Por mucho tiempo se escuchó decir en las calles del pueblo que a los cultivos de aguacate en los Montes de María, los había acabado una plaga en el marco del conflicto armado y claramente ‘la plaga’ de la violencia acabó con más de cinco mil hectáreas de este producto que se resiste a desaparecer por completo, pese a que desde 1993 miles de plantan empezaron a morir de raíz en El Carmen de Bolívar, debido a la soledad y el abandono en que quedó el campo producto de los desplazamientos forzados que provocaron grupos paramilitares y guerrilleros.
Senén Arias, quien junto a su familia perdió cerca de 30 hectáreas de aguacate en medio de la violencia en El Carmen de Bolívar a inicios de la década del 2000, no pudo ocultar sus sentimientos, al escuchar que recientemente el exjefe paramilitar, Salvatore Mancuso, en una audiencia de la Jurisdicción Especial para la Paz confesara que, por la presencia de los grupos paramilitares en la zona, los campesinos productores de aguacate de los Montes de María, se vieron obligados a huir por la presión y el temor. Asimismo, asumiera que con este accionar contribuyeron a la expansión del hongo Phytophthora cinnamoni, que arrasó con la mayoría de los cultivos.
“Él reconoce que son culpables, porque la zona quedó despoblada. El mismo Estado está en deuda con nosotros desde hace mucho tiempo, aquí se habla de proyectos productivos, pero no se habla de la recuperación del aguacate. Estamos en el gobierno de la vida del presidente Petro y nosotros quisiéramos que, el gobierno y la comunidad internacional hicieran una alianza y se trabajara en el repoblamiento de este fruto, no solo por la producción y la economía familiar sino también por el aporte al medio ambiente de los cultivos del bosque seco tropical, como el aguacate”, precisó Senén.
El descuido obligado del cultivo de aguacate en los Montes de María por parte de los productores no permitió la atención fitosanitaria que en ese entonces requería el aguacate con urgencia, pues los ingenieros agrónomos de la época temían por la presencia de los grupos guerrilleros.
“Luego se presentan las incursiones paramilitares a zonas como Caracolí, Macayepo, Chengue, El Tesoro, La Cansona, zonas productoras de aguacate y entonces se dan los grandes desplazamientos, quedan los cultivos solos. Se acaban los animales domésticos que comían plagas o insectos que afectaban a estos cultivos. Más de cinco mil hectáreas de aguacate en ese entonces se llenaron de maleza y atrajeron a los hongos, hay un hongo que acabó con los cultivos de aguacate criollo, los redujo a un 25% que hoy existe”, comenta el campesino.
Ese hongo que se transmite de manera subterránea y parecía aliado estratégico de los grupos paramilitares y guerrilleros, fue acabando sistemáticamente con los cultivos en todas las veredas de Alta y Media montaña de El Carmen de Bolívar y otras zonas de Montes de María.
“Cuando ingresa la institucionalidad a la zona y se dan los retornos voluntarios y algunos acompañados, ingresa también el ICA, ingresa el Ministerio de Agricultura y hacen unos estudios por allá en el 2008, 2009, luego en 2011, 2012, hacen unos estudios sanitarios a las plantas con profesionales y en laboratorio determinan que el aguacate criollo fue atacado por un hongo denominado Phytophthora cinnamoni, que ataca principalmente a los cultivos de aguacate existentes. Arrasó los cultivos de aguacate en Israel, México y Centro América, pero que se quedó en Colombia porque no se pudo contrarrestar por los grandes desplazamientos debido a que la zona quedó despoblada”, explicó.
Pero en medio de la violencia los campesinos no se resistían y cuando todavía no había aparecido el hongo, el aguacate junto a otros productos del campo eran la principal riqueza de los Montes de María.
“Nosotros producíamos en el transcurso de la década de los 90, aún con el conflicto, más de 30 millones de frutos anuales que significaban una economía de unos 12 mil millones de pesos para los productores. Nosotros teníamos aproximadamente dos mil setecientos productores de aguacate en la zona y teníamos más de cinco mil hectáreas solamente en El Carmen de Bolívar, sin contar los de San Jacinto, Ovejas, Chengue y El Tesoro, las cuales fueron zonas productoras en Montes de María”.”, recuerda de manera intacta el productor.
Hablar de aguacate en El Carmen de Bolívar considerado el corazón de los Montes de María, produce una mezcla de dolor y entusiasmo, dolor por los más de dos mil setecientos productores que se vieron obligados a ver morir la única esperanza que tenían para sobrevivir en el marco del conflicto armado, y entusiasmo porque a pesar de que muchos campesinos huyeron para salvaguardar sus vidas, el aguacate, aunque en menor proporción nunca dejó de crecer. Es una tierra tan fértil que ni las balas, ni el cáncer de la plaga que todavía persiste en la zona pudieron desaparecerlo por completo.