Cuando el trinar de las aves se fusiona con los primeros rayos del sol que anuncian la llegada de un nuevo amanecer, el sur del departamento de Nariño ofrece inigualables paisajes que desde lo más alto de las frías montañas de Cuaspud - Carlosama se divisan imponentes nevados y majestuosos cerros que limitan con el norte de Ecuador.
Aquellos y otros entornos naturales que se conjugan con la siembra de papa, el ordeño de las vacas y la recolección de la leña para encender el fogón también motivan al maestro José Giraldo Inguilán Pérez a inmortalizar sobre la tela los entornos de Macas Chautalá, su vereda natal.
De niño, José sintió interés por la pintura y fue desde ese entonces cuando decidió plasmar sobre el papel a sus padres y vecinos cada vez que araban la tierra. En sus primeros trazos de colores también recuerda que pintó extensos senderos rurales que de niño recorrió de la mano de sus progenitores.
En sus travesías que de pequeño hizo por extensos territorios del pueblo indígena ‘Sol de los Pastos’ quedaron grabadas en su mente aquellas cascadas de cristalinas aguas que bañaban espaciosos predios de la región. Por eso, ahora en sus obras pictóricas es constante observar pronunciadas caídas de agua que desembocan en el río Blanco.
Así mismo reproduce a su estilo la majestuosidad de los nevados de Chiles y Cumbal, que no solo los divisa desde su terruno, sino también desde Guachucal y otras poblaciones circunvecinas de la antigua provincia de Obando.
“En el lienzo también plasmó aquellas abuelitas que se dedican a la cosecha de maíz, haba y arveja. Ellas son un gran legado por los conocimientos que tienen y que ponen en práctica en el resguardo indígena de Cuaspud-Carlosama al momento de sembrar, cosechar y preparar los alimentos”, dijo el gestor cultural.
Mujeres hilanderas
En su municipio, José asegura que las mujeres tienen un alto valor humano, social y cultural. Por ellas destaca que se mantienen intactos los valores tradicionales que identifican a las familias rurales de esta pintoresca población.
En homenaje a su laboriosidad, prepara una exposición en la que mostrará la manera en que jóvenes y adultas se dedican a la transformación de la lana de oveja.
“En la muestra cultural que estoy organizando, pondré a consideración del público una serie de 15 pinturas, todas ellas estarán dedicadas a las mayorcitas que en sus saberes aún conservan intactos todos los procedimientos para la confección de prendas de vestir en la guanga”, indicó.
Para ello tiene proyectado pintar una serie de 15 cuadros en los que José anunció que aparecerán aquellas artesanas que se dedican al cuidado de las ovejas, a la producción de la lana y a su transformación en ruanas y otras típicas prendas de vestir.
Rostros, desnudos y bodegones
“Para mí, las mujeres son sinónimo de respeto, porque ellas son madres, hermanas, hijas y esposas. En virtud de esto también he decidido rendirles tributo en mis composiciones y para ello muestro en sus rostros la franquesa de su alma y la luz de su inocencia”, afirmó.
En esta fase de su manifestación artística, José Giraldo Inguilán muestra a aquellas abuelitas rurales que desde su infancia practican la bondad, la ternura y la unidad familiar. De igual manera, exalta a aquellas mujeres que desde las parcelas riegan las semillas para garantizar la seguridad alimentaria de toda la sociedad.
“De igual manera destaco la íntegra belleza de la mujer, por eso en mis pinturas la reflejo a través de los desnudos artísticos. En esta serie de pinturas titulada Naturaleza al Desnudo, en la que ellas son las protagonistas, sobresale la figura femenina, la cual se complementa con la hermosura de nuestros paisajes nariñenses”, indicó.
Por ello, argumenta que en varias de sus composiciones sobresalen hermosas mujeres cuya silueta se funde alrededor de las playas, bosques y el firmamento.
“Como complemento a la riqueza natural y humana con la que cuenta Cuaspud-Carlosama, en mis pinturas también sobresalen los tradicionales bodegones. En estos temas inanimados predominan botellas de vino, copas y frutas”, afirmó.