Elvis Arroyo nació en Nabusímake, capital espiritual arhuaca, en la Sierra Nevada de Santa Marta, y empezó en la música desde pequeño, influenciado por su familia. Su padre tenía un acordeón y él, a escondidas, lo tomaba desde que tenía ocho años.
Como parte de esa comunidad, creció escuchando el carrizo, música tradicional para la lluvia, el sol, los paisajes y su gente. “En la música de nuestra tierra no se le canta al amor sino a los animales, a la naturaleza a la madre tierra… Yo, en cambio, canto al amor, como en los vallenatos de siempre”, explica.
Con el acordeón como base, Arroyo ha hecho vallenatos mezclados con champeta y otros sonidos caribeños. Esta canción nació en la madrugada del 20 de marzo de este año, en dedicatoria a su esposa, y usted la escuchó primero en Demo Estéreo, el espacio para los músicos emergentes en Radio Nacional de Colombia.