A dos días del inicio del Open de Australia, el número uno del tenis mundial, Novak Djokovic, se encontraba nuevamente detenido este sábado en Melbourne mientras la justicia examina su deportación por no estar vacunado contra el COVID.
El gobierno australiano canceló el viernes por segunda vez el visado del tenista serbio, pero no procedieron a su expulsión inmediata a la espera de que la justicia se pronuncie sobre el recurso presentado por los abogados del jugador.
Según la documentación presentada ante la justicia, las autoridades del país oceánico argumentan que la presencia de Djokovic "puede alentar el sentimiento antivacunas", motivo por el que solicitan su expulsión.
El caso está en manos de la justicia federal australiana, después de que el juez de Melbourne ante el que apelaron los abogados del tenista se declarara incompetente.
Este cambio de jurisdicción puede ralentizar el procedimiento, estimó la defensa de Djokovic.
Hace 10 días, "Nole" viajó a Australia tras haber obtenido una exención de vacunación de los organizadores del torneo por haber dado positivo de covid-19 a mediados de diciembre.
Sin embargo, a su llegada al país, las autoridades fronterizas no consideraron que una infección reciente justificara una excepción, anularon el visado de Djokovic y lo enviaron a un centro de detención de migrantes.
El tenista estuvo allí encerrado hasta el lunes, cuando sus abogados consiguieron que un juez australiano lo dejara en libertad por un error de procedimiento durante su interrogatorio en el aeropuerto de Melbourne.
Pero el viernes, el ministro de Inmigración australiano, Alex Hawke, usó su poder ejecutivo para volver a anular el visado de Djokovic argumentando motivos de "salud y orden público".
El jugador de 34 años, que podría tener prohibida su entrada a Australia durante tres años, quiere luchar por su décimo título en Melbourne y su 21ª victoria en un Grand Slam, lo que supondría un récord en el circuito masculino.