La Agencia Nacional de Tierras - ANT, entidad adscrita al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, entregó 589 hectáreas de tierra a familias campesinas en el municipio de Remolino y 658,1 hectáreas en Santa Bárbara de Pinto.
El presidente de la república, Gustavo Petro, junto a el director de la Agencia Nacional de Tierras, Felipe Harman, llegaron hasta el municipio de Santa Bárbara de Pinto, en el departamento del Magdalena, para hacer efectiva la entrega de 1.247 hectáreas de tierras a 87 familias campesinas, víctimas del conflicto armado de los municipios de Santa Bárbara de Pinto y Remolino
En ese sentido, en Santa Bárbara de Pinto, el presidente entregó la finca llamada 'Yajaira' a 50 familias pertenecientes a la Asociación de Productores Agrícolas de Santa Bárbara de Pinto (ASOPRESAB) y la Asociación Campesina Agropecuaria, Acuícola y Pesquera de Santa Bárbara de Pinto (AGROCAPIN).
El predio cuenta con 658,1 hectáreas de tierra fértil, que fueron vendidas por el ganadero antioqueño Raúl Botero a la ANT.
Raúl Botero calcula que tuvo la finca durante 30 o 40 años. De Yajaira cuenta “es una tierra extraordinaria para ganado y para lo que uno le siembre. Tiene energía eléctrica en la mayoría y paneles solares en los campamentos. Hay unos 50 jagüeyes, en cada potrero hay uno o dos que conservan el agua”.
Así mismo, el presidente Gustavo Petro destacó: “Aquí se siente la realización de la justicia social. La posibilidad de que un gobierno ayude a que la población excluida tenga su espacio. El conflicto armado en los últimos 75 años ha generado desigualdad alrededor de la tierra. El de Raúl Botero no es un simple acto mercantil, sino que expresa un espíritu de construcción de paz. Esto fue un acuerdo local que se podría convertir en un gran acuerdo nacional”.
En esa misma línea, en el municipio de Remolino se entregó el predio 'la Esperanza' a 27 familias de la Asociación Nacional de Desplazados de Guáimaro y 10 de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia – ANUC.
Muchas de estas familias, cultivaban yuca, plátano, maíz, melón y guayaba en las riberas del Río Magdalena, enfrentando dificultades y pérdidas económicas por las constantes inundaciones.
Manuel Sierra, agricultor de Remolino, sobre esta entrega cuenta que “el sueño más grande para mí es la tierra, tierra alta, tenerla, para disfrutarla, porque ahí sí uno todo el año recoge cosechas. Desde los 18 años luchando por la tierra, ya tengo 80 años, pero sé que mis hijos se van a lucrar de estas tierras que nos entregaron”.
Finalmente, es importante precisar que con la entrega de tierras a la Asociación Nacional de Desplazados de Guáimaro se cumple una orden judicial, pues en el año 2006, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural – INCODER, les adjudicó un predio en el municipio de Salamina; tres años después, cuando ya tenían avanzados sus proyectos productivos, la adjudicación fue revocada y las familias fueron desalojadas, lo que constituye un acto de reparación, pues estas familias tenían más de 10 años esperando por sus tierras.