Hay historias de amor que no terminan con los protagonistas felices y comiendo perdices, ni con un beso amoroso en la puerta de una iglesia mientras llueven flores y aplausos.
La que leerás a continuación culminó con un operativo policial y un corazón abatido que fue capaz de exorcizar su dolor con tres canciones que se convirtieron en clásicos de la música tropical colombiana.
El Romeo de este romance furtivo de apenas unos días fue el maestro Rubén Darío Salcedo, el mismo de ‘Fiesta en corraleja’. La Julieta, la musa manizaleña, se llama Elena.
Todo se remonta a finales de los años 60. Alfredo Gutiérrez era ya una de las figuras rutilantes del vallenato y la música tropical colombiana, como solista y como exlíder de los Corraleros de Majagual, agrupación de Discos Fuentes y que él ayudó a crear.
Alfredo fue invitado a la Feria de Manizales en enero de 1968 y viajó junto a su gran amigo, el cantautor y acordeonero Rubén Darío Salcedo.
“Él tenía muchas amistades con varias muchachas de allá, y ese día nos invitó a cantarles una serenata. Ahí me presentaron a una joven que le decían Edith, pero realmente se llamaba Elena”, recuerda Rubén Darío.
Aquella joven dulce y de sonrisa apacible, con ojos tan verdes como esmeraldas, flechó el corazón de aquel hombre que creció arrullado por los cantos de vaquería de jornaleros en la Plaza de Majagual.
“Andaba con ella, caminamos juntos, me llevó a pasear por todos los sitios emblemáticos que tiene Manizales y en esas caminatas se vino a mi cabeza ‘Ojos verdes’: Como las flores tiernas de un rosal, como dos perlas de diamante de un tesoro, son tus ojos verdes como la naturaleza, linda belleza vegetal”, canta el maestro a capela en el patio de su casa.
La canción fue grabada ese mismo año por Alfredo Gutiérrez a ritmo de pasebol, en el álbum ‘La Cañaguatera’, bajo el sello Codiscos.
Hipnotizado con aquellos ojos que le hacían recordar los mares de la Costa, decidió viajar con Elena hasta Coveñas junto a Alfredo Gutiérrez, pues después de la Feria de Manizales tenían presentaciones en esta región; y es en este punto que el idilio empieza a tornarse en pesadilla.
“Pasamos unos días en Coveñas, después nos fuimos a Santa Marta y allá llegó la Policía.
¿Usted es Rubén Darío Salcedo?
Sí, les respondí.
Usted está detenido.
¿Por qué?
Porque usted se trajo a esta joven de Manizales y ella todavía no es mayor de edad, tiene 17 años.
De inmediato fui a buscar a Alfredo para que me ayudara”, cuenta el maestro.
Alfredo Gutiérrez habló con los agentes, les dijo que se podían llevar a la joven a su casa y que si querían inmovilizaran el vehículo, pero que le dejaran a su amigo porque tenían una presentación esa misma noche, y que si era necesario que él se presentara al día siguiente en alguna estación, lo haría.
Rubén, inmóvil, vio partir a su enamorada de la mano de un agente de la Policía, mientras ella miraba hacia atrás para buscarlo con sus vidriosos ojos verdes, los mismos que inspiraron otra canción: ‘Ay, Elena’, grabada ese mismo año por Alfredo Gutiérrez en el álbum ‘Romance Vallenato’ del sello Codiscos.
Amo a los peces del mar
amo a mi Dios
amo a la brisa cielo y sol
amo a lo que Dios me da
Amo a la luna
amo a las estrellas
amo aquel manto y la cuna
donde duerme Elena
En ese mismo álbum Alfredo incluyó otra canción de Rubén Darío Salcedo, ‘Corazón de acero’, inspirada en la mujer que luego se convirtió en su esposa, pero esa es otra historia.
Al año siguiente, en 1969, Rubén volvió con Alfredo a la Feria de Manizales con una agrupación recién creada. Se trataba de Los Caporales del Magdalena, una apuesta del sello Costeño de Codiscos para contrarrestar a Los Corraleros de Majagual de Discos Fuentes y Los Playoneros del Cesar de Sonolux.
Sus integrantes fueron Alfredo Gutiérrez, Rubén Darío Salcedo, Aniceto Molina, Lucho Pérez, Johnny Cervantes y Gabriel Chamorro, entre otros.
Rubén Darío, al visitar los mismos lugares en los que estuvo con Elena —a la que nunca volvió a ver—, incluyendo el Nevado del Ruiz, se embriagó de nostalgia y escribió ‘Manizaleña’, un porro grabado en el 69 por Los Caporales con su propia voz.
La decimoquinta feria
de Manizales me deja
recuerdos enguayabados
por una manizaleña
Manizales tierra hermosa
escucha la voz de mi ruego
cuida mi manizaleña
porque es para este sucreño
La canción posteriormente fue grabada en 1971 por Los Graduados con la voz de Gustavo Quintero y arreglos de Enrique Aguilar, pero con el título ‘Manizaleñita’.
Y colorín colorado, así fue como un amor furtivo quedó inmortalizado. Tres canciones sentidas y que se conectan entre sí. Fin.