En Huila, territorio con una profunda tradición campesina y actividades agropecuarias como eje central de su economía, los trajes típicos que identifican sus celebraciones más populares -el Festival del Bambuco en San Juan y San Pedro- representan a través de todos sus elementos y vivos colores, la cultura y tradiciones de este pueblo.
De hecho, los trajes que vamos a describir son los principalmente utilizados durante las festividades que se extienden desde mediados de junio hasta inicios de julio, en un festejo que recuerda la música, la gastronomía, las expresiones en artesanía, danza y todos los componentes de una cultura que mezcla elementos autóctonos, así como adoptados de otras tierras.
En primer lugar, están los trajes de la pareja que interpreta el baile del Sanjuanero huilense. Los elementos de esta danza fueron resultado de un trabajo de muchos años, que finalmente plasmó la folclorista Inés García de Durán en la coreografía que hoy se conoce.
Traje del sanjuanero huilense
El traje del Sanjuanero huilense se caracteriza por su elegancia y colorido. La mujer viste una blusa blanca, ricamente decorada con encajes y bordados, y una falda larga y amplia, con múltiples capas y volantes. La descripción detallada señala que la blusa es ceñida al cuerpo, cuello en bandeja, adornada con un encaje blanco y una arandela en encaje de tul. Las mangas, en tres cuartos, llevan decoraciones en lentejuelas en los contornos del brazo.
La falda es uno de los elementos más atractivos y el que, probablemente, más cambios ha experimentado desde cuando fue presentada en sociedad, hace más de medio siglo, por las hermanas Elvira y Elcira Ferro.
En satín blanco o de diferentes colores, la falda llega a la mitad de la pierna, con encajes y flores de diferentes tamaños que se elaboran en troquel, y hojas y follaje que se pintan a mano. La costumbre señala que se colocan cuatro ramos de flores troqueladas en la parte de adelante y cinco atrás.
En un principio, esta falda era más corta y menos voluminosa, y con flores pintadas. Hoy es mucho más grande, con múltiples volúmenes, que generan una mayor majestuosidad a la hora de interpretar el Sanjuanero huilense.
La mujer lleva además un tocado en el cabello, que consiste en un arreglo de flores de los mismos colores de la falda.
El traje masculino lo integran una camisa blanca de manga larga con una pechera bordada en colores -más recientemente han incursionado diseños pintados a mano-, y pantalón de paño o dril, que se complementan con un cinturón ancho, un pañuelo rabo’e gallo en satín rojo, un poncho o ruana calentana, un sombrero de pindo o suaceño, y alpargatas tejidas en fique.
Más sencillos, pero no menos hermosos son los conocidos como trajes campesinos, que en la mujer es casi siempre de una sola pieza, o con una blusa blanca de mangas largas y falda hasta el tobillo, con un fondo de un solo tono y pequeñas flores en toda su extensión, y en el hombre no tiene cambios importantes frente al de Sanjuanero.
En la evolución del traje femenino del Sanjuanero, no todos están de acuerdo con los cambios a lo largo del tiempo. Para Camila Valenzuela, de la empresa de trajes típicos “La Sanjuanera” y quien lleva varias décadas en su elaboración, “la falda con la que se baila el Sanjuanero es uno de los más lindas de nuestro país”.
Sin embargo, advierte que “ha ido adquiriendo toques y elementos de otras culturas”. “Estoy de acuerdo”, agrega, “en que debemos evolucionar. La gente quiere en trajes de cóctel algo más llamativo. Pero, para bailar, debemos mantener estándares y conservar la tradición, nuestras raíces y nuestra cultura”.