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María Rosario: la campesina que le compone a la paz en La Guajira

María Rosario Bautista a pesar de ser víctima de la violencia, hoy le canta a la paz de su región.
Karen Yiceth Pedroza

María Rosario Bautista es una mujer valiente y aguerrida que habita en la vereda Río Claro en el municipio de Dibulla, en La Guajira. Aunque fue víctima de la violencia, es la paz la que hoy la inspira para escribir y componer.

“Cuando tengo más dolor y me golpea más la vida, es cuando más me inspiro. Cuando me pongo a limpiar un pedazo de tierra me nace la ‘chispita’ para escribir”, relata María Rosario, con su voz cargada de sentimiento.

Cuenta que escribir es un talento que desarrolló de manera empírica, y le apasiona tanto, que lo alterna con sus tareas en el campo.

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“Voy trabajando y voy componiendo en mi mente. Cuando llego a la casa escribo lo que me acuerdo y cuando me doy cuenta nace una poesía o una canción”, cuenta.

María recuerda que, una mañana al son del canto de los pájaros y añorando que cese la violencia en el país, le hizo una canción a la paz.

“Escucha amigo y hermano esta canción… que tú tienes corazón igual que el mío. Estrechemos nuestras manos en vez de armas y hagamos un pacto sincero que sin duda alguna se llama paz”, canta María.

Para ella, la paz que la inspira aún le es esquiva, pues señala que en su comunidad existen muchas necesidades que le impiden a la población campesina sentirse tranquila.

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“Si nosotros dormimos bien y comemos bien, eso es paz. Vivir bien y disfrutar de una buena salud, educación y de buenas vías es tener paz, pero el sector campesino ha estado en el olvido por muchos años”, cuenta la mujer.

Su anhelo de alcanzar mejores oportunidades para el sector campesino lo plasmó en una poesía titulada ‘Humilde Campesino’. “Si nos apoya papá gobierno, habrá paz en los campos, florecerán de nuevo, por fin habrá personas felices, más la juventud de este nuevo milenio”, exclama.

María Rosario goza de gran reconocimiento en su región. En Río Claro todos la admiran y respetan, además, resaltan que siempre que llegan funcionarios de las entidades públicas y privadas al territorio, ella siembre hace las peticiones al son de canciones y poesías para llamar la atención.

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Aunque es algo reservada y solo deja al descubierto su alma a través de sus escritos, María contó que tiene 60 años de edad, llegó a La Guajira hace 25 años tras resultar desplazada de Norte de Santander.

“La violencia me golpeó fuerte, pero me vestí de fuerza y valentía para emprender un viaje a este departamento que me regaló una nueva vida, y aquí encontré en la poesía una forma de borrar las marcas del pasado”, concluye.

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