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‘Una ventana al atardecer’, lo nuevo de Maruja Vieira

La mamá grande de la poesía colombiana, Maruja Vieira, presentó recientemente su libro ‘Una ventana al atardecer’, un homenaje a Manizales.

Por: Andrea Cardona.

Los amaneceres, el vuelo de las palomas y el paso de los días los ve la poeta manizaleña Maruja Viera desde la ventana de su casa en Bogotá, donde pasa la mayor parte de su tiempo, el sitio que inspiró el libro ‘Una ventana al atardecer’, de la colección Libros Al Aire del programa Lecturas para Viajeros de la Secretaría de Cultura de Caldas.

El libro comienza con tres textos en prosa que narran los primeros recuerdos que la poeta tiene de su ciudad natal. Después recoge las vivencias que tuvo cuando vivió en Bogotá, Caracas y Popayán. Finalmente relata en notas poéticas inéditas, lo que ve desde su ventana en la capital y poemas de libros como Los muros y el recuerdo.

“Era blanca mi casa, con ardientes geranios que cifraban la luz en las altas ventanas / Había enredaderas finas y acariciantes, lirios que recordaban la frente de mi madre. / Allá crecieron dalias, claveles y azaleas para la cruel dulzura de mis manos pequeñas. / Allí aprendí la forma del árbol en el viento y el viaje de las nubes en el agua del cielo. // Los pasos de mi padre resonaron alegres en el amor lejano de mi primer recuerdo (...)”.

El libro se lo dedica a Manizales y es el resultado de una invitación de los poetas manizaleños Juan Carlos Acevedo y Gloria Luz Ángel, quienes visitaron a Maruja Vieira en Bogotá para que participara de esta colección de libros de caldenses que se distribuirá gratuitamente en aeropuertos del país y en las bibliotecas públicas de Caldas.

En la presentación del libro, Ana Mercedes Vivas, hija de la poeta, leyó el saludo que Maruja Vieira le envió a sus lectores en Manizales: “En este kilómetro 96 de mi vida no hay mayor satisfacción que la de regresar a través de los lectores a las calles amadas de Manizales y a la geografía siempre añorada de la infancia. Los invito a revivir algunos recuerdos de mis viajes, amigos, poemas breves y caminos imaginados y ciertos”.

Ana Mercedes asegura que su mamá logró salirse de sí misma para reflejar en su poesía un lenguaje sencillo lleno de recuerdos de sus viajes como “Mi vecina del bus de Roma / tendría dieciséis años / y llevaba en las manos la Divina Comedia en italiano. / (…) ¡Mi vecina del bus de Roma era La Primavera! / Simonetta Vespucci de bluyines desprendida del cuadro, / para vivir en la memoria de Florencia, de Roma, / del otoño y la lluvia / en ese territorio paralelo donde habita el misterio”.

Además relata en sus poemas los recuerdos de sus grandes amigos, su figura paterna su hermano, la preocupación por el medioambiente, los desplazados por la violencia y hasta escritores de humor como el poema Los 85: “A los 85 estamos descaradamente vivos (…)”.

“Le agradezco a mi mamá haberme criado en la palabra, yo también escribo. Haberme inculcado los derechos de las mujeres. Heredé su profesión en las relaciones públicas y la comunicación. Fue muy buena gerente en su trabajo pero también en la casa, por eso le aprendí a ser rigurosa en lo cotidiano”, comentó Ana Mercedes.

La mamá grande de la poesía colombiana

La poeta, ensayista, periodista, catedrática y relacionista pública María Vieira White nació en Manizales en 1922. Pablo Neruda la bautizó como Maruja Vieira, una de las pocas mujeres que logró abrirse paso en el mundo literario y profesional de su tiempo. A los nueve años se fue a vivir con su familia a Bogotá. Su primer poema se lo escribió a su abuela, Rita Uribe de White, cuando falleció. A los 15 años comenzó a escribir y publicó por primera vez a los 22 años.

En una entrevista que le realizaron en la emisora Radio Cóndor de Manizales, Maruja Vieira contó cómo heredó su amor por los libros gracias a la crianza que le dio su familia. La mamá Mercedes White Uribe era amante a la poesía y la escritura, y su hermano Gilberto Vieira, 12 años mayor que ella, tenía una biblioteca.

Para la poeta el florecimiento de la poesía de las mujeres en Colombia se debe al trabajo que Ómar Rayo y Águeda Pizarro hicieron desde el Museo Rayo en Roldanillo Valle del Cauca con la publicación de libros, talleres y formación a poetas. Una de sus luchas más importantes fue por el voto femenino, por eso le indigna cuando una mujer no ejerce sus derechos.

“Me indigna positivamente cuando me encuentro con una mujer que no vota y normalmente le digo perdí el tiempo contigo. Con Matilde Espinoza luchamos porque la mujer fuera ciudadana, entonces me indigna cuando no ejercen sus derechos”, contó Maruja Vieira en la entrevista a Radio Cóndor.

A la poeta le han hecho los reconocimientos de la Gran Orden de la Cultura del Ministerio de Cultura de Colombia, con la Medalla Simón Bolívar del Ministerio de Educación Nacional y, en dos ocasiones, con la Medalla Honor al Mérito Artístico del Distrito Capital.

Caldas la condecoró con la Orden Alejandro Gutiérrez y la Alcaldía con el Escudo de Manizales, en el grado de Comendador. Por su trayectoria literaria y su tarea como docente y gestora en el Distrito Capital, el Concejo de Bogotá les otorgó la Orden Civil al Mérito José Acevedo y Gómez, en el grado Cruz de Oro.

La poesía de Maruja Vieira ha sido traducida al inglés, francés, alemán, griego, húngaro, italiano, ruso y gallego, y figura en innumerables antologías de poesía hispanoamericana. La poeta ha representado a Colombia en diferentes festivales nacionales e internacionales.

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