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El legado de Jorge Arturo Parra Lozano, quien lleva gran parte de su vida siendo melómano y coleccionista

Este apasionado de la salsa, los boleros y merengues, ahora le apuesta al liderazgo comunitario y a la paz.
Jorge Arturo Parra Lozano y su legado musical
Foto: Ingrid Jiménez
Ingrid Lorena Jimenez Diaz

En el año 1957 en el sur del departamento del Tolima, se vivía la guerra entre los liberales y  conservadores, evento histórico en Colombia  que provocó el desplazamiento de la  familia Parra Lozano, habitantes del municipio de Dolores, quienes preocupados por el posible reclutamiento de su hijo Jorge Arturo Parra Lozano, se movilizaron hacia la  capital musical de Colombia.

"Ellos compraron esta casa con sus pocos ahorros. Mi padre Aníbal Parra y mi madre Clara Rosa Lozano se acompañaron hasta su vejez y nos dejaron a mi hermana y a mí este hogar”, dice Jorge.


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El barrio El Carmen es el lugar donde se ubicaron, cerca de las fuentes hídricas, cultivos de maíz y grandes extensiones de árboles frutales y de sobra.   Un paraíso cerca del centro de Ibagué. ¨ Este espacio nos adoptó y nosotros nos enamoramos de él, entendimos que es nuestro pulmón verde y cómo teníamos arraigo campesino, pues lo cuidábamos”, manifiesta Parra.

A la edad de los 15 años, a Jorge le tocó empezar a trabajar, luego de perder a su papá en un accidente y la falta de recursos de su madre. Hizo unos cursos en el SENA que le permitió conseguir un trabajo en almacenes de muebles. Sin embargo, para la época algo más estaba pasando por su vida. "Tenía una novia y con mis amigos del barrio íbamos y le cantábamos 'Llamarada', cuando sentíamos que salía su mamá   nos tocaba correr." Comenta Lozada que este hecho fue el motivo por el cual poco a poco se fue acercando a la   música que le tocaba el alma. Artistas como Pastor López, Nelson y sus estrellas se convertían en sus preferidos.

Para escuchar sus canciones en casa debía comprar originales los vinilos y el reproductor de los mismos. Recuerda Parra que para los años 70, cuando iniciaba el Festival Folclórico de Ibagué, que reunía a melómanos de la ciudad, él ya tenía un gusto marcado por la salsa, la pachanga y el merengue. Así mismo, el vestuario no podía faltar, debía ser acorde a sus gustos y géneros musicales, pantalones bota campana y zapatos de charol color café.  Jorge Arturo Parra Lozano se había convertido en el melómano y coleccionista más popular de la Capital Musical de Colombia.

A menudo salía a las calles a intercambiar discos, promovía encuentros entre coleccionistas, e iba acumulando   más de 5000 discos con el título ¨Cositas que nadie tiene¨. "Fui creando un museo, donde tengo una parte de música folclórica colombiana, ahí están Garzón y Collazos, Emeterio y Felipe, entre otros artistas y géneros musicales", comenta el melómano.

Jorge Parra, asegura que el amor que siente por la música, tiene espacio para el merengue, boleros, salsa y la música colombiana, en un nivel admirable. “Aunque muchos me llaman melómano y coleccionista, me  considero un amante de la música, mi  pasión por las melodías sigue intacta. A donde quiera que vaya, cada que tengo la oportunidad invita a las nuevas generaciones a que amen la música y no la dejen morir.” Menciona el coleccionista.

LA MÚSICA, EL BAILE Y EL DEPORTE

A sus 23 años conoció a Marta Lucía Lara, una hermosa ibaguereña de ojos verdes, con quien laboraba en la misma  empresa de muebles donde él trabajaba. Con ella   tuvo 3 hijos, "Marta fue la que me enamoró, yo me dejé atrapar y todavía estamos juntos", dice Jorge.


Él y su esposa han vivido muchos procesos, pasando por la música, el baile, el liderazgo en el barrio y el deporte, siendo este último el motivo de acumulados de felicidad. Jorge Parra Lozano, en su biografía también se destacó como deportista de alto rendimiento,  estuvo al lado de grandes medallistas nacionales e internacionales de ciclismo. Un hombre versátil que logró combinar todas sus pasiones para vivir contento al lado de los suyos, su esposa y sus hijos.

Con el paso del tiempo dejó de practicar el ciclismo y se convirtieron junto a su esposa en jueces de este deporte.  Actualmente, pertenecen a la Federación de Ciclismo de Colombia, como también a la liga departamental. "Nosotros somos los que organizamos las carreras, acompañamos y vigilamos, uno de mis hijos sigue nuestros pasos", comenta Parra.

TODOS LOS DICIEMBRES

Cada año, Jorge y su familia se reúnen con sus vecinos del barrio, cierran las vías de ingreso a la cuadra y entre todos arman el pesebre. Que no es más que figuras de la ciudad hechas con materiales reciclables, como tapas, bolsas, papeles, icopor, insumos para decorar las calles y participar en competencias con otras comunas y barrios para ganarse la popular lechona.

"Ya nos hemos ganado el premio y, como tengo un sin fin de discos, además de motivar a la preparación del pesebre, me encargo de animar la fiesta", comenta el líder.

El objetivo de trabajar en comunidad y unidos es enseñarle a los niños y jóvenes el valor del territorio, construcción de  paz, la potencia e importancia de los deportes  y el fortalecimiento del  tejido social a través de la  música, el baile, la cultura y el intercambio de experiencias. "Yo soy el fiscal de la Junta de Acción Comunal y  Edil, por  tercera vez  con este  cargo me dedico a   promover la unidad de la comunidad, del barrio, con muchas excusas", comparte Jorge.

Jorge Arturo Parra, con algo de tristeza, menciona que a sus 68 años espera que su nieta de 5 años siga su legado, ame y guarde en lo más profundo de su corazón la historia de su museo, ese que está abierto para que las personas en la ciudad de Ibagué puedan disfrutar de la música y preserven la memoria histórica de grandes artistas del bolero, la salsa, la guaracha, entre otros géneros.

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