El personero más joven de Colombia está en el Catatumbo
La carrera de Celso Rincón Muriel al servicio de las comunidades del Catatumbo empezó cuando fue elegido como consejero municipal de juventud en su municipio natal: Teorama, Norte de Santander.
Este catatumbero, nacido el 18 de octubre del 2000, con apenas 22 años, fue elegido representante del Ministerio Público en una localidad históricamente afectada por el conflicto y en la que tiene el compromiso de defender los derechos humanos de sus paisanos.
Desde que era un adolescente Celso Rincón Muriel quiso involucrarse con los procesos juveniles que se desarrollan en su municipio. Integró el colectivo Teorama Sos Vos desde donde, acompañado de muchachos entusiastas de su localidad, adelantaba veedurías ciudadanas para garantizar el cumplimiento de compromisos hechos con las comunidades.
Participó en la realización de contenidos audiovisuales para producir memoria histórica, recopilaban testimonios de quienes han padecido la violencia en el territorio y reflexionaban sobre la resiliencia.
Su activismo juvenil también lo ejerce en el colectivo Juventud Transformadora de Teorama, desde donde ha desarrollado iniciativas para incentivar el turismo y la cultura; ayuda a los niños de las veredas mediante entrega de útiles escolares, entre otras obras sociales.
Pero para proyectarse en su vida, quiso seguir los pasos de su madre, quien es abogada y decidió estudiar Derecho en la Universidad Francisco de Paula Santander -Ocaña- donde además de destacarse como estudiante, buscó la forma de integrar a los jóvenes a través del deporte. Pero además de prepararse como abogado, y con proyecciones en el ámbito de lo público, cursa sexto semestre de Administración Pública Territorial en la Escuela de Administración Pública -ESAP- en Ocaña, donde también se destaca por su rendimiento académico.
Fue así como inicialmente, haciendo parte de un movimiento político, logró obtener la mayor votación en una lista cerrada asegurando un lugar como consejero de juventudes. Esto, dice, se dio por que la gente de su pueblo le había conocido su potencial como líder social al servicio de la comunidad en la que dinamizaba los procesos juveniles “creando espacios de acercamiento con la gente y la institucionalidad, evitando que los muchachos se distanciaran de las decisiones y la incidencia política y social de la región”.
En el Consejo Municipal de Juventud fue presidente de la Mesa Directiva y delegado departamental de juventudes del Catatumbo.
Celso considera que, a pesar de su juventud, su trabajo es neutral e imparcial orientado a proteger los derechos humanos y garantizar el Derecho Internacional Humanitario, “estando más cerca de la comunidad que otras entidades”.
El personero explica que en un comienzo se generó escepticismo por su juventud frente a la responsabilidad que genera el defender a la ciudadanía en una zona donde convergen diversos conflictos por la presencia de grupos insurgentes, economías ilegales y carencias sociales en salud, educación y servicios básicos, “no obstante, con el paso de los meses, la gente vio que asumí con altura la responsabilidad, pues conozco todos los problemas de mi pueblo”, aseguró.
Ahora, pide a otras organizaciones dedicadas a garantizar los derechos humanos, que hagan un trabajo articulado para estar al tanto de las situaciones en las que los derechos de las personas se vean vulnerados.
“Sé que no es una tarea fácil, pero con el apoyo de otras entidades y la experiencia de otros compañeros de trabajo, lo podemos lograr dejando de lado el tema de la edad, generando confianza para ejercer como personero municipal”, asegura Rincón Muriel.
Celso no quiere presentarse como un joven ejemplo para los demás, pues prefiere que sea su trabajo el que hable por él. La huella que viene dejando es significativa, “pero sí quiero decirles a los jóvenes del Catatumbo, región afectada por el conflicto, que las oportunidades están dadas para aprovecharlas y salir adelante. El ser joven y de escasos recursos no nos puede cerrar puertas para llevar la voz más allá de la región, produciendo un impacto positivo en el Catatumbo donde la paz puede ser posible”.
Y finaliza asegurando que “un joven puede asumir una responsabilidad grande e importante y esto ha sido visto con buenos ojos y me abrieron las puertas de la personería”, concluyó.