Tres horas antes de subir al escenario más importante de la cultura en Santander, Laura Rouge se enteró que la plataforma sobre la que iba a estar sentada, interpretando el piano Steinway & Sons negro, podía ascender desde el sótano mientras las farolas de luz la enfocaban exclusivamente a ella.
Su padres, César Rojas y Lilia Ariza, habían hecho hasta lo imposible porque esta presentación fuera inolvidable para el público que asistía a la novena versión del Festival Coral La Cuerda, la Escuela de Música familiar con más de dos décadas de experiencia, y también para Laura. Todos eran conscientes que era el momento cumbre de esta artista emergente de Bucaramanga que por primera vez se iba a presentar en el Teatro Santander, siendo ella el número principal de la noche.
Ataviada con un tutú de ballet azul grisáceo brillante desde su pecho hasta las rodillas, una mano en el piano y otra en la organeta instalada para la ocasión, la plataforma empezó a ascender. Laura Rouge emergía de la nada con una sonrisa que no escondía la emoción mientras interpretaba el intro de su canción Fantasía, que aún no ha grabado.
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“Cerré los ojos, me temblaba la mano y conforme salía y saludaba, me di cuenta que había gente llorando”, cuenta Laura mientras recuerda las sensaciones de aquella noche. “Se me hizo un nudo en la garganta, pero no podía llorar. Pensé en la música y me desconecté del público y me conecté con la música para poder empezar”.
La primera canción que interpretó fue Fantasía, un funk en el que plasma aquellas ilusiones que le genera el amor mirando hacia el futuro. Luego, Mi Dolor, y cerró su número con Amor de media panela, en compañía del precoro de la UIS y la UPB, una interpretación inédita. Estas dos últimas piezas, fieles muestras de un corazón noble que se partió en dos y de los cuales brotaron sus primeras inspiraciones musicales. Curiosamente, el tiempo de pandemia que a tantos artistas ayudó para concentrarse únicamente en su arte, a ella le funcionó igual.
En esta presentación, sus pies alcanzan a tocar el piso y con ellos lleva el ritmo de las canciones. Hace 19 años, cuando apenas se sentaba frente a un piano, era totalmente distinto. Las piernas de aquella niña de cinco años quedaban suspendidas en el aire y se movían al ritmo de la música.
Recibió lecciones de piano clásico, aprendió a tocar y cantar al mismo tiempo, quiso ser como Hannah Montana, aunque era capaz de interpretar piezas de Chopin, Bach y Beethoven. Se fue a Medellín a estudiar de la mano de Ana María Orduz, se presentó ante Teresita Gómez y se quedó en blanco por completo, escapó a los Estados Unidos tratando de encontrar paz post pandemia y volvió a Colombia para seguir su carrera musical. Con un piano, un sintetizador y un computador se armó un estudio y empezó de nuevo.
A continuación, una charla con Laura Rouge, quien visitó los estudios de la Radio Nacional de Colombia en Bucaramanga durante el mes de junio para dar a conocer su segundo sencillo, Mi Dolor, que junto con su primera canción, Amor de media panela, participó y se ganó una beca completa para estudiar en Berklee College of Music, la institución más prestigiosa del jazz en el mundo.
Carlos Buitrago, periodista de Radio Nacional de Colombia (CB): Antes de ir de lleno a la canción, háblenos de la portada. Es usted con un body paiting…
Laura Rouge (LR): Sí, es un corazón al que le brotan raíces. Quería hacer una portada distinta, artística. El significado de este body painting es la historia de una mujer que atraviesa una ruptura amorosa, que pasa por una pérdida y está tratando de resurgir. Por eso las raíces.
CB: Es una canción totalmente distinta a Amor de media panela, que fue su primer sencillo publicado.
LR: Va por la misma línea, de hecho fueron bastantes seguidas estas dos canciones, pero sí. En cuanto al estilo musical son dos canciones totalmente distintas. Tiene un poquito más de fusión. Esta es más tropical, tropipop medio vallenato.
