Los cambios climáticos generados por el calentamiento global continúan preocupando a los pequeños productores del bajo Putumayo, debido a la escasez de los principales alimentos de la canasta familiar.
Uno de los renglones ecónomos más perjudicados durante los últimos cuatro meses es el pesquero, cuyo representante, Harold Polanía, manifestó que desde abril hasta la fecha, se redujo en Leguízamo la extracción de pescado en un 95 %.
“Agosto es la temporada en la que muchos esperábamos la subienda y desde luego la disminución del caudal del río Putumayo para recuperar pérdidas y obtener todas las variedades de peces que habitualmente consumimos en la población. Sin embargo, las crecientes generadas por las lluvias que aún persisten en la Amazonía impiden que las más de 100 familias que se dedican a la pesca obtengan ese producto para la venta y el autoconsumo”, expresó el representante de los pescadores.
Frente a esos resultados, argumentó que antes de registrarse esas claras manifestaciones del cambio climático, la Cooperativa de Pescadores enviaba desde Puerto Leguízamo hasta Bogotá alrededor de tres toneladas semanales de bagre, mientras que en la plaza de mercado diariamente se distribuían entre 500 y 600 kilos de pescado corriente.
“Hoy el panorama es desalentador y por eso algunas familias que madrugan a pescar obtienen entre 15 y 20 kilos diarios de pescado. La difícil situación también se evidencia en los restaurantes, establecimientos comerciales en donde sus propietarios buscan alternativas para reemplazar el pescado por otros productos cárnicos de menor precio”, dijo.
Trinidad Cuéllar, pequeña comerciante de pescado en el principal centro de abastos de Leguízamo explicó que por ahora siguen escasos los peces de las variedades plateado, pintadillo, mojarra y bagre; sin embargo, expresó que con dificultad obtienen sábalo, bocachico y tucunare.
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Afectada seguridad alimentaria
Alfonso Gómez, auxiliar en investigación de ecosistemas acuáticos del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas; Sinchi aseguró que la falta de pescado es un fenómeno natural que desde inicios de este 2023 se veía venir por todas las alteraciones climáticas que se vienen presentando, las cuales afirmó que inciden negativamente en la alimentación de las comunidades urbanas y rurales.
“Aquellas familias indígenas y campesinas de apartadas veredas que viven a orillas del río Putumayo, ya no tienen acceso al pescado y por eso la mayoría de ellas incluyen en su dieta diaria yuca y plátano, siendo los únicos alimentos con los que disponen en sus chagras o parcelas”, explicó.