Un día antes del miércoles de ceniza la comunidad indígena inga se reúne para celebrar el ‘Atunpuncha’ o ‘Día Grande’. En este día los ingas del Resguardo Indígena de Aponte, en Nariño, se reúnen para pasar en familia; los abuelos, los padres, las mujeres y los niños, en lengua propia, hablan de tradición, de purificación y perdón en el fin e inicio del nuevo año.
La celebración del ‘Atunpucha’ inicia con el llamado de los tambores, el sonar de las quenas y los sonidos que brinda la naturaleza. Todos los integrantes de la comunidad madrugan para salir a danzar.
La comunidad inga habita en los departamentos de Nariño y Putumayo, en el suroeste de Colombia. Su territorio ancestral abarca una extensión de aproximadamente 150 mil hectáreas; en Nariño nueve comunidades indígenas conforman el resguardo de Aponte.
El gobernador indígena del Resguardo de Aponte, Jader Chasoy, asegura que la conmemoración se realiza con el fin de purificarse y perdonar.
“En este día las comunidades de Granadillo, Las Moras, Tajumbina, La Loma, el Pedregal, Paramo alto y Paramo Bajo, se han unido para poder perdonarnos, reconciliarnos y seguir unidos como pueblos indígenas hermanos”, cuenta Chasoy.
Este perdón y reconciliación se ameniza con el “asua” o chicha que se brinda a los fiesteros en la plaza principal y que siempre ha acompañado la vida de los ingas, según el líder indígena, Hernando Chindoy Chindoy.
“Brindamos con asua, la gente lleva sus flores en agradecimiento al compartir con todos y bendecir el día, a partir de ahí empieza la danza, desde las 9 de la mañana hasta las 2 de la tarde”.
La danza realiza movimientos con los pies en los cuatro puntos del Tahuantinsuyo, la Gran Nación Inca.
“Como descendistes directos de este Imperio, estamos en Chinchaysuyo (Tierra del Jaguar) que es la tierra que está entre Ecuador y Colombia, entonces se canta a esos cuatro puntos y se retorna a un punto central, que es como el corazón de la tierra en conexión con todos los seres de la naturaleza y los seres invisibles”, explica Hernando Chindoy.
La mujer cumple un papel muy importante, no solo dentro de esta tradición, sino en la vida cotidiana de este pueblo. La guardia indígena, Magali Janamejoy, manifesta que “la mujer representa la base, el centro y es la que da armonía dentro de la familia, sin la mujer el hombre indígena se siente solo, por eso necesita la compañía de ella y el apoyo en las diferentes actividades que se desempeñan dentro de nuestros territorios”.
La danza, la música y la chicha se prolongan hasta las 12 de la noche cuando se abrazan para dar la bienvenida al nuevo año en agradecimiento por la oportunidad de haber vivido en Sumak kawsay (Buen Vivir) este año y permitirles la vida un año más.