CB: Cómo es es el proceso de composición, porque entiendo que es una canción hecha completa por usted…
LR: Sí, es totalmente mía. Surgió a partir de un motivo de piano. Desarrollé un círculo armónico y sobre ese círculo empecé a componer una letra que realmente ya tenía en la cabeza, pero empecé a dejarla fluir. Luego le di melodía y agregué el coro. Así ha sido ese proceso de encontrar la forma de composición mía, que también ha sido un proceso para saber qué me funciona más. Ahorita, por ejemplo, ha sido más a partir de las letras. Puedo ir por la calle y se me ocurre una frase y la escribo en el celular y a partir de ahí conecto cada frase. Cuando me siento en el piano, empiezo a ponerle música.
CB: Y en el caso de la música, también le llega a la cabeza la melodía o la busca por el camino…
LR: A veces que tengo melodía pienso en palabras que tengan cierta acentuación, cierta fonética. En otras ocasiones, cuando tengo la letra seca, me siento en el piano y pienso en el tipo de música que quiera componer ese día. Bolero, bachata, pop, funk, jazz… así es como he venido desarrollando mi proceso creativo.
CB: Pero para lograr algo así, el bagaje musical debe ser amplio…
LR: Ha sido un largo proceso a lo largo de mi vida. Mi estudio en la EMMAT me ha ayudado a desarrollar esta capacidad como compositora y como música integral, porque he tomado clases hasta de percusión y he adquirido un poco más de criterio musical. Claramente no soy una maestra y me falta muchísimo por aprender y espero poder hacerlo a partir del próximo año.
CB: Porque el otro año se va a estudiar de lleno en Berklee College of Music. ¿Cómo le llegó esa noticia?
LR: Me llegó en Semana Santa la noticia, es algo que no pasa todos los días y menos que uno la reciba mientras está en la piscina. Estaba de vacaciones en Bucaramanga. Recibo un mensaje de uno de mis amigos que también se presentó. Que revisara el correo. Efectivamente me llegó la carta de la universidad en la que me decían que había sido seleccionada para recibir el full tuition en Berklee College of Music. Cuando vi la noticia, quedé en shock. Lloré. Yo me había presentado sin ninguna expectativa. Me presenté por probar.
CB: ¿Cómo así?
LR: Sí, yo lo que quería era saber cómo era una audición de esas. Pensaba en volverme a presentar al semestre siguiente, pero vea en lo que terminé…
CB: ¿Y cómo es una audición de esas?
LR: Como EMMAT tiene convenio con Berklee, anualmente vienen a hacer unas audiciones. Yo estaba pensativa porque muchos amigos iban a audicionar, y uno me ayudó para que me saliera gratis. Durante enero y febrero me había preparado con la canción y les gustó bastante. Ahí, y uno de los jurados, profesor de piano de Berklee, me dijo que cantara lo que se me ocurriera sobre un círculo armónico de blues en Fa Mayor que él hacía. Me puso a improvisar en la voz, algo que no había preparado en absoluto. Luego debí identificar ritmos y melodías, que fue donde más me destaqué, gracias a todo lo que he entrenado el oído. Cuando canté la melodía con nombre de nota, quedaron impresionados, porque yo identifico las notas con el Do móvil sin que me tengan que decir las notas. Solo escuchándolas, si me dicen la tonalidad. Al final me pusieron a leer partitura a primera vista. Supongo que les gustó…
CB: ¿Qué va a estudiar?
LR: Composición contemporánea y producción. De esta escuela salieron muchos artistas latinos reconocidos a nivel mundial, Juan Luis Guerra por ejemplo. También me genera emoción poder participar de los grandes talleres que hace Berklee con artistas como Alicia Keys. Eso me genera muchísima emoción.
CB: Su ídolo, su referente a seguir le va a poder dar una clase magistral…
LR: Sí, Alicia Keys podría estar en alguna de ellas, y así ella me va a conocer.