Hace 64 años los campesinos del corregimiento de Santa Elena, en Medellín, traen las flores cultivadas con sus manos a la ciudad. En el mes de agosto se celebra La Feria de las flores, en medio de la fiesta de la antioqueñidad, ya que en Antioquia se celebra el 11 de agosto la independencia de la corona española desde 1813.
La clausura de esta fiesta va por cuenta del Desfile de Silleteros, quienes caminan más de 10 kilómetros con sus silletas a cuestas, silletas que pesan más de 80 kilos. Pero para ellos no importa el peso, sino el disfrute del público y sus voces de aliento y piropos a su trabajo.
Medellín se llena de olor a flores, espera la visita de miles de visitantes de Colombia y el mundo, preparan la ciudad para mostrar el quehacer diario de los campesinos de Santa Elena y de todos los artesanos, trovadores, cocineros y demás actores de la cultura.
Hace dos años los silleteros viven una tradición diferente, condicionados por una pandemia que no sabe de flores, ni de colores. Una pandemia que se llevó a algunos de los más longevos silleteros, algunos a quienes llaman los pioneros.
En 2020 las silletas se construyeron en Santa Elena y no se movieron de allí. Al menos 40 de ellas salieron por las calles de Medellín en camiones, y en los barrios se vivió de alguna manera, un poco de esta fiesta de flores.
Este año, volvieron los 510 silleteros a Medellín, pero no a las calles por donde paseaban y bailaban con sus pesadas silletas, con ese público que gritaba de emoción y de orgullo al ver las hermosas creaciones de nuestros campesinos. Esta vez llegaron al estadio Atanasio Girardot. No tuvimos la oportunidad de verlos de cerca, de oler el perfume de las flores, de alentar a cada uno de ellos para que no se preocupen por el sol o el cansancio.
De una participación habitual de al menos 60 mil personas, este año tan solo hubo 15 mil, con previa inscripción.
Con el mismo esfuerzo, cada campesino realizó su silleta, cultivando y luego eligiendo las mejores flores, trasnochando por varias semanas para que su diseño y creatividad lograra clasificar como una de las mejores en las cinco categorías: Tradicional, Emblemática, Artística, Comercial y Monumental.
La noche previa al desfile, es tradicional que los paisas y algunos turistas vayan a visitar las fincas de los silleteros, a conocer los secretos de la construcción de las silletas, y los campesinos llenos de amor reciben a los forasteros, sin importar que no puedan dormir antes de su presentación.
Esta vez, en el estadio la jornada fue diferente, empezó con música, trovas en la gramilla, mientras afuera los silleteros esperaban la calificación de los jurados que está conformado por diseñadores, artistas, maestros, etc.
Llegando al mediodía empezamos a conocer los primeros clasificados. Los infantiles Emmanuel Atehortua Álzate de la vereda El Placer y José Miguel Zapata Atehortua, de la vereda La Palma fueron los triunfadores.
Más tarde vimos de nuevo a los ocho finalistas del Festival de la Trova Ciudad de Medellín, y luego de ellos, a los ganadores de la categoría artística, con Luis Felipe Londoño Londoño, de gran tradición silletera, con una chiva como inspiración y esta frase encabezándola: “Que nuestro camino sea la fuerza, la fe y el amor”.
En la categoría tradicional el primer lugar fue para John Jairo Grajales, de la vereda El Porvenir; en la categoría comercial el ganador fue Julián Darío Álzate, de la vereda Barro Blanco. El primer lugar en la categoría Monumental fue para Edilberto Londoño Atehortua, de la vereda Barro Blanco.
Al final lo que todo el público esperaba conocer el ganador absoluto de los silleteros. De nuevo escuchamos el nombre de Luis Felipe Londoño Londoño, quien pegó un grito de alegría al recibir de manos del alcalde de Medellín este galardón.
Hubo una nueva categoría este año y fue para “El silletero más verraco” y lo recibió Juan David Gallego, un silletero con movilidad reducida que se las ingenió para portar su silleta en el desfile, inspirando a los 15 mil asistentes en las tribunas.
La fiesta continúa hasta caer la noche, con música trova y más tradiciones paisas. Con un balance muy alentador para la ciudad, más de 18 millones de dólares de movimiento económico de la ciudad por estos días de feria, algunas novedades muy bien recibidas por el público como un escenario dedicado a la población LGBTIQ+ , otro dedicado a las personas con capacidades especiales, ser la primera feria del país que se atrevió a poner público en las calles, con protocolos de seguridad y aforos reducidos, traer todos los ritmos de Colombia, las razas, bailes y tradiciones de Colombia a los escenarios de Medellín y la satisfacción de un pueblo que necesitaba disfrutar a cielo abierto.