado yo a componer, cuál fue mi primera canción, y así sucesivamente. Ahí empezó la historia.

Estando con ellos, todo era cuestión de parranda, en esa época yo parrandeaba mucho. Yo dejé hace rato la cuestión de la bebida alcohólica, pero en esa época todo se hacía con bebidas alcohólicas. Allá cuando lo invitaban a uno a una fiesta, ahí estaba la bebida alcohólica.

¿Qué es lo que más recuerda tocando con Los Corraleros de Majagual?

Yo comencé a actuar con Los Corraleros precisamente parrandeando allá en Medellín. Me tocó tocar la guacharaca porque el tipo de la guacharaca de Los Corraleros no aparecía y me dijeron a mí. Entonces ahí comencé a darle con la guacharaca y ahí comenzó la cuestión. Además de la guacharaca entonces yo tenía que hacer coros, así fue que la cuestión se fue poniendo buena y me fueron agrupando como uno de Los Corraleros. El tipo que tocaba la guacharaca se perdió, no se le dio más la gana de tocar y yo seguí con mi guacharaca y haciendo coros también.

Desde antes, Don Antonio Fuentes, que se encontró conmigo allá en Medellín, comenzó a decirme que tenía que hacer todo lo posible por buscarme un conjuntico donde yo pudiera componer y cantar mis canciones, y él mismo me ayudó a que yo estuviera actuando con lo que se llamó después Los Corraleros de Majagual.

Parte de sus temas fueron inspirados por el amor, ¿Qué papel juega este sentimiento en sus letras?

En las parrandas a veces uno se tropieza con algunos personajes, a las cuales uno les canta y así, una jovencita. Y ahí comencé yo a componer mis canciones, estando en Buenavista de maestro de escuela. Con las parrandas que había en ese pueblito ahí comencé a componer con una guitarra que heredé de mi papá.

Empecé a componer canciones ahí para las muchachas que conocía, a una de ella le dediqué una de mis canciones y tuve una relación con ella. Se llamaba Rosalba Veleño, entonces le compuse una canción que se llamaba Rosalbita, yo la conocía a ella muy jovencita, muy niña.

De ahí salió la canción de Rosalbita, que fue la que le gustó a Antonio Fuentes y comenzamos a grabar en Medellín con ‘La pulla guamalera’, ‘Rosalbita’, entre otras.

Sus canciones son descritas o citadas por muchos por esa habilidad para contar historias y describir con muchos detalles. Cómo lograba inspirarse para componer sus versos.

Surgían en las parrandas y con una guitarra en la mano, allá donde yo vivía, no había luz eléctrica por ejemplo, así comencé yo con mis canciones.

¿De donde surgen temas tan memorables como 'Yo conozco a Claudia', 'La Pata pelá' y 'Adonay'?

‘Yo conozco a Claudia’ fue en Buenavista, una señora joven que vivía ahí en Buenavista y estando yo allá, llegó un tipo, se enamoró de ella y se la llevó para Mompox un día. Pero yo ya había estado sacándole canciones Claudia. Yo me acuerdo que cuando compuse la primera canción. Bernabé fue el tipo ese que se llevó como si fuera el marido de ella.

Esos años fueron de bastante alegría porque empecé a componer canciones.

Con ‘La pata pelá’, estando yo ahí, viviendo en Buenavista, hubo una creciente del río Magdalena en el Brazo de Mompox. Qué creciente esa que inundó el pueblito! Y ya la gente no andaba con zapatos, no habían botas de caucho en esa época, solo zapatos normales, chanclas. Entonces ahí comencé a hacer mis cuestiones con ‘La pata pelá’, porque como la gente andaba con la creciente esa que inundó el pueblo, ya no tenía nada que ponerse en los pies, sino que andaban con el pie en el suelo y yo le puse ‘La pata pelá’.

‘Adonay’ fue en Medellín. A mí me la presentaron en El Banco (Magdalena) y entonces estado yo componiéndole a Adonay, se presentó un tipo que había sido novio de ella y se la llevó de ahí y como ya había estado enamorado de ella y sabía que tenía un novio viejo, pues el tipo llegó y se la llevó y después se casó con ella.

¿Quién fue Julio Erazo en la vida y la carrera de un artista como Alejo Durán?

Alejo Durán lo conocí en Barranquilla porque resulta que él iba mucho donde una señora que vendía comida y resulta que una vez que llegué yo a buscar un almuerzo, ahí estaba un personaje que tocaba acordeón y la dueña de la casa me pregunta: -Usted conoce a este señor?, le respondí que no y me dice: -Hombe! Pero si es Alejandro Durán! El caso es que me lo presentaron y ahí comenzamos una amistad.

En esa época no era tan conocido, Alejo era una persona que parrandeaba bastante en esa época y andaba con su acordeón en los bares y en las cantinas. Ahí le daban trago y le daban su platica, ahí empezó él hasta que se dio a conocer. Yo lo llevé a Discos Tropical, donde el dueño, el señor Emilio Fortou, y ahí comenzó Alejo a hacer interpretaciones. A Fortou le gustó mucho el modo de cantar y de tocar de Alejo Durán y ahí comenzó la vida de artista de Alejo Durán.

Entre su repertorio hay paseos boleros, bambucos, guabinas, cumbias, merengues, porros, sones, puyas, corridos, valses, baladas y rancheras, ¿Cuál es el género favorito de Julio Erazo y por qué?

Pues te cuento una cosa, a pesar de que yo comencé con los porros, las cumbias y los paseos, después me quedé encantado con las rancheras, porque yo en las parrandas que tenía cantaba rancheras. De todas formas yo seguí con mi música alegre y ahora socio de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia y ahí siempre, cuando voy a Bogotá, me ponen a cantar de esas canciones